ZAYN
El túnel del terror era el momento favorito de Troy, le gustaba todo el tema de asustar y de pasárselo en grande. Pero quien más disfrutaba de esto era Liam, sin lugar a dudas. Mi mejor amigo adoraba la noche de Halloween, a mí me gustaban las trastadas. Él se encargaba de pedir caramelos en cada puerta mientras yo me dedicaba a tirar rollos de papel de váter por el lado opuesto, incluso huevos. Iba más a lo mío. No quiere decir que él estuviera para vestir santos, siempre ha sido mi compinche de locuras y de travesuras, pero entre los dos, él era el sensato.
En ese entonces, ya quería hacerme mayor tan solo para poder irme de casa con mi mejor amigo. Quería poder vivir una vida tranquila, a pesar de seguir haciendo locuras con Liam. Poder contar anécdotas en un futuro de las que reírme a carcajadas, pero, el hockey me atrapó de tal manera que no pude huir. Como este túnel, en el que sientes tanto miedo que tu cuerpo se paraliza de tal forma que notas como te quedas atrapado.
―No me hace gracia que haya tanta oscuridad ―murmura Scarlett a mi lado, haciendo que pierda el hilo de mis pensamientos.
―¿Ya tienes miedo? ―susurro en su oído.
Veo como el vello de su nuca se eriza. Scarlett siempre ha sido especial y aunque nunca la traté como la mierda, tampoco me detuve a frenar a Hannah. Sé que no me lo tiene en cuenta, pero, me hubiera gustado que todo fuera distinto y que aquel amor que creía que sentía tan solo eran hormonas adolescentes. El mero hecho de querer encajar en el equipo de hockey, de ser como todos y cada uno de los integrantes de este. ¿Y si me quedaba solo? Era un pensamiento recurrente en su momento, ahora, iba disminuyendo con el paso del tiempo o quizá, con aquellas personas sanas de las que me rodeaba.
Me fijé en Scarlett el primer día que la vi ahí sentada y no puedo olvidar la naturaleza que desprendía, seguramente estuviera aterrada de entrar en el instituto cuando el semestre ya había empezado. Quizá no. Tenía una actitud serena cara al público, no tenía miedo a pasearse sola ni mucho menos cuando al principio iba a desayunar en soledad hasta que apareció Ivy. Tampoco tenía miedo en plantarle cara a Hannah, las quinientas veces que intentó humillarla. Me fascinaba. Scarlett llevaba tiempo dejándome con la boca abierta, tan solo estaba cegado por lo que tenía enfrente y no por lo que tenía a mi alrededor.
―¡Su puta madre! ―exclama Ivy cuando pega un bote.
A su lado un cubo pringoso de color rojo ha caído al suelo salpicándole la pierna. Un bebé cae del techo, medio descuartizado. Bajo la luz parece que sea de verdad, pero es un muñeco.
―No tengo edad para sufrir infartos ―murmura Scarlett―, me queda mucho por vivir. Soy muy joven.
―Tranquila, no te va a pasar nada. Unos pequeños sustos y podremos ir donde nos dé la gana ―me rio.
Conforme vamos avanzando, varias personas disfrazadas nos dan más que un susto en el que no se salva ni uno de chillar. A fin de cuentas, parece una cabaña con telas, mejunjes y gente con armas persiguiéndonos. Scarlett tiene la cabeza pringosa y parte de su ropa, se quitó el abrigo antes de entrar porque decía que le entraban los sudores de pensar en un tío persiguiéndola con una motosierra. Yo tampoco me libraba, creo que todos íbamos llenos de sangre falsa y aunque muchos hemos intentado apartarnos, de una forma u otra alguien lograba que acabáramos hechos un cuadro.
―Yo no puedo más, ¿queda mucho? ―dice Ivy, nerviosa e intentando apartarse los mechones sucios de la cara.
―No creo que falte demasiado, estamos demacrados y Troy lo debe de ver todo ―resopla Liam―. Pienso cargármelo, ¿por qué seguimos viniendo cada año aquí?
―Por la cogorza que vas a pillar cuando salgas de aquí, campeón ―digo entre risas.
Liam se ríe conmigo mientras reniega con la cabeza. Tras veinte minutos donde pienso que voy a perder a Scarlett entre paredes pringosas, vemos por fin como alguien nos abre la puerta a todos. El equipo rojo es libre, el que va a tardar un buen rato es el azul. Me compadezco por ellos.

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It's Scarlett
Storie d'amoreDesde que a Scarlett le regalaron unos patines, no ha logrado despegarse del hielo. Ambiciosa. Responsable. Vive por y para sus estudios, destinada a llegar a la universidad con la cabeza bien alta. Aunque le gustaría poder pasar la vida deslizándos...