- Lo siento abuelo. No me encuentro muy bien. Ya sabes…. Nos vemos dentro, quiero escuchar a mis compañeros.
- Claro. No te demores. Y cuando termine toda esta mierda nos vamos enseguida.
- Voy enseguida, no te preocupes.
Bright no pudo iniciar el interrogatorio, unos labios juveniles se sellaron a los suyos como si fuesen uno mientras las manos de Win guiaban a las suyas hasta un firme trasero, ese del que nunca querían despegarse.
- ¡Pss! No pierdas el tiempo hablando y fóllame, papi… -suplicó Win entre beso y beso.
El abogado aceptó el aplazamiento de la vista, más bien el acuerdo extrajudicial y se olvidó del viejo. Sus prioridades eran otras, concretamente entrar en Win cuanto antes y arrasarlo todo: verlo tocar su pieza favorita tenía esa consecuencia, un endurecimiento extremo en cierta parte de su cuerpo y unas ganas locas de follarlo. El efecto que tenía Win sobre él era desmedido y si a eso se le sumaba esa pieza que para él iba cargada del erotismo de su chico, conllevaba a que toda la sangre se desviase a su miembro.
- Si insistes -gruñó aprisionándolo contra la pared.
Con la sangre a punto de bullir amagó con alzarlo y empotrarlo contra la pared utilizando su verga de martillo percutor, pero se lo pensó mejor. No quería nada interpuesto en su camino, quería penetrarlo salvajemente, con el mismo ardor o incluso más que con el que Win le había mamado poco antes de forma magistral.
- Espera, espera! ¡Vas a…, vas a…!
Win no pudo terminar la frase no aguantó el ímpetu del lobo. Notó como su boxer caía alrededor de sus muslos y no pudo evitar echarse a reír mientras era elevado como una pluma y abierto de piernas por las fuertes garras preparándolo para un ataque que pronto iba a masacrarlo. Le encantaba cuando Bright perdía los papeles, cuando se transformaba en un animal por entregarse a sus instintos, en especial porque sólo si lo hacía con Win. Cuando fijaba su odio en otras personas le daba miedo se sentía querido y sobre todo deseado. Gustoso ponía su cuerpo a disposición de su amado para que saciara sus oscuros deseos y nada de lo que él le hiciese le producía daño. Se dejaba follar como a él le apeteciese.
Ansioso, no esperó ni a nada ni a nadie. Entró en el tierno cuerpo de Win como cuchillo en mantequilla, haciéndolo con la mirada fija en la expresión de su bello rostro: le encantaba ver cómo se iba descomponiendo de gusto conforme iba entrando en él.
- Es que....-jadeó Wina media voz, al tiempo de que su entrada alojaba la polla que tanto le encantaba.
Win no protestó más, optó por entregarse al placer y disfrutar de las intensas sensaciones que le transmitía, rindiéndose de forma incondicional ante su agresor. Se aferró a su cuello como si fuese la última tabla del Titanic y puso a prueba tanto la elasticidad de su cuerpo. Lo quería dentro y lo quería ya. Era suyo y de nadie más.
Bright no se reservó en absoluto, lo dio todo y desde un principio. Cuando estaba alejado de Win, cuando pensaba en él por la noche, en la soledad de su cuarto, imaginaba encuentros románticos con mil formas de amarlo. En cambio, cuando sus cuerpos eran uno, todas aquellas buenas intenciones, todas aquellas ensoñaciones de sexo idílico y pausado pasaban a un segundo plano y daban paso a la pasión desenfrenada, el morbo y el deseo carnal que ambos sentían. No era violento, ni rudo, pero sí intenso y sobre todo firme. Sólo Win sabía darle lo que él necesitaba en cada momento de una manera incondicional, sin peros, reservas ni limitaciones. Se abría a él de par en par y dejaba que usase su cuerpo con total impunidad. Y así, sin dejarse nada en la recámara se folló a Win aquella tarde, aprovechando la frágil intimidad del camerino, con los pantalones a la altura de los tobillos y un ritmo de cadera que se iba acelerando por momentos.
Según el criterio de Bright llevaban demasiado tiempo sin hacerlo. Una semana sin notar el calor de su chico, una larga semana de interminables ensayos y breves conversaciones a través del teléfono. Win se corrió según su costumbre, de una forma copiosa y tremendamente explícita. Bright notó las contracciones de la estrecha entrada en su verga, supo que tenía permiso para todo y se desbocó. Ensartó a Win con una serie de pollazos en lo más profundo que arrancaron de la garganta sensuales gruñidos de placer. Al llegar su momento, le apretó los glúteos con fuerza y lo dio todo contra Win. Win aprisionó su labio inferior entre sus dientes y cerró los puños, consciente de que su costumbre de gritar llegar al orgasmo era poco compatible con la escasa intimidad de aquel lugar. Se vino en él como solía hacerlo, de una forma febril, copiosa y sumamente placentera para ambos.

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Pasión Prohibida
FanfictionHistoria BrightWin. El abogado Chivaaree acaba de descubrir la existencia de un supuesto hijo del cual no tenía conocimiento. Es asi que decide buscarlo y termina impactado por su atractivo comenzando a sentir atracción. Se verá envuelto en un confl...