Más de uno se había congregado como insectos alrededor para ver la particular escena donde el imponente hombre zarandeaba a uno de sus socios y al chico que hablaba como nunca nadie se atrevería a hablar con el jefe. Era más que evidente que no iban a intervenir, nadie estaría así de loco para hablarle al gran Bright Chivaaree sin terminar devorado por el lobo.
No era la primera vez que notaba esas actitudes de parte del abogado y aunque la mayoría del tiempo se le hacía enternecedor, sabía que tenía que evitar que lo arruinara–. Suéltalo o me voy a enfadar
– Estás de suerte, Oat –a pesar de sus reticencias no quería disgustar a Win, no le importó quedar como el mandando de ese chico–. Como te vuelvas a acercar a mi hijo y no lo trates con el respeto que se merece, estás acabado –gruñó antes de soltarlo.
– ¡Psicópata! –Murmuró Win visiblemente molesto por la escena.
– Mucho gusto. Ya que nadie es tan amable de presentarme como lo haría una persona civilizada lo haré yo: soy Win –se presentó tendiéndole la mano–, el hijo del matón aquí presente.
Bright iba a protestar por la impertinencia, pero al verlo enfadado decidió guardarse su enojo, preferiblemente para follarlo contra alguna pared en cuanto tuviese ocasión.
– Disculpa a mi padre, no lleva bien que sea un chico atractivo.
– Yo… perdón… no sabía que Bright tuviese un hijo tan… tan guapo –repuso el otro recomponiéndose el nudo de la corbata. Después le dio un rápido apretón de manos a Win, apenas rozando la suave piel; no quería enfadar más a su socio. Discúlpame jovencito, no era mi intención hacer que te sintieras incómodo. Ha sido un malentendido, creí que eras otra persona. Por favor, acepta mis más sinceras disculpas.
– Gracias. Disculpas aceptadas. No pasa nada. –repuso Win con la mejor y más falsa de sus sonrisas.
En realidad, nada le apetecía más que Bright le partiera la cara a aquel tipo. Pensaba en la multitud de chicas y chicos recién licenciados que habrían tenido que aguantar a babosos como aquel para simplemente realizar prácticas no remuneradas en el prestigioso bufete de su amante.
_Aunque –prosiguió el acosador queriendo hacerse el simpático–, ahora que lo dices… tienes los mismos ojos que él, aunque sin ojeras.
– Ya, muy gracioso –intervino Bright.
El apunte del imbécil logró ponerlo más nervioso; no era el lugar, ni el momento para que esas ideas se colaran en la mente de Win. Decidió que, por una vez y sin que sirviera de precedente, era mejor plegar velas y largarse de ahí cuanto antes.
– Vamos, que no llegamos al cine –gruñó posando su mano sobre el hombro de Win, conduciéndolo a la salida rápidamente.
En cuanto la desigual pareja abandonó el bufete se formaron los chismes habituales de cuando algo extraordinario ha ocurrido.
– Te juro que si no lo veo con mis propios ojos no lo creo –soltó uno de los abogados no asociados–. Mira tú que cojones los de ese chico para hablarle así.
– Al parecer el señor Chivaaree tiene un lado que no conocemos –rió alguien nervioso–. Sin duda es su hijo, hace de él lo que quiere. Lo he visto en otras ocasiones con un temperamento menos intenso y era implacable. ¡El lobo ha sido domesticado por una chiquillo! ¡Increíble!
– Como el jefe los escuche diciendo algo así, estaran despedidos antes de que lo piensen. ¡Vuelvan al trabajo! –ordenó Oat, el socio–. ¡Ah! Davikah… estoy esperando al nuevo becario. En cuanto llegue la hace pasar a mi despacho y que nadie nos moleste en… un par de horas, ¿de acuerdo?
– Por supuesto, señor Oat.
Win estaba molesta. Pensó en no dirigirle la palabra a Bright en toda la tarde, luego lo pensó mejor: no era cuestión que por culpa de un baboso echasen a perder el poco tiempo que tenían para estar juntos. Enseguida volvió a mostrarse cariñoso y él le correspondió de igual modo.
– Te he comprado algo…
– Pero… ¿por qué? Ya hemos hablado de esto. A mí abuelo casi le da algo cuando me vio con el colgante. Apenas me da dinero el muy tacaño, no podré justificarlo…
– Tranquilo. No se trata de nada de eso. Está ahí, en el asiento de atrás. Si no te gustan pues las devuelvo…
A Win le brillaban los ojos mientras desenvolvía el paquete en cuestión. A pesar de las protestas tenía curiosidad y en el fondo se sentía halagado por el regalo, independientemente de la naturaleza del mismo o de su valor económico. Significaba que el insigne abogado pensaba en él cuando no estaban juntos y que, en cierto modo, lo quería para algo más que el sexo.

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Pasión Prohibida
FanfictionHistoria BrightWin. El abogado Chivaaree acaba de descubrir la existencia de un supuesto hijo del cual no tenía conocimiento. Es asi que decide buscarlo y termina impactado por su atractivo comenzando a sentir atracción. Se verá envuelto en un confl...