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ZAYN

Si alguien me dijera que estaría aquí en esta tesitura, no me lo creería. En la cafetería de los padres de Scarlett. A pesar de que todo esto sea idea de mi padre, no me hace ni puta gracia. Desde que vio el futuro prometedor de Scarlett esta mañana, luego por la tarde como Coral le decía que podía ganar la estatal... se unieron mis padres para ir en mi contra.

Liam insistía en que no podía hacerlo, moralmente no estaba bien y a mí tampoco me apetecía demasiado. Aunque todo venía de mucho antes, solo que ella no lo sabía y Liam se encargaba de recordármelo. ¿Esta era la oportunidad? No soy de los que creen mucho, en el sentido, de que me gusta más pensar en el presente. Muchos dramas innecesarios. Tenía suficiente con la carga que suponía ser hijo de mis padres. Una famosa empresaria de una lujosa marca y un entrenador de hockey de instituto dispuesto a llevarnos muy lejos.

Las expectativas recaían sobre mí como un balde de agua fría, necesitaba unas notas bastante aceptables para que la beca en la universidad no se fuera a la mierda. La tengo gracias al deporte y el hockey me abre bastantes puertas.

Ni si quiera mis padres se quieren o no como la gente dice que debería ser el amor, pero cuando se trata de mantener el estatus en su lugar, es decir, por lo alto... se unen y puede llegar a liar.

Por lo cual, mi padre no tardó en llamar a mi madre y decirle que, si Coral le hacía una buena propuesta, s estatus podría mejorar el mío. Están cansados de recibir quejas de algunos profesores o de que llegue a casa a las tantas de la noche, las fiestas y el descontrol. Porque eso perjudica sus caras bonitas, en la urbanización según mi madre hablan mal de mí a mis espaldas. Que les jodan.

―¿Y bien? ―dijo Scarlett sacándome de mis pensamientos.

Era una pequeña sala bastante acogedora, veía como dejaba el delantal dentro de un armario y cogía la bolsa de deporte y la mochila.

―He de irme a mi casa y está a cuarenta minutos.

―¿Vas andando? ―inquirí.

―¿Importa? Tengo prisa.

―Por Coral ―dije con media sonrisa.

―Eres demasiado cotilla, ¿te lo han dicho alguna vez?

―Nunca, pero ambos sabemos qué va a ofrecerte Coral. Así que vas a ser la nueva patinadora... ―dije paseándome por la sala.

―Eso no está claro aún, hay que hablar muchas cosas... ―negó con la cabeza.

Me la quedé mirando con detenimiento, era como un enigma. Toda ella en sí era como un rompecabezas. Apenas se sabía nada de ella en el instituto, llegó como una nueva alumna en medio curso desde la capital. Cualquiera que buscara algo de ella no encontraría nada, es más, sus redes sociales estaban bastante vacías. No había nada de su vida en Chicago, alguna foto de ella y sus cosas. Familia y Ivy. Lo que decía, un enigma. En el instituto solo lo sabía una persona y estaba convencido de ello: Ivy.

―Necesito que me des tu número de teléfono ―solté sin más.

Me miró incrédula, se cruzó de brazos y se apoyó en reposabrazos de la butaca. Alzó las cejas y parecía que fuera a reírse. Normal.

―Y yo ganar la lotería o algo así pero no es el caso.

La miré con seriedad.

―¿No estábamos diciendo disparates?

―Mira, no quiero alargar más esto ¿vale? Necesito un favor de ti y para ello tu número de teléfono.

―¿Y qué gano con esto, Zayn?

It's ScarlettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora