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Bright se quedó sin palabras, Win que en vez de estar asustado sacaba la casta y enseñaba las uñas. Jamás había sentido tan orgulloso como al ver a su hijo chantajeando con lujo de detalle a su viejo agresor. No pudo contenerse y lo besó suavemente. Y por más que ambos cuerpos clamaban hacer el amor, no lo tocaría en ese estado. El cuerpo de Win era su tesoro y lo cuidaría.

Tras una cena ligera, durmieron abrazados. A Bright la famosa posición de cucharita se le había hecho ridícula hasta conocer a Win, su cuerpo encajaba perfectamente con el suyo. Se durmió susurrándole frases dulces, y tratando de aplacar el deseo de arrancarle la cabeza al viejo asqueroso de su abuelo. Otra determinación se instaló en su mente, tenía que sacar a Win de esa casa y para ello sería necesario confesarle el secreto que celosamente guardaba; su parentesco. Pero, no esa noche, ya se ocuparía de ello.

Los días que Bright pasó con Win en su departamento, podrían calificarse como los más felices de su vida. Verlo recuperarse rápidamente le alivió el alma. Pero Bright, siempre sería un lobo, a pesar de estar domesticado, tampoco contribuía que la ropa de su hijo consistiera en sus camisetas o camisas sin nada debajo. Ese sentimiento posesivo afloró para concordar con la parte racional de que esa era una forma mucho más civilizada de marcarlo como suyo. Salvó un par de visitas de su socio y su secretaria, disfrutaron existiendo en esa pequeña burbuja aislada. Dejando de lado el infructuoso intento de cocinar por parte de ambos, y dicho sea el paso de casi incendiar la cocina, esos días transcurrieron entre mimos y caricias que a pesar de ser inocentes iban cargadas del erotismo que fluía entre ellos.

Tras una semana de convivencia algunas marcas aún se podían evidenciar en el cuerpo de Win, pero su juventud jugaba a favor suyo y se recuperaba a pasos agigantados. Su mejora era evidente, tanto en lo físico como en lo anímico y eso le permitía a Bright separarse de Win durante breves lapsos de tiempo ya fuera para comprar algunos víveres o para hacer ejercicio.

Precisamente fue a la vuelta de una de sus breves salidas cuando Bright pudo cumplir su fantasía de ver a Win desnudo tocando Nuvole Bianchi de Ludovico Einaudi al piano. Estaba tan concentrado en la pieza que ni siquiera escuchó el saludo de su anfitrión al entrar. Bright se quedó embobado ante la belleza combinada de la música y la del intérprete. Una potente erección se alzó inclemente y decidió reprimir sus instintos y no romper la magia del momento, ponerse cómodo y disfrutar del espectáculo sentado en su cómodo sillón, con una copa de whisky en la mano, y nada más sobre su cuerpo que el accesorio de cuero del cual colgaba una letra “W” tallada en madera barnizada.

La tentación pudo más y, al terminar la pieza, se acercó por detrás, tras coger el estuche con ese detalle que llevaba tiempo pensando en cómo darle sin que se ofendiese o asustase.

-   Hay algo que tengo que decirte, entiendo que pueda causarte una impresión inicial. Pero no quiero que eso te haga pensar que no te doy el verdadero valor que tienes para mí -comentó algo nervioso acariciándole los hombros.

-   Ya… creo que sé por dónde van tus intenciones.

-   No, no lo sabes.

-   ¿Crees que no me he dado cuenta que llevas tiempo pensando que soy tu hijo? Tu hijo biológico, quiero decir.

Bright quedó paralizado. Su cabeza estuvo a punto de hacer cortocircuito. Llevaba días sin dormir pensando cómo abordar el asunto sin que fuese algo traumático para Win.

-  ¿Qué? ¿Cómo?

-   Me encontré con Ling una semana después de mi cumpleaños. Me descolocó bastante, luego tuvo todo el sentido del mundo que te presentaras en el parque así, de repente. Lo que me pareció más raro es que te acercases a mí de la manera que lo hiciste y que termináramos follando en tu coche. Necesitaba saber si de verdad somos padre e hijo fue por eso que hice una prueba de ADN porque necesitaba la verdad

- ¿Entonces? ¿No soy tu padre? La mente de Bright entro en shock juraba que Win era su hijo incluso ya había asimilado la idea aunque también se cuestionaba el hecho de tener una relación incestuosa con su hijo.

-  No, papi. Puedes estar tranquilo. ¿O es que caso y no me quieres?

-  Claro que te quiero, más de querer te amo , y te lo prometo que haré pagar a tu abuelo por todo el dicho causado.

-  Lo sé.

-  Ahora, ¿Qué traes ahí?

-  Win -le susurró rodeándolo con su cuerpo, apoyando descaradamente su erección sobre la espalda de el-, con esto te pido que seas mío para siempre. Que compartas tu vida conmigo. Como mi pareja, mi amante, mi todo.

Win se dio media vuelta y Brigth hincó su rodilla abriendo el estuche, inquieto. Sabía que, bajo su apariencia dura, Win en el fondo era un romántico y valoraba ese tipo de detalles. No obstante, Win juguetón, lo hizo sufrir unos tensos segundos antes de obsequiarle una gran sonrisa.

-   ¿Me lo pones?

-   ¿Eso es un sí?

-   Siempre te diré que sí, Bright Chivaaree

-  Somos más que un equipo. Oscuridad y luz.

Pasión ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora