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Me coloqué como siempre y empezó a sonar la canción, era consciente de que todos se habían quedado extrañados. Suenan canciones más suaves en las competiciones, esta era algo más arriesgada y si lo juntabas con una buena coreografía... la mía tampoco era extraordinaria, pero aprovechaba para ensayar aquellos pasos que consideraba increíbles.

Me deslicé por el hielo, sintiendo la canción. Dando vueltas sin cesar. Subiendo y bajando. El miedo desaparecía, a sabiendas de que el mero hecho de "pasar desapercibida" ya no era una opción. Los ojos de los chicos de hockey se habían parado, a pesar de las insistencias del entrenador en que siguieran con lo suyo.

Intenté no modificar mucho la coreografía, principalmente porque no quería cagarla. Sabía cuándo debía hacer el triple Axel y para mí era más que suficiente. Lo hice todo en el tiempo estimado, algo que me alivió. Creo que había dejado de respirar por un segundo, como si el hecho de hacerlo hiciera que todo se fuera al traste.

Los chicos aplaudieron cuando finalicé la coreografía y pude escuchar a Liam chillar mi nombre entre silbidos. El entrenador les echó bronca de nuevo, todos obedecieron entre murmullos. Miré a Coral, le brillaban los ojos. Estaba conmocionada y al borde de llorar. Jugueteaba con el borde de la falda, estática como una piedra y plantada en el hielo como si no lograra moverme.

Se acercó a mí tras haber parado la música para que no volviera a reproducirse, eran movimientos sencillos, pero se movía con elegancia por el hielo. Coral fue una gran patinadora antes de su lesión, pero en vez de hundirse en un pozo, optó por enseñar todo aquello que sabía al resto. Para que hubiera gente como ella. Me parecía curioso y bonito a la vez.

―Scarlett... ―dijo agarrándome ambas manos, mirándome fijamente a los ojos―. Necesito hablar con tus padres.

―¿Qué? ―dije abriendo los ojos de par en par.

―Esa coreografía... ¿La has inventado toda tú?

―Sí bueno, eh... sí ―admití.

―Es increíble, hay varios aspectos al mejorar y algún paso que no está del todo limpio. Flexionas las rodillas de más cuando no deberías, son aspectos que si los mejoras... podrías ganar el estatal.

―No, Coral. Eso es cosa de Ivy. Tampoco puedo competir, lo sabes... ―negué con la cabeza y me deshice de sus manos.

―Déjame hablar con tus padres y si llegamos a un acuerdo, lo hablamos ¿vale? ―insistió Coral―. Tengo mucho ojo para esto.

―Ivy es muy buena ―repliqué.

―Mucho ―sonrió esta―. No lo he dudado ni un solo día, tiene un don para el patinaje, pero estar aquí encima no requiere solo de saber hacer las cosas. Requiere constancia. Compromiso. Aceptar cuando algo no está mal. Tenemos aún media hora, déjame corregir algunos aspectos.

Asentí, tampoco llegaría a nada.

Era cierto que podía mejorar la coreografía, pero en el transcurso de esta me caí alguna vez tratando de seguir lo que decía Coral, me volvía a levantar y lo volvía a intentar. No paré hasta que la rodilla no estuviera como debería, en el momento en el que tocaba.

―¡Perfecto! ―aplaudió Coral―. Aún queda mucho por retocar pero que paso más limpio, ha mejorado mucho la calidad de la coreografía. Haría algún pequeño cambio para tu comodidad.

Se le veía tan ilusionada, tan... no sabría describirlo. Incluso más que yo, miré la hora en el móvil. Mierda. Llegaba tarde.

―He de irme Coral ―dije con prisas.

―Tranquila, nos vemos en la cafetería ―dijo sonriente.

Me metí con rapidez en el vestuario y me puse la ropa con la que llegué, todo fue a parar a la bolsa de deporte. Llegaba tarde de nuevo. Caminé todo lo rápido que mis dolorosas piernas me permitían, me había caído tantas veces sobre el hielo que iba a tener más agujetas de lo habitual.

It's ScarlettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora