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Tuvimos los exámenes y fueron de lo más estresantes, tuve a Zayn en casa bastantes días, podría decirse que casi dos semanas. Tras eso y que mis padres vieron que mi salud iba mejorando considerablemente, ya podía irse a su casa. A mí no me importaba tenerlo aquí, pero, él tenía sus responsabilidades y los entrenamientos cada vez eran más duros. Por ambas partes. A pesar de todo, tanto a Zayn, Liam e incluso a Ivy le fueron bien. Me enorgullezco de mi mejor amiga, que pensaba que no iba a lograrlo (algo que me cabreó porque no me gustaba que pensara así de sí misma).

EL GRAN PARTIDO DE ZAYN

Estaba nerviosa, se debatía el futuro deportivo de Zayn en un partido donde habría observadores. Aquellos que decidirían si concederle una buena beca, un gran equipo y un futuro prometedor.

―¿Estás bien? ―preguntó Ivy a mi lado.

Me sudaban las palmas de la mano. Iba bien equipada. El cabello recogido en un par de trenzas de boxeadora, las mejillas con los colores del equipo, una camiseta lisa y encima la del equipo con su apellido y su número. A juego con unos tejanos anchos y deportivas blancas. Vamos, la más fan.

―Su futuro depende de esto ―señalo la pista―. Bueno y de los hombres sentados por las gradas, esperando a que lo haga impecable no, lo siguiente.

―Seguro que le sale bien, Liam no tiene esperanza ninguna, pero tiene un plan b de esos, aunque vaya donde vaya Zayn él irá a la misma universidad. Sea con el hockey o sin este ―dice Ivy.

Mejores amigos hasta la muerte.

El partido empezó, tuve tiempo para aprender cómo funcionaba ya que hasta hace pocos meses no tenía ni la más remota idea de cómo iba. Vamos, que daba gracias de ser conocedora del stick y el disco.

Por lo poco que sabía, Zayn lo estaba haciendo impecable. Jugaba como nunca antes, centrado en la pista y con la mente fría. A pesar de los estímulos externos que podía tener Zayn, era todo un profesional y estaba muy orgullosa de él. Lo lograra o no.

Ambos equipos iban empatados, se deslizaba rápidamente por la pista. Me fijé en el tiempo que quedaba, eran escasos los minutos que estaban en el marcador. Giré de nuevo la cabeza, ¿cómo podía tener calor en un lugar tan frío? Zayn controlaba el disco cerca de la portería mientras sus compañeros estaban ayudando a que ningún enemigo se interpusiera entre ellos. Liam era uno de ellos, no solo un amigo fuera de la pista, sino que, dentro de esta, era quien limpiaba la zona para que Zayn pudiera anotar.

Y anotó. Marcando la diferencia. Haciendo que su equipo ganara, los ha llevado a la victoria con ese disco entrando en el último segundo. Todo el equipo se abraza, saltando y chillando de euforia. Ivy y yo nos levantamos de las gradas, ubicadas en primera fila. Aplaudimos con entusiasmo y chillamos bien orgullosas de que hayan ganado, lo tienen más que merecido.

El grupo se rompe mientras alguien se saca el casco de la cabeza y el cubre bocas que se mete dentro del casco. Lo tira todo al suelo, casco, stick... mientras esa persona se desliza hacia las gradas. Seguro de su cometido, cuando viene me agarra de la mano y me da un beso. Frente al resto de personas. Con sus manos en mis mejillas y su cálida boca en la mía. Zayn me besa con pasión mientras lo rodeo por la cintura. A nuestro alrededor la gente silba, aplaude y chilla entusiasmada ante la escena romántica que él ha provocado. Cuando logro abrir los ojos, la gente está dispersa: unos se van, otros recogen... es un poco caótico.

―¡Habéis ganado! ―exclamo abrazándolo―. Estoy muy orgullosa de ti, Zayn.

―No lo hubiera conseguido de no ser porque eres más estricta que mi padre ―se burla dándome un codazo.

―¡Anda ya! ―exclamo―. Te has perdido algún entrenamiento por haber estado en mi casa cuando me desmayé, lo justo era que te pusieras al día.

―Esperad, voy a buscar a Liam ―dice Zayn soltándome.

It's ScarlettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora