Minju y William estaban sentados en la tercera fila del salón, uno al lado del otro, mientras el profesor de "Labor de Desarrollo Social" se paseaba frente a la pizarra, con las manos entrelazadas detrás de su espalda. Era un hombre de mediana edad, con gafas gruesas y una actitud siempre formal, se presentó como profesor Rodríguez. La luz del proyector proyectaba una suave sombra sobre su rostro mientras comenzaba a hablar con su voz grave.
—Bien, jóvenes, como ya les mencioné, este semestre tendrán que desarrollar un proyecto de ayuda social. No será algo que puedan dejar para última hora. Tendrán seis meses para trabajar en él, y la idea es que aprendan a colaborar con su entorno y propongan soluciones que impacten positivamente a una comunidad o grupo específico.
El profesor hizo una pausa y observó a los alumnos, esperando que procesaran la información.
—Pueden elegir cualquier área: educación, medio ambiente, salud, inclusión social... Lo que deseen, siempre y cuando el proyecto tenga un impacto real. Necesito que piensen en algo que los motive y que, además, sea factible de realizar dentro de estos meses. El objetivo es que trabajen en grupos de cinco, así que desde ahora organicen sus equipos.
Minju, con la mirada fija en la pizarra, escuchaba con atención mientras el profesor seguía detallando las expectativas. A su lado, William tomó su bolígrafo y anotó las instrucciones con calma.
—El proyecto no será solo teórico —continuó el profesor—. Habrá una parte práctica. Deben interactuar con la comunidad, organizar eventos, realizar encuestas o cualquier otra actividad que les permita conectar con la gente a la que buscan ayudar. Al final del semestre, tendrán que presentar un informe detallado y, por supuesto, un registro fotográfico o audiovisual del trabajo que hayan realizado.
Los murmullos comenzaron a recorrer el salón mientras algunos estudiantes ya discutían entre ellos, buscando posibles compañeros de equipo. Minju miró de reojo a William, quien lo observó con una media sonrisa, sabiendo que de alguna manera acabarían en el mismo grupo.
—Recuerden —añadió el profesor Rodríguez—, la clave aquí es el trabajo en equipo. Así que no escojan a sus amigos solo porque es más cómodo. Escojan personas con quienes puedan trabajar bien y, sobre todo, que aporten algo al proyecto.
El profesor volvió a caminar hacia su escritorio, dejando caer los últimos papeles sobre la mesa.
—Tienen hasta el final de la semana para formar los grupos y proponer una idea inicial. Así que empiecen a pensar desde ahora.
William levantó la mano, curioso como siempre.
—Profesor, ¿hay algún tipo de apoyo que podamos solicitar para el proyecto?
Rodríguez asintió, complacido por la pregunta.
—Sí, William. Pueden solicitar asesoría de parte del personal docente y de los responsables de las organizaciones locales que hemos contactado. Además, dispondrán de un pequeño fondo para cubrir gastos esenciales, pero deben administrarlo bien.
Minju dejó escapar un leve suspiro y levantó la mano. El profesor estaba tan inmerso escribiendo algo en su cuaderno que no prestó atención, así que Minju continuó en voz alta.—Profesor, ¿hay alguna forma de que el proyecto pueda hacerse solo en pareja?
Todos alrededor voltearon a ver a Minju; quienes no lo habían notado antes, comenzaron a observarlo con detenimiento. Por otro lado, el profesor, al escuchar esas palabras, se quitó los lentes y dijo:
—Joven, ¿está seguro de que será capaz de entregar un proyecto que esté a la altura entre solo dos personas?
—Sí, profesor.
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Dinastía: Herederos
RomansaEn un mundo donde el poder y la riqueza dictan el destino de las personas, los herederos de las dos compañías de construcción más prestigiosas del país se enfrentan en una batalla sin cuartel por un contrato que podría definir el futuro de sus imper...