EPÍLOGO

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UN AÑO DESPUÉS

Había conocido a Kithy el primer día en el que llegué a la residencia, tras haberme ubicado un poco puesto que me había perdido, me di cuenta de que ella era mi compañera de habitación. Recuerdo que lo primero que me dijo fue: joder, tienes cara de haber llorado una semana entera. ¿Cómo le expliqué a una desconocida que realmente fue un día y medio? Sencillo, sin preocupación alguna se lo conté con pelos y señales. No me abrazó porque dijo que no entendía las muestras de afecto, no le gustaban. Pero si me dijo que creía en el destino y que, si un día me daba la neura me echaba las cartas. Un año después y sigo sin aceptar, a mí eso de que me lean el futuro me da miedo. He de vivir el presente. Ambas creíamos en cosas similares, así que, pude confesarle con el pasar de los días mis teorías acerca de como veía la vida.

Me acostumbré fácil a la universidad, las optativas me gustaban muchísimo y disfrutaba de las clases. Aprender, en sí, me apasionaba. Siempre quería saber más y las notas eran más que buenas.

Al principio hablaba mucho con él por WhatsApp, pero, con el paso de los meses eso iba decayendo. Él tenía muchos entrenos, estaba ocupado también con la universidad y un día, yo no pude escribirle y él por algún motivo tampoco. Se quedó ahí. Con quien hablaba casi cada día era con Ivy, seguía con Liam, pero omitía contar las partes donde incluía a mi ex. No por nada, pero era mejor así para mi paz mental. No es que no haya tenido nada con ningún chico, eran líos de una noche o amigos con derecho a roce. Una vez intenté tener una relación, pero no sentía esa conexión así que se quedó en nada. Estaba bien así. Tampoco coincidíamos cuando iba a ver a mis padres, él viajaba mucho constantemente y muchos lo conocían por ser uno de los mejores jugadores de hockey. Lo seguía en las redes sociales, era algo mutuo, pero de nuevo, era algo que se quedaba ahí. Podía ver como su vida social era increíble, los viajes caros, como triunfaba y llegaba tan alto como él siempre quiso. Con el pasar del tiempo, apenas prestaba atención a lo que subía en Instagram. No era el momento y cada uno tenía su propia vida.

Cuando hablaba con Liam, siempre intentaba soltar su nombre, pero le decía que era agua pasada y que se abstuviera de hacerlo. Lo respetó. Todos lo hicieron y lo agradecí. Últimamente quería hablar más de lo normal, pero me negaba.

En Boston tenía una buena vida social, no era para tirar cohetes, pero tenía un grupo de amigas. Éramos tres: Kithy la mística (ella era persona Luna y estaba encantada de serlo), Ely la amistosa (la persona Sol, dijo que era un honor) y Scarlett la sincera (persona de alma escarlata). Me apodaron así porque no tenía pelos en la lengua, es decir, si había que soltar algo sin reparos todas las flechas podrían apuntar a mí perfectamente.

Ely y yo nos conocimos en las mismas clases, ella estudia psicología y Kithy psicología forense. Sigo diciéndole que no me detalle ciertas clases, a mí eso de los muertos me sigue dando repelús. Por no hablar del día que hicimos una ouija y dormí con la lamparita encendida una semana. Una sin copitos de nieve.

Íbamos al bar cada jueves y algunos viernes nos tocaba ir de empalme a clase, pero ninguna se arrepentía. Vivíamos la vida a nuestra manera, éramos inseparables. Por descontado, cuando ha venido Ivy a verme, parecemos unas desquiciadas. Las cuatro somos un grupo sospechoso y eso me hace pensar en que echo de menos pasar tiempo con Ivy. Una de las veces, fuimos a una pista de hielo, ni Kithy ni Ely saben patinar así que por ese lado fue gracioso. Lo curioso es que yo no había pisado una desde el estatal, ellas siempre presumían de que se habían hecho amiga de una superestrella, aunque fui igual de efímera que Helene. Bueno, si le preguntas a Ivy te dirá que se sigue hablando de mí y que, en mi caso, esperan que regrese a las pistas y de paso, a los campeonatos. Me había traído mi balda predilecta dedicada al patinaje, a excepción del trofeo y la medalla que las dejé en casa. Los cuadros de fotos pasaron a un corcho en la residencia de la universidad.

It's ScarlettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora