Pasión Prohibida

34.

Tras la espectacular despedida para intérpretes y familia que siguió al saludo final de la actuación Win buscó a un cómplice que le sirviese de excusa para no volver a su casa aquella noche. Tenía un mal presentimiento, su abuelo no paraba de beber copa tras copa de vodka. Respiró aliviado cuando uno de sus compañeros de conservatorio accedió amablemente a sus plegarias, invitándolo a pasar la noche juntos.

-   Pero eso no va a poder ser, Win- repuso su abuelo fulminándolo con la más heladora de sus sonrisas al escuchar su propuesta-. Tu abuela no llega hasta mañana. ¿Acaso quieres que tu abuelo pase la noche solo?

-   Yo… yo creí que la abuela ya estaría ya en casa… -balbuceó Win cada vez más alarmado.

-  Cometí un error imperdonable. Saqué su boleto de vuelta con fecha de mañana. Esta noche dormirá en casa de su hermana. Estaremos tú y yo solos. Tu amigo tendrá que esperar otro día.

-    E… entiendo.

Win se hizo pequeñito en el asiento del copiloto del coche de su abuelo. Intentó sentarse lo más lejos posible de él, pero no lo logro. Dada la excesiva ingesta de alcohol por parte del adulto estuvieron a punto de tener varios accidentes.

-   Al fin solos… Win murmuró viejo que apestaba a alcohol, instándolo a tomar asiento en el sofá de su salón.

Win tragó saliva con dificultad

-   Estoy cansado, abuelo. Voy a acostarme.

-    ¿Acostarte? ¿Tan pronto?

-   Si. He pasado muchos nervios. E… estoy muy, muy cansado.

-  ¡Pero has tenido un éxito tremendo! Todo el mundo lo ha dicho, tu actuación ha sido la mejor. Hay que celebrarlo. He comprado una botella de champagne francés. Es muy caro, te encantará…

-  Otro día de verdad. Cuando esté la abuela ¿Está bien?

- No. Esa bruja no dejará que pruebes el alcohol. Todavía te ve como a un niño - dijo acercándose peligrosamente a Win, acariciando su hombro. Esta claro que ya… ya no lo eres.

Win comenzó a temblar.  Toda su arrogancia, todo su carácter se desvanecieron de un plumazo ante el temor que le infundía su abuelo. No era más que un muchacho asustado solo en una habitación con un viejo borracho y, de nuevo, erecto.

-  Ven y sé buena conmigo. ¿Por qué insistes en llevarme siempre la contraria? Si fueras un buen chico te iría mejor, mucho mejor…

La mano del viejo descendió lentamente por el torso de su nieto, el calor desprendido de su joven cuerpo se transmitió de forma inmediata hasta las yemas de sus dedos, dado el escaso grosor de la tela que lo cubría. Win dio un respingo y rehuyó el tocamiento. Se sentía sucio, sólo Bright podía tocarlo de esa manera.

-  ¡Eh! ¿Qué pasa?

-    Na…nada. Sólo que no me gusta que me toques así.

-   ¿Que no te gusta? ¿Desde cuándo? Siempre lo he hecho y nunca ha habido ningún problema. No te preocupes, soy tu abuelo, no te haré daño.

-   No, eso no está bien.

-   Ah, ¿No está bien? Pero entonces tú si puedes dejarte follar por quien sabe en los baños del camerino como si nada –exclamó arrastrando las palabras por el alcohol-. ¡Eres igual que tu madre! ¡Una puta zorra!

-  ¡No metas a mi mamá en esto! –rebatió volviendo un poco en sí.

-  ¡Hice todo por ustedes! –atrapó la mano de Win y lo llevó a su polla endurecida, Win soltó un alarido, completamente aterrado-. ¿Y cómo me pagaste? Abriendo las piernas a cualquier hijo de puta. ¡Fallé a lo grande con Min! ¡Se supone que tú lo harías bien! ¡Y ni para eso vales!

Ambos comenzaron a forcejear, el viejo intentaba bajarse los pantalones, sin soltar la mano de Win, que cada vez veía peor su panorama, la polla del adulto se sentía extremadamente erguida, lista para violarlo. Por fortuna, su instinto de supervivencia primó sobre Win y logró darle una patada al hombre, lo que le permitió escurrirse y correr por el pasillo.