claire's pov
Ocho meses antes
—Claire, por favor despierta.
Abrí los ojos lentamente, la luz cegadora me obligó a parpadear varias veces antes de poder enfocar. Cuando finalmente lo hice, vi a mi madre de pie junto a mi cama, con lágrimas rodando por sus mejillas.
—¿Mamá?. —susurré, mi voz ronca y débil.
Ella se acercó más, el llanto escapando en sollozos incontrolables mientras me abrazaba con ternura. Sentí su calidez, su amor envolviéndome después de lo que parecía una eternidad.
—Claire, por dios. —Me abrazo, intente quitar lo que tenía en mi nariz, pero ella negó. —No, Claire. —Intente levantarme y negó. —Estas en el hospital, estas bien, no pasa nada. —Me moví y sentí un dolor en el abdomen. —Tuvieron que hacerte una cirugía, tienes el drenaje aún.
—¿El qué?. —Pregunté, tratando de procesar la información. —¿En dónde está Justin?.
—¿Quien?.
—¿Justin?. —Una enfermera entro y sonrió.
—Estás despierta, bienvenida.
—No creo que este bien.
—Ma—Mamá ¿En dónde está Justin?. —Intente levantarme, pero la enfermera me detuvo.
—No tan rápido, señorita.
—Esos hombres pagarán por todo lo que te hicieron. —Acaricio mi mejilla. —No pudieron atraparlos a todos, pero...
—No, tengo que ir a verlo, tengo que.
—No había nada bueno en la cafetería, traje pizza. —Pattie entro al cuarto y cubrió su boca. —Claire, mi niña. —Sonrió y comenzó a llorar.
—Pattie, es Jesse.
—Vamos a ponerte un calmante. —dijo la enfermera con voz tranquila, acercándose con una jeringa en la mano.
—No, ¡Suélteme!. —grité, sacudiéndome en los brazos de mi madre. —Déjame hablar con Pattie.
La enfermera me sujetó firmemente e inyectó el calmante en mi brazo. Sentí el líquido frío entrar en mi cuerpo y negué con la cabeza, tratando de mantenerme despierta.
—Pattie, vi a Jesse, estuve con Jesse —dije con urgencia, mirando a mi madre con desesperación.
—¿Qué?. —susurró mi Pattie, su rostro lleno de confusión y preocupación. —Marie, déjame...
—No sé de qué está hablando. —Mamá susurró.
—Es Jesse, está vivo —insistí, sintiendo cómo mis ojos comenzaban a pesar. —Justin es Jesse, no dejes que lo encierren.
La voz de mi madre se desvaneció en un murmullo mientras el sedante comenzaba a hacer efecto. La confusión y la desesperación me envolvieron mientras mi mente se oscurecía y mis ojos se cerraban lentamente.
—Por favor, mamá, no dejes que lo encierren —fue lo último que logré decir antes de que la oscuridad me envolviera por completo.
**
Un par de horas después, comencé a despertar. Sentí el peso del sueño disipándose lentamente, y parpadeé varias veces antes de abrir completamente los ojos. La luz suave de la tarde se filtraba a través de las cortinas de la habitación del hospital, creando un ambiente tranquilo pero desconocido.
—Ve con él Marie. Yo cuidare de ella.—dijo Pattie, con un tono de preocupación y determinación.
—Si viene alguien debes presionar el botón, solo una enfermera puede entrar.
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