Dinastía: Herederos

capitulo 2: Preparación.

Habían pasado dos semanas desde que se anunció el evento de élite, y las invitaciones de este año resultaron ser diferentes; No se filtraron a través de revistas como solía ocurrir, sino que fueron más exclusivas, enviadas de manera anónima a todas las empresas. Esta estrategia se diseñó para evitar que la información se filtrara antes de tiempo, asegurando que, incluso después de revelar el rostro de Minju, el tema continuara siendo objeto de conversación durante semanas. Este movimiento también benefició las acciones, que ya habían subido un 3% desde que se anunció la presentación de Minju a la alta sociedad.

Por otro lado, Minju estaba sumamente ocupado con una estricta agenda impuesta por su abuelo. Las mañanas las dedicaba a arreglar detalles del evento, mientras que las tardes estaban reservadas para practicar etiqueta. A pesar de haber recibido clases particulares, Minju había pasado la mayor parte de su tiempo inmerso en el estudio de idiomas extranjeros y materias de administración de empresas, lo que le había dejado poco tiempo para practicar las normas de etiqueta social. Como nunca había salido de su casa ni de sus alrededores, el evento era abrumador y, sobre todo, aburrido.

El mayordomo de la familia se encargaba de gestionar la apretada agenda del evento. Apenas Minju terminó su desayuno, se dirigió al salón principal, donde lo esperaban el estilista y el sastre personal de la familia. En medio del salón, un gran mesón de madera exhibía una amplia selección de muestras de tela, que iban desde un profundo azul noche hasta un suave azul pastel. Según la tradición, aquellos que se presentaban en la alta sociedad debían vestir los colores de la temporada, y esa primavera, de acuerdo con la moda europea, el azul era el color predominante; Para el abuelo, era crucial que Minju luciera especialmente impactante en el evento, por lo que había solicitado telas traídas directamente de París, así como modelos de trajes que se habían mostrado en las más prestigiosas pasarelas.

—Joven amo, por favor —dijo el mayordomo, extendiendo la mano hacia Minju.

—¿Son las únicas telas que hay? —preguntó Minju, visiblemente irritado. El nuevo régimen alimenticio que debía seguir para verse esbelto en el evento lo tenía de mal humor, y además, detestaba el color azul, lo que no ayudaba en nada.

El estilista de la familia, al notar la mirada de disgusto en el rostro de Minju, decidió actuar con rapidez. Se adelantó y trajo un traje al frente. Este era un modelo único, presentado en una pasarela francesa apenas una semana antes, y había sido enviado como un regalo especial por la renombrada modista La'Rossa.

El traje que el estilista había presentado era de un azul eléctrico, la tela brillaba bajo las luces, resaltando cada pliegue y curva del diseño. La chaqueta, con un corte moderno y entallado, emanaba una elegancia audaz, complementada por una cadena dorada que colgaba del bolsillo izquierdo, añadiendo un toque sofisticado. El pantalón, igualmente brillante, caía perfectamente, mostrando una confección impecable. El traje, a pesar de su magnificencia, representaba todo lo que Minju despreciaba. Aquel azul, tan llamativo y radiante, era exactamente lo que él evitaba a toda costa. Pero el conjunto no dejaba de ser impresionante, un diseño hecho para destacar en cualquier evento de alta sociedad.
Minju quedó impresionado con el traje. La curiosidad lo invadió, así que extendió el brazo para sentir la tela entre sus dedos. El sastre y el mayordomo intercambiaron miradas de alivio al ver que, por fin, no tendrían que pasar horas escogiendo el atuendo para el tan esperado evento.

—¿Hay alguna forma de usar este mismo modelo, pero en un azul más oscuro? —preguntó Minju, aún admirando el traje.

—Por supuesto, joven amo —respondió el sastre mientras caminaba hacia el mesón y revisaba las telas—. ¿Le parece bien un azul noche o un azul marino?

—Azul noche estaría bien —respondió Minju, haciendo una pausa—. También me gustaría que añadieran una rosa azul donde cuelgua la cadena dorada en el bolsillo del saco, por favor —añadió, sin apartar la mirada del traje.