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Cuando abro los ojos, me encuentro en una camilla con un tubo a pegado a mi brazo. Sigo con la ropa de entrenar, pero alguien me ha quitado la chaqueta y estoy en manga corta, tapada por una sábana blanca, es más, diría que me encuentro en una camilla. El dolor de cabeza es palpitante y me encuentro cansada, devastada.

Hay un sofá, aparentemente incómodo y en ella está Zayn que duerme en el hombro de Ivy, la cual también se encuentra dormida. Miro al techo, ¿cómo mierdas he acabado en una camilla de hospital? Me parece surrealista, ni si quiera puedo ver la hora y se les ve tan cansados que no sé si me atrevo a pronunciar palabra. La luz me incomoda, aunque no entra mucha por la ventana, más bien se está yendo el Sol lo cual me da que pensar acerca de cuantas horas he pasado aquí.

Me duele todo, no solo físicamente si no que he pasado más de una hora aquí tumbada. He perdido tiempo. De entreno. Para estudiar. Para más inri, he hecho que la gente que me rodea también pierda el tiempo, ¿habrá ido Zayn a entrenar? De no ser así, no me quiero imaginar la reprimenda que le va a echar su padre. Es uno de los partidos más importantes, y a pesar de que soy consciente de que Zayn está más que preparado... no puede dejar los entrenamientos de lado y menos por mi culpa. Debe de centrarse en su futuro.

Tengo muchísimas ganas de llorar, siempre he pensado que no he de bajar la meta, sino que he de aumentar el esfuerzo. Como si nunca fuera suficiente. Dando todo de mí para lograr aquello que me propongo. Para lograrlo.

―Zayn, está despierta ―dice Ivy dándole un codazo.

Este abre los ojos de golpe, levantándose como si le fuera la vida en ello. Se acerca a la camilla y me agarra de la mano, bajo la mirada donde el tubo sigue enganchado a mi mano.

―Joder, menudo puto susto Scarlett ―dice pegando su frente junto a la mía.

―Voy a buscar a la enfermera, tu madre no tardará en venir. Está avisada, pero se fue a trabajar mientras dormías ―comenta Ivy con una débil sonrisa.

―¿Qué ha pasado? ―pregunto.

Zayn aprieta el botón de uno de los mandos y me inclino levemente, mucho mejor porque estar tan tumbada ya empezaba a marearme todavía más.

―Estabas entrenando, hiciste un salto y te desmayaste.

Lo miro absorta, ¿ya no podré patinar en el estatal?

―No te has hecho daño físico, puedes seguir patinando ―dice como si me hubiera leído el pensamiento.

―¿Entonces?

―El médico te lo explicará con más detalles, pero me gustaría que no me mintieras Scarlett. No estabas bien, te levantas muy temprano y apenas duermes. No descansas. Estudias y entrenas, tanto que se te olvida hasta alimentarte como es debido ―murmura―. Tu cuerpo hoy no ha podido aguantar más, te has desmayado y te has dado un golpe en la cabeza.

―Buenas tardes, Scarlett ―dice una doctora―. ¿Cómo te encuentras, bonita?

―Un poco cansada, diría que incluso mareada ―me encojo de hombros.

―Es comprensible, te quedarás un rato más, pero debes de saber que tienes que cuidarte. Eres una deportista por lo que he podido ver, el patinaje requiere de una disciplina muy importante, Scarlett.

―Lo sé ―suspiro.

―Tenías las defensas bajas, las horas de sueño... dejan mucho que desear. Te faltaban vitaminas, unas que te hemos administrado porque no debes de alimentarte como deberías, por no hablar del sobre esfuerzo que estás haciendo con los estudios y el entrenamiento. Te he recetado un potecito con vitaminas, es más tirando a algo natural pero tu cuerpo necesita recuperar fuerzas.

It's ScarlettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora