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Le dolió todo el cuerpo al moverse. Su maldito abuelo se había desquitado con él. Nunca había experimentado tanto miedo como al sentir la perturbadora erección del viejo mientras lo azotaba a conciencia. Sabía de la existencia de ese tipo de perversiones, pero nunca las había detectado en el patriarca de la familia. En ese instante comprendió que tenía que huir antes de que algo peor que unos golpes aconteciera. No le importó correr descalzo como un lunático, hasta que un chico en un taxi lo detuvo en una intersección y se ofreció a llevarlo a la policía o al hospital. Win, no dudó y suplicó que lo llevase con su querido abogado al que identificó como su padre para disipar las dudas.

El resto del tiempo que transcurrió entre su llegada al bufete y el despertar en ese lugar era un montón de imágenes borrosas y rostros difusos. Creyó recordar estar entre los brazos de su amante y poco más.

Lucía tan guapo, aún dormido no dejaba de tener el entrecejo fruncido, puede que por la preocupación. Vio su móvil en la mesita de noche, pasó de los mensajes y buscó el chat que le interesaba “Hola. Voy a cobrarme el favor que me debes…” tecleó antes de dejar el móvil de lado.

-  Papi -susurró con cariño mientras sus dedos recorrían el rostro masculino-. Despierta.

Una dulce voz arrastró a Bright de nuevo a la realidad, no comprendía como un ser insomne como él podía haberse quedado dormido en semejante situación, puede que le venciera las emociones de ese día. Sus ojos se conectaron con los de Win que a pesar de estar magullado le sonreía con la misma dulzura de siempre.

-  Win-musitó con la voz rota.

-  Hola…

-  Amor... -se incorporó metiéndose en la cama con él, lo abrazó con cuidado-Win, jamás me voy a perdonar que…

-  Estoy bien -musitó queriendo calmarlo.

-  Perdóname, te fallé, no cumplí mi juramento.

Win sintió algo húmedo en su hombro donde estaba encajado el rostro del abogado, el gran Bright Chivaaree había llegado a su punto de quiebre y lloraba. Nunca pensó que volvería a experimentar esa sensación de impotencia al ver que querían arrebatarle al amor de su vida. Min fue su primer amor y siempre la tendría en un pedestal, sin embargo, no podía concebir vivir sin Win. Sobrevivió a duras penas a la pérdida de su primer ángel, no toleraría una segunda experiencia de ese estilo. Era la primera vez desde la muerte de sus padres, a sus tiernos cinco años que lloraba. Ni siquiera con la muerte de Min pudo soltar una lágrima y se odió en parte por no ser capaz de llorar por la mujer que amaba. Win lo hacía sentir tan vulnerable, tan suyo, que la sola idea de perderlo le removía todo por dentro.

- Ya, ya, tranquilo, tranquilo -le susurró al oído-. Ya pasó y sé que la próxima vez estarás plantado en primera línea para ser mi escudo.

-  No habrá próxima vez. Lo mataré.

-  Eso es muy fácil -Dijo Win-. Ya nos ocuparemos de destruir a ese viejo. Pero primero, dejemos sentado un precedente. Tal como me has enseñado.

-  ¿Qué haces? -preguntó al verlo coger el móvil.

-   Algo -asintió satisfecho al ver la respuesta afirmativa, buscó el número y llamó, colocándolo en altavoz.

-  Hola -dijo el viejo, se sentía nervioso.

-  Hola abuelo. Es momento de que tengamos una conversación. Tú y yo haremos un pequeño trato si quieres seguir conservando tu culo lejos de la cárcel, atiende porque solo lo diré una vez -escupió con asco-. Esto es lo que va a pasar de aquí en adelante. Será la última vez en tu puta vida que me levantas la mano. A partir de ahora no tengo que rendirte cuentas, puedo ir y venir a donde me plazca y como escuche el primer reproche llevaré la  evidencia que me han dado en el hospital para hundirte. No me importa si con eso me arruino, pero está situación no se volverá a repetir.

 -  Yo…

-   Cállate hijo de puta, me quedaré en casa uno de mis amigos los siguientes días. Si te atreves a llamarlo o a sus padres, iré a la policía y me encargaré de que te pudras en la cárcel. Supongo que sabes lo que le hacen a los violadores. Ensuciaré tu nombre tanto que serás el entretenimiento de toda la alta sociedad, haré que aparezcas en cada puta red social que existe, haré un suculento artículo para el periódico explicando cómo el respetable abogado molía a golpes a su inocente nieto huérfano y para rematar lo violaba.

-   No te atreverías -soltó temeroso

-   ¿Quieres probarme? No tengo nada que perder y tú sí. Entonces, dime ¿he sido claro?

El silencio se hizo al otro lado del celular. Tan solo era roto por una respiración trabajosa y arrítmica.

-   .

-  Bien, abuelo, me parece una resolución satisfactoria para este caso -colgó la llamada sin esperar respuesta.

Pasión ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora