justin's pov
Dos meses después
El sol se había escondido detrás de gruesas nubes grises, reflejando perfectamente mi estado de ánimo. Pasaba mis días en un ciclo repetitivo de bebida, tabaco y sueño inducido por las drogas. Mi cuerpo estaba presente, pero mi mente se encontraba en un abismo, atrapada en el pasado. La imagen de Claire, mi hermosa Claire, no desaparecía, y su ausencia era un agujero negro que devoraba todo mi ser.
Chiara, quien siempre había sido como una figura materna para mí, y Salvatore, no dejaban de regañarme por mi comportamiento autodestructivo. Sus palabras eran un eco constante en mi cabeza, pero no lograban penetrar el muro de desesperación que había construido alrededor de mí.
—Tienes que dejar de beber tanto, Justin —me dijo Chiara, con su voz llena de preocupación.
—Esto no te hará bien, hijo —agregó Salvatore, su tono firme pero comprensivo.
Pero yo simplemente asentía, sin intención real de cambiar. No podían entender el dolor que sentía, la agonía de perder a alguien tan importante.
Mientras permanecía tumbado en el sofá, escuché unos murmullos provenientes de algún lugar de la casa. Al principio eran apenas audibles, pero gradualmente se hicieron más fuertes, revelando la creciente tensión entre Alessa y Christian. Los murmullos se transformaron en gritos, rompiendo el silencio opresivo de la casa.
De repente, un portazo resonó a través de las paredes, seguido de un silencio ensordecedor. Me incorporé, alarmado, y vi a Alessa aparecer en la sala, las lágrimas corriendo por su rostro. Se dejó caer en el sofá, con su cuerpo temblando por los sollozos.
—¿Qué pasa, preciosa? —pregunté, acercándome a ella, preocupado.
—Christian no quiere a este bebé.
Decidí intervenir, aunque mi voz sonó como un susurro cansado.
—Alessa —dije, entrando lentamente. —No creo que Christian no quiera a su bebé. Hay una razón por la que no quiere ver las ecografías o sentir cómo se mueve.
—¿Por qué? —preguntó, sus ojos hinchados por las lágrimas.
—Claire te mencionó que Christian cuidó de ella antes de venir aquí, ¿verdad? —Alessa asintió. —Ella estaba embarazada.
Alessa me miró sorprendida, como si la información no pudiera ser real.
—Solo quedaban unas semanas para que naciera nuestro bebé —continué, tratando de mantener la compostura. —Christian me ayudó a cuidarla, estuvo con nosotros, cumplía cada antojo que tenía ella. Él estaba emocionado, iba a ayudarme a esconder a ese bebé.
—¿Qué pasó con él? —susurró Alessa, temiendo la respuesta.
—Alex. —Suspiro. —Un día nos hicieron una trampa, la deje sola en casa, sentía que había algo mal pero no volví lo suficientemente rápido a casa....cuando llegue era demasiado tarde. Alex la golpeo, había mucha sangre, la llevamos a casa de Tyler era estudiante de medicina, cuando llegamos a su casa era demasiado tarde, Claire no estaba consciente y estaba desangrándose, Tyler le hizo una cesárea de emergencia...Me desmayé cuando cortaron su abdomen, cuando vi como intentaban salvar al bebé.
Alessa rompió a llorar, sus ojos cubiertos de lágrimas.
—Lo siento mucho, Justin. —dijo entre sollozos.
—Christian nunca ha hablado de eso, pero el vio cuando Tyler saco al bebe, él se hizo cargo de él después de que...
No pude terminar la frase. Alessa me abrazó mientras sollozaba.
—Él estuvo ahí. El hizo lo que no fui capaz de hacer. No creo que sea algo fácil de sacar de su cabeza, debe estar asustado, no quiere pasar por lo mismo.
—O quizás no quiere recordar. —murmuró Alessa, apoyando su mentón en mi hombro. —Lo he visto llorar un par de veces. La extraña tanto como tú, él dice que ella es como su gemela.
El dolor era palpable, tanto en sus palabras como en sus ojos. Me sentí aún más perdido, sabiendo que no era el único que sufría.
—Me voy a la bodega. —suspiré, sintiendo la necesidad de escapar de la conversación.
—Tienes que hablar de ella. —insistió Alessa.
—No.
—No quiere decir que vuelvas a ser como antes.
Sus palabras resonaron en mi mente mientras me dirigía a la bodega. Sabía que tenía razón, pero el dolor era demasiado grande. Sumergido en mis pensamientos y mis recuerdos, encendí otro cigarrillo, buscando consuelo en el humo y el olvido.
En la bodega, el silencio era denso, roto solo por el sonido del viento golpeando las ventanas. Me dejé caer en una silla, rodeado de botellas vacías.
Con cada trago, intentaba ahogar la culpa, pero el recuerdo de Claire siempre flotaba en la superficie. Cerré los ojos, esperando encontrar algo de paz en la oscuridad.
De repente, un ruido sordo interrumpió mi ensimismamiento. Al abrir los ojos, vi una figura en la entrada de la bodega. Luca estaba allí, su expresión severa.
—¿Qué haces aquí? —gruñí, tratando de enfocar mi vista borrosa.
—No puedes seguir así, Justin —dijo, acercándose. —Han pasado seis meses y te duermes por el alcohol o las drogas. Esto no es lo que Claire hubiera querido.
Me levanté tambaleándome, sintiendo la rabia y la tristeza mezclarse en mi pecho.
—¡No hables de lo que Claire hubiera querido! —grité, lanzando una botella vacía que se estrelló contra la pared. —¡No tienes ni idea de lo que siento!
Luca no retrocedió, su mirada era implacable.
—Todos estamos sufriendo, pero destruirte a ti mismo no traerá de vuelta a Claire —dijo, su voz firme pero llena de tristeza. —Tenemos que ser fuertes por aquellos que aún están con nosotros.
Sus palabras me golpearon como una bofetada. Quería seguir enfadado, seguir hundido en mi miseria, pero algo en su mirada me hizo detenerme.
—Por favor, Justin —continuó. —Christian no está bien, Alessa no está bien. Vamos a superarlo juntos. No puedo verte así.
Sentí mis defensas derrumbarse, y por primera vez en mucho tiempo, dejé que las lágrimas fluyeran libremente. Luca me rodeó con sus brazos, y por un momento, permití que su consuelo penetrara el muro de mi dolor.
—Lo siento —murmuré, mi voz quebrada. —Lo siento tanto. Antes de ella, mi vida era solo oscuridad, muerte, las putas drogas, con ella, encontré la luz, fue la chispa que encendió mi vida y le dio un puto propósito. Cuando la tenía en mis brazos, tenía al mundo entero. Era mi puto mundo. Ahora que ya no está, mi mundo ha vuelto a ser un vacío sin luz.