Pequeño Accidente

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Era una tarde tranquila en la universidad, y Luffy y Law acababan de regresar a su cuarto después de un largo día de clases. Vivir juntos había sido un accidente; ninguno de los dos había planeado compartir cuarto con alguien del género opuesto, pero cosas de la universidad los pusieron juntos. A pesar de los roces y las diferencias, ya habían aprendido a convivir.

Law, una chica seria y algo reservada, a menudo se encontraba enfrentando las bromas y despreocupación de Luffy, quien parecía tener energía infinita. Aquella noche, Law estaba en el baño, aprovechando para darse una ducha y relajar un poco los músculos tensos del día. Dejó que el agua tibia cayera sobre ella, limpiando el estrés y permitiéndose unos momentos de paz.

Justo en ese instante, Luffy entró en el cuarto después de ir a buscar algo de comer, y al ver la puerta entreabierta del baño, se le ocurrió preguntar si Law quería algo de la cocina. Sin pensarlo, abrió la puerta sin siquiera tocar.

— ¡Law! ¿Quieres—? —se detuvo en seco.

Law estaba de pie frente a él, con el cabello aún húmedo, la piel brillante por la humedad, y la toalla sujetando a duras penas sus curvas. Sus ojos ámbar se abrieron de par en par, y una expresión de horror cruzó su rostro mientras cubría su pecho instintivamente.

— ¡LUFFY! ¡¿QUÉ HACES?! —gritó, tomando lo primero que encontró a la mano, que era un bote de crema, y lanzándoselo con fuerza.

Luffy apenas logró esquivar el bote, aunque recibió un golpe en el hombro. Con un rubor subiendo rápidamente a su rostro, Luffy apartó la vista y se tapó los ojos con una mano.

— ¡Lo siento, Law! ¡No pensé… es decir, pensé que estabas…! —balbuceó torpemente, nervioso como nunca lo había estado.

Law, sonrojada hasta las orejas, ajustó la toalla sobre sí misma con rapidez y respiró hondo. La vergüenza la invadía, y su corazón latía rápidamente. No solo había sido sorprendida en su momento más vulnerable, sino que el hecho de que hubiera sido Luffy quien la viera así le causaba una incomodidad aún mayor. Sentía algo por él, aunque nunca lo admitiría, y ahora él la había visto en uno de sus momentos más inseguros.

Law nunca había estado satisfecha con su cuerpo; siempre había tenido inseguridades sobre sus curvas, sintiéndose más cómoda ocultándolas bajo ropa suelta. Ahora, sus pensamientos eran un torbellino de vergüenza y nerviosismo.

Después de vestirse apresuradamente con su pijama, Law salió del baño, evitando mirar a Luffy. Él estaba sentado en el borde de la cama, frotándose nerviosamente las manos y con la cabeza gacha.

— Lo siento mucho, de verdad. No quería… no quería incomodarte —dijo Luffy con una voz extrañamente seria para su usual despreocupación.

— Está bien —respondió Law en voz baja, aunque seguía sin mirarlo—. Solo… la próxima vez, toca la puerta, por favor.

Luffy asintió con fuerza. Sin embargo, cuando Law trató de pasar junto a él para ir a su escritorio, él levantó la vista, y antes de poder controlarse, las palabras se le escaparon.

— Es solo que… —Luffy vaciló, y Law lo miró, confundida—. Es solo que… tienes un bonito cuerpo. Tus curvas son… lindas.

El rostro de Law se volvió aún más rojo. No podía creer lo que acababa de escuchar.

— ¿Qué… qué dijiste? —preguntó, sintiendo su pulso acelerarse.

Luffy se rascó la cabeza, algo incómodo. Aunque usualmente no era del tipo que se cohibiera, en ese momento estaba visiblemente nervioso.

— Sí… sé que no debí decirlo así, pero es verdad. —Desvió la mirada por un segundo, pero luego volvió a verla con una sinceridad que desarmó a Law—. Sé que quizás no te sientas así, pero… eres hermosa, Law. No sé… solo quería decirlo.

Law sintió un nudo en la garganta. Nadie le había dicho algo así con tanta honestidad. La inseguridad que siempre había sentido de repente se tambaleó, y no supo qué responder.

— No tienes que decirme eso solo porque… porque me viste así —respondió, intentando mantener la compostura.

— No lo digo solo por eso. —Luffy levantó la mano, como queriendo que ella le creyera—. Siempre lo he pensado. Solo que nunca encontré cómo decirlo sin sonar raro.

Law lo miró fijamente, y poco a poco, su expresión de vergüenza y nerviosismo se fue transformando. Algo en sus ojos parecía más suave, vulnerable. Aquellas palabras tan sinceras la hicieron sentir que quizás, después de todo, no estaba tan equivocada al gustarle él.

— Gracias… supongo —murmuró finalmente, con una pequeña sonrisa.

Luffy sonrió, aliviado de que la tensión entre ellos empezara a disiparse. Luego de unos segundos, y en un impulso, Luffy le dio un abrazo breve pero cálido.

— ¡Nos vemos mañana en clases, Law! Y… prometo tocar la puerta —le guiñó un ojo antes de soltarla y dirigirse a su cama.

Mientras Luffy apagaba la luz y se acomodaba para dormir, Law quedó mirando el techo, con el corazón latiendo aún rápido. Había algo entre ellos, lo sabía. Quizás no era tan malo que él la hubiera visto, después de todo.

One shots luffy x law Donde viven las historias. Descúbrelo ahora