El viento soplaba fuerte en el archipiélago donde se había refugiado Trafalgar Law. Era un omega poco común, fuerte y decidido, pero también reservado y cauteloso. Prefería mantener las distancias con los demás, especialmente con los alfas. Su vida había sido más fácil de esa manera: sin ataduras emocionales, sin distracciones. Pero todo cambió el día que conoció a Luffy.
Fue durante una misión en una isla cercana. Law, como siempre, trabajaba en solitario, pero aquel alfa de sonrisa radiante apareció de la nada. Luffy, impulsivo e intrépido, le había ofrecido su ayuda sin que él la pidiera.
—¡Oi! ¿Por qué haces todo tú solo? ¡Podemos trabajar juntos! —había dicho Luffy con entusiasmo, su sonrisa tan amplia que parecía iluminar el mundo entero.
Law frunció el ceño y trató de ignorarlo.
—No necesito a nadie. Lárgate.
Pero Luffy no se fue. Y, para el absoluto desconcierto de Law, no paraba de acercarse a él. Esa actitud despreocupada y alegre que poseía Luffy le irritaba. ¿Cómo podía alguien ser tan simple? ¿Tan… cálido? Al principio, Law pensó que lo odiaba, que no soportaba su compañía. Pero cada día que pasaba a su lado, algo extraño comenzaba a crecer en su interior. Una sensación que no había sentido nunca.
Una tarde, mientras descansaba bajo la sombra de un árbol, Law sintió que su corazón latía rápido sin razón aparente. Luffy estaba cerca, a unos metros de él, tirado en la hierba, riendo por alguna tontería que solo él entendía. Sin querer, Law dejó escapar una sonrisa.
—¿Qué demonios me pasa? —murmuró para sí mismo, frustrado.
No entendía por qué, cada vez que Luffy lo miraba o hablaba con él, su pecho se sentía ligero y su mente nublada. Nunca había experimentado ese tipo de emoción.
Esa noche, Law decidió acudir a la única persona en la que confiaba: Corazón, su padre adoptivo. A pesar de ser alguien que rara vez pedía consejo, Law se encontraba completamente perdido.
—Cora-san... necesito tu ayuda —dijo, entrando al taller donde Corazón fumaba un cigarrillo, relajado como siempre.
—¿Law? ¿Qué ocurre? —preguntó el hombre, apagando el cigarro al notar la seriedad en los ojos de su hijo.
—Creo... Creo que algo va mal conmigo —Law se sentó, incómodo—. Cada vez que veo a ese maldito Luffy, sonrío como un idiota.
Corazón levantó una ceja, conteniendo la risa.
—¿Te refieres al chico de sombrero de paja? ¿El alfa?
Law asintió, sintiendo una ola de vergüenza.
—No sé por qué. Es como si... como si algo en él me atrapara. Y no puedo dejar de pensar en él.
Corazón lo miró con ternura, como si entendiera perfectamente lo que su hijo aún no era capaz de comprender.
—Law... no estás enfermo. Estás enamorado.
—¿Enamorado? —repitió Law, incrédulo.
Corazón asintió con una sonrisa tranquila.
—Ese idiota te ha atrapado, ¿eh? El amor es así. No lo puedes controlar. A veces odias a la persona al principio, pero luego te das cuenta de que no puedes imaginar tu vida sin ella.
Law se quedó en silencio, procesando las palabras de Corazón. Enamorado. ¿Era eso lo que sentía por Luffy? ¿Ese calor en su pecho y la necesidad de estar a su lado?
Los días siguientes, Law intentó alejarse de Luffy, pero era imposible. Cada vez que lo veía, su corazón latía como loco, y Luffy siempre lo buscaba.
—¡Law! ¡Vamos a cazar algo juntos! —gritaba Luffy, corriendo hacia él.
—Déjame en paz, Sombrero de Paja... —gruñía Law, aunque sin poder ocultar una ligera sonrisa.
Y cada vez que Luffy lo tocaba, incluso con el más leve roce, una corriente eléctrica recorría su cuerpo. Era insoportable. Pero al mismo tiempo, adictivo.
Una noche, mientras ambos se encontraban en la cubierta de su barco, Luffy se giró hacia él, con su típica sonrisa despreocupada.
—Oye, Law... ¿por qué siempre me gruñes si sé que te caigo bien?
Law lo miró, incapaz de responder al instante. Su corazón palpitaba con fuerza, y por primera vez, sintió que ya no podía huir de lo que había dentro de él.
—Porque... —comenzó, bajando la mirada—. Porque eres un idiota, y me haces sentir cosas que no entiendo.
Luffy lo observó en silencio por un momento, como si intentara comprender lo que Law trataba de decirle. Luego, con esa misma sonrisa cálida, se acercó más a él.
—No tienes que entenderlo. Solo tienes que sentirlo.
Antes de que Law pudiera responder, Luffy tomó su mano con delicadeza. El contacto fue suficiente para hacer que el omega sintiera que su mundo entero se desmoronaba y se reconstruía al mismo tiempo.
A partir de ese momento, Law dejó de luchar contra sus sentimientos. Aunque aún le costaba expresarlos, se permitió disfrutar de la compañía de Luffy. Y poco a poco, ese amor tímido y torpe que sentía fue creciendo, transformándose en algo profundo y sincero.
Corazón lo observaba desde lejos, orgulloso de su hijo por permitirse abrir su corazón. Y aunque Law seguía refunfuñando cada vez que Luffy lo llamaba "mi omega gruñón", en el fondo sabía que había encontrado algo más valioso que cualquier tesoro en el mar.
Había encontrado a su alfa.
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One shots luffy x law
RomanceAquí cuento varias historias de law x luffy espero y les guste las escribo con toda mi dedicación, hay omegaverse por si les gusta este tipo de historias pueden leerla con gusto. Los personajes no me pertenecen.