El Peso Del Silencio

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La historia de Law, Lami y su familia era más complicada de lo que cualquiera podría imaginar. La relación entre ellos siempre había sido fuerte, pero con Law escondiendo su embarazo, el peso de los secretos amenazaba con romper esa unión. Vivían en una ciudad costera donde Corazón, su padre adoptivo, trabajaba en la marina y pasaba largas horas fuera de casa. Law sabía que su padre lo amaba, pero también temía defraudarlo.

Una tarde, Lami buscaba una pluma en el cuarto de Law cuando, al abrir una de sus gavetas, notó algo que no esperaba ver: una prueba de embarazo positiva. Sus ojos se abrieron de par en par y, por un segundo, sintió que el aire le faltaba. Decidió no confrontarlo de inmediato; esperaría a que Law le contara. Pero las semanas pasaron y Law guardaba su secreto cada vez con más recelo. Sin embargo, Lami notaba cada pequeño cambio en él: sus idas frecuentes al baño, su malestar matutino, su extraña manera de comer…

Un día, no pudo aguantar más. Decidida a descubrir la verdad, lo abordó en la cocina, justo cuando Law estaba preparando un extraño sándwich de pepinillos y helado.

Lami: (cruzándose de brazos y mirándolo con dureza) “¿Vas a decirme lo que está pasando, Law? Porque no es normal que estés… comiendo eso.”

Law: (desvía la mirada, incómodo) “No sé de qué estás hablando, Lami.”

Lami: (levanta una ceja, claramente irritada) “¿Ah, no? Entonces explícame por qué estás enfermo todas las mañanas, por qué comes cosas tan raras, y…” (mira su vientre con atención) “…y por qué tienes esa panza, que no es precisamente de pizza.”

Law intentó mantenerse firme, pero las palabras de su hermana eran como agujas directas a su secreto. Finalmente, sin poder sostener su máscara, rompió en lágrimas.

Law: (sollozando) “Estoy… embarazado, Lami. Son mellizos. Y él… él se fue. No quería complicarse con una familia.”

Lami se quedó en silencio, horrorizada por la soledad que había sentido su hermano. Después de un momento, se acercó y lo abrazó con fuerza.

Lami: "No estás solo, Law. Me tienes a mí. Vamos a pasar por esto juntos."

Desde ese día, Lami se convirtió en su cómplice. Todas las mañanas, cuando Corazón estaba ocupado, le preparaba tés y hierbas para ayudarlo con las náuseas. Compraba ropa holgada para que pudiera disimular su creciente barriga y se encargaba de despistar a cualquier persona que pudiera sospechar.

Un día, mientras estaban en el supermercado, Lami notó que Law se detenía en la sección de juguetes y miraba embelesado unas mantitas para bebés. Era uno de esos momentos en los que el peso de su situación parecía aligerarse.

Lami: (sonríe y le da un golpecito en el hombro) “¿Ya estás pensando en qué les vas a regalar?”

Law: (sonríe tímidamente, con una mano en su vientre) “A veces solo pienso en cómo serán. Quiero… quiero que tengan una vida feliz. Mejor que la que tuve yo.”

Lami se conmovió profundamente y, aunque intentaba mantener la compostura, sus ojos se llenaron de lágrimas.

Lami: "Lo tendrán, Law. Serán muy felices contigo. Eres fuerte, y yo estaré aquí para ayudarte en todo."

Sin embargo, ocultar un embarazo de mellizos se volvió cada vez más complicado. Hacia el final del octavo mes, Law apenas podía disimularlo. Su vientre era prominente, y, un día, mientras Corazón regresaba temprano del trabajo, notó a Law con la mano en el vientre, acariciándolo con una expresión de ternura y dolor. Corazón frunció el ceño, y una sospecha comenzó a crecer en su mente.

Esa noche, después de cenar, decidió confrontar a su hijo.

Corazón: (cruzando los brazos, con una mirada firme) “Law, ¿hay algo que quieras contarme?”

Law sintió que el pánico se apoderaba de él. Intentó decir algo, pero las palabras se atoraron en su garganta. Al ver el miedo en los ojos de su hijo, Corazón suavizó su tono y le puso una mano en el hombro.

Corazón: “Hijo, no importa lo que sea. Puedes decirme cualquier cosa. Soy tu padre, y siempre estaré aquí para ti.”

Las lágrimas comenzaron a caer por las mejillas de Law. Finalmente, con la voz entrecortada, confesó su secreto.

Law: (sollozando) “Papá… estoy embarazado. No quise decepcionarte, no quería que pensaras que fui irresponsable.”

Corazón lo miró, impactado, y por un momento, el silencio en la habitación fue abrumador. Pero en lugar de juzgarlo, lo abrazó con una ternura infinita.

Corazón: "Eres mi hijo, Law. Me tienes a mí y a Lami. No estás solo.

Tres años después, la vida de Law había cambiado. Los mellizos eran su mundo, y aunque había sacrificado muchas cosas, sentía que todo había valido la pena. Fue en ese tiempo que conoció a Luffy, un joven de sonrisa inquebrantable y energía desbordante. Poco a poco, Luffy se convirtió en una presencia constante en su vida, y sin que Law pudiera evitarlo, se enamoró de él.

Luffy adoraba a sus hijos y jugaba con ellos como si fueran suyos. Sin embargo, Law no se atrevía a confesarle a su padre que tenía una relación. Solo Lami sabía lo enamorado que estaba y lo temeroso que se sentía de contarle a Corazón.

Cuando Law descubrió que estaba nuevamente embarazado, decidió que ya era hora de presentar a Luffy formalmente. Lami le ayudó a organizar una cena para que pudieran hablar con Corazón y contarle la verdad.

La cena transcurría con una calma tensa. Corazón parecía aceptar a Luffy, y la conversación fluía de forma tranquila. Sin embargo, en un momento, Corazón hizo un comentario inocente que hizo que Law y Luffy intercambiaran miradas nerviosas.

Corazón: (sonriendo) “Bueno, al menos espero que no tengan hijos tan pronto. Digo, ya tenemos dos traviesos en la familia. Quizá sería mejor esperar unos años más, ¿no creen?”

Law sintió cómo su rostro se enrojecía, y Luffy, incómodo, soltó una risa nerviosa. Corazón se dio cuenta de que algo no cuadraba.

Corazón: (arqueando una ceja) “¿Qué está pasando? ¿Por qué esa reacción?”

Lami, sentada cerca, intentó cambiar el tema, pero Law levantó la mano, indicándole que quería hablar.

Law: (tomando la mano de Luffy y mirando a su padre con firmeza) “Papá, Luffy y yo… vamos a tener un hijo. Yo… estoy embarazado.”

Corazón se quedó en silencio, observando a su hijo y a Luffy. Sus ojos pasaron de uno a otro, procesando la noticia. Finalmente, su mirada se centró en Luffy.

Corazón: (con voz grave) “¿Y tú, Luffy? ¿Estás realmente dispuesto a asumir esta responsabilidad? Esto no es un juego.”

Luffy: (con la mirada decidida) “Sí, señor. Amo a Law y a sus hijos, y quiero que seamos una familia. Haré lo que sea necesario para cuidarlos.”

El silencio que siguió fue tenso. Finalmente, Corazón sonrió levemente y puso una mano en el hombro de Luffy.

Corazón: "Entonces, bienvenido a la familia, Luffy. Prométeme que nunca los dejarás."

Luffy: (con una sonrisa amplia) “Lo prometo.”

En ese momento, el peso de los secretos y los miedos desapareció, y los cuatro compartieron un abrazo cálido, como la familia que siempre habían sido y que, ahora, sería aún más grande y unida.

One shots luffy x law Donde viven las historias. Descúbrelo ahora