En un mar agitado, donde piratas y aventuras se entrecruzan, una historia inesperada surge entre dos almas rebeldes: Trafalgar Law, el reservado y calculador cirujano de la Muerte, y Monkey D. Luffy, el impredecible y vivaz capitán de los Sombrero de Paja. Pero el destino guarda sorpresas en la vasta extensión del mar, y ambos se encontrarán atrapados en la corriente del amor de una forma que nunca imaginaron.
La alianza entre la tripulación de Law y la de Luffy había comenzado como una relación puramente estratégica. Ambos querían acabar con los Yonkos, y esa meta común parecía ser lo único que los mantenía en sintonía. Sin embargo, con cada isla que recorrían juntos y cada batalla que enfrentaban, Luffy y Law empezaban a conocerse más allá de los límites del combate.
Law siempre había sido claro: nunca tendría hijos. Desde niño había visto cómo su ciudad, Flevance, se desmoronaba bajo la enfermedad y la desesperación. Los lazos familiares le parecían una carga, un vínculo que solo traía dolor. Además, siendo un omega, sabía que su condición podía llevarlo a un destino que despreciaba: ser atado a un alfa por un instinto biológico. Por eso se había prometido que nunca se permitiría amar, mucho menos ser padre.
Luffy, por otro lado, vivía sin preocupaciones. El concepto de jerarquías entre alfas, betas y omegas le parecía tan irrelevante como cualquier otra etiqueta. Para él, todos eran simplemente personas, y nunca le prestaba atención a los detalles que obsesionaban a los demás. Lo único que le importaba era la libertad y la aventura, y el misterioso Law era alguien que le intrigaba más de lo que estaba dispuesto a admitir.
Todo cambió en una noche particularmente agitada en el mar. Una tormenta feroz azotaba el submarino del Heart y el Sunny Go, obligándolos a refugiarse en una isla cercana. Empapados y agotados, ambos capitanes terminaron sentados juntos en una cabaña improvisada, esperando a que la tormenta amainara.
Law estaba de mal humor. El calor de su cuerpo lo estaba delatando: un pre-celo comenzaba a manifestarse, y el contacto constante con un alfa como Luffy hacía que su instinto omega le jugara malas pasadas. Apretó los dientes, odiando cómo su cuerpo lo traicionaba. Sabía que Luffy no lo hacía a propósito, pero la mera cercanía del capitán comenzaba a desatar emociones que llevaba años reprimiendo.
Luffy, por su parte, no entendía bien lo que estaba pasando, pero podía notar que algo preocupaba a Law. Lo veía más irritable que de costumbre, con un leve rubor en las mejillas y la mandíbula tensa. Sin pensarlo demasiado —porque ese era su estilo—, Luffy se acercó más, sin darle espacio para escapar.
—¿Qué te pasa, Law? Estás raro.
—No es nada —murmuró Law, apartando la mirada con fastidio.
Pero el olor que desprendía no mentía. Era un aroma dulce y penetrante que hacía que el instinto de Luffy se encendiera como una chispa en medio de la tormenta. No era algo que hubiera experimentado antes, pero su cuerpo respondía con una necesidad primaria de proteger y consolar al omega que tenía frente a él.
—Hueles bien —dijo Luffy de forma despreocupada, inclinando la cabeza con curiosidad.
Law casi se atraganta. ¿Cómo podía alguien ser tan simple y directo? Trató de apartarse, pero Luffy era más rápido. En un movimiento instintivo, el alfa lo rodeó con sus brazos, no de forma posesiva, sino con la genuina intención de calmarlo.
—Déjame ayudarte. No sé qué te pasa, pero no quiero verte así —susurró Luffy, con una sinceridad que dejó a Law desarmado.
Por primera vez en mucho tiempo, Law sintió que podía bajar la guardia. Había algo en la forma en que Luffy lo miraba, sin juicio ni expectativas, que lo hizo ceder. Se dejó abrazar, y en ese momento algo cambió entre los dos. No era solo un gesto instintivo; era el inicio de una conexión más profunda de lo que ninguno de los dos había imaginado.
Los días siguientes a ese encuentro fueron diferentes. La tormenta había pasado, pero algo más profundo se había desatado entre ellos. Law comenzó a notar que la presencia de Luffy ya no lo inquietaba tanto como antes; al contrario, lo hacía sentir en paz. Y Luffy, por su parte, empezó a desarrollar un afecto cada vez más evidente hacia el omega, protegiéndolo de manera casi inconsciente en cada combate y tratándolo con una ternura que desconcertaba a todos.
Con el tiempo, sus sentimientos dejaron de ser un secreto. La confesión llegó de la manera más inesperada: durante una pelea contra un grupo de piratas hostiles. Luffy, impulsado por su instinto alfa, se había interpuesto entre Law y un ataque mortal, gritando sin dudar:
—¡No dejaré que nadie te lastime, Law! ¡Eres mío!
Law quedó congelado en ese momento. No solo por la declaración abrupta de Luffy, sino por la calidez que sintió al escuchar esas palabras. Había pasado tanto tiempo evitando cualquier tipo de vínculo que no se había dado cuenta de cuánto deseaba, en el fondo, tener algo que solo Luffy podía ofrecerle: un futuro juntos.
A medida que su relación avanzaba, Law comenzó a cuestionar su decisión de nunca formar una familia. Luffy nunca había hablado explícitamente de tener hijos, pero había algo en su forma de amar que hacía que Law comenzara a imaginar un futuro que antes creía imposible. La idea de tener hijos con Luffy, de formar una familia juntos, ya no le parecía una carga. Al contrario, le daba esperanza.
Una noche, mientras estaban recostados bajo las estrellas en la cubierta del Sunny Go, Law rompió el silencio.
—Luffy… ¿Alguna vez has pensado en tener hijos?
Luffy lo miró con esa expresión despreocupada que siempre llevaba, pero esta vez había algo más en sus ojos: una chispa de curiosidad y anhelo.
—Sí… Sería divertido, ¿no? Tener pequeños navegando con nosotros.
Law sintió cómo su corazón se aceleraba. Nunca pensó que podría encontrar a alguien que no solo aceptara su lado más vulnerable, sino que también lo hiciera sentirse completo. Por primera vez en su vida, la idea de tener hijos ya no lo asustaba.
—Entonces... tal vez, algún día —murmuró Law, desviando la mirada para ocultar el rubor en sus mejillas.
Luffy sonrió, una sonrisa brillante como el sol. Lo tomó de la mano, entrelazando sus dedos con suavidad.
—Cuando quieras, Law. Lo que tú quieras.
Y así, bajo las estrellas y con el sonido del mar como testigo, los dos piratas sellaron un futuro que nunca imaginaron: un futuro juntos, navegando por el mundo con la promesa de una nueva vida por delante.
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One shots luffy x law
RomanceAquí cuento varias historias de law x luffy espero y les guste las escribo con toda mi dedicación, hay omegaverse por si les gusta este tipo de historias pueden leerla con gusto. Los personajes no me pertenecen.