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Me sentía como en una serie de misterio, o quizá en el Cluedo. Aquel juego de mesa donde debías averiguar quién era el asesino, solo que, en este caso, había que saber quién era el traidor. No era casualidad, aunque ese hecho no lograba hacerme sentir más segura y es que, entre gente con dinero se conocen todos. Ivy conocía a más personas de las que podía imaginar, a veces se acordaba de las caras y otras no. Depende.

¿Sabía pues Hannah mi pasado? Es probable, aunque lo que sí sé con certeza es que Victor le habrá contado su versión de los hechos. Bastante alejados de lo que viene siendo la realidad. Y ahora, en estos instantes estaba en el mismo lugar en el que me ubicaba. Siempre decía que no saldría del centro, que, como ese sitio ninguno. El resto no tenían las mismas oportunidades. Míralo en Buffalo Grove, lejos del centro. Era alucinante.

La gente se quedó mirando por el gran ventanal, estaba nublado y hoy era la noche de Halloween. A pesar del tiempo donde parecía que era media tarde, pronto sería la hora de comer, aunque a mí el estómago se me cerró por completo. Vñictor, apoyado en su coche con una bolsa de deporte en sus pies y Hannah coqueteando con él. A mí eso me daba igual, no me era algo relevante pero la maldad con la que actuaba ella sí me dolía porque en lo personal nunca le haría nada así a nadie. Aunque odiara a esa persona. No soy Santa, tampoco pretendo serlo y puedo soltar comentarios dolorosos como cualquier otro, pero, a pesar de ello, no actuaría así. Se llama educación y creo que es de lo que carece Hannah.

―¿Dónde vas? ―preguntó Liam.

―A echar a ese gilipollas y de paso, a cantarle los cuarenta a la puta subnormal de Hannah ―exclamaba Troy, bastante molesto.

Agarró el abrigo de la entrada y salió escopeteado de la casa, el resto no tardamos en seguirle. No todos teníamos las chaquetas a mano, así que la mayoría salimos tal cual nos habíamos cambiado. Troy estaba alterado y se le notaba porque estaba alzando los brazos de una forma que daba a entender que estaba cansado de las actitudes de Hannah. Normal.

―Buenas tardes, Scarlett ―saludó Víctor, con una sonrisa.

Me mantuve callada, me crucé de brazos puesto que hacía frío y esperé a que Troy acabara de decirle a Hannah de todo menos bonita. A parte de echarla de su casa y decirle que fuera a hacer la maleta inmediatamente, puesto que no quería gente así junto a él.

―Te dije que me hicieras caso ―dijo Hannah, fingiendo sentir pena. Dudo que sintiera algo a estas alturas―. El mundo es muy pequeño, lo conocí en una de las fiestas en la mansión... por lo visto teníais un pasado un tanto curioso.

―¿Crees que traerlo hará que cambie de opinión? ―dije impasible―. Porque lamento decepcionarte.

―Es una pena haber pasado toda la vida suspirando por alguien como para echarlo a perder, estoy segura de que él te dará una segunda oportunidad ―decía Hannah sonriente.

Negué con la cabeza. Tendría que ser yo, en todo caso, quien decidiera darle una oportunidad a Víctor, pero va a ser que no.

―Vete ya Hannah, te he dicho que vayas a por tus putas cosas ―demandaba Troy―. No te lo voy a repetir, no te quiero ver. Así o que te vas con tus cosas o te vas sin ellas.

―Vas a pagarme caro esto Troy ―amenazó ella―, chicas, vámonos. No pintamos nada con esta gentuza.

Sus dos supuestas mejores amigas, la miraban apenada porque estaban plantadas en el suelo como si estuvieran pegadas. Negaron suavemente con la cabeza. ¿No querían seguirle? Eso sí era sorprendente, eran como el trío inseparable, aunque más bien Hannah es la que se encarga de llevar el cotarro y el resto le sigue el rollo

―¿Chicas? ―inquirió Hannah, impaciente.

―Lo sentimos, pero... ―intentó hablar una de ellas.

It's ScarlettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora