claire's pov
Antes de que el sol se ocultara por completo, me encontré junto a la ventana, dejando que la suave brisa acariciara mi rostro. La tarde caía lentamente sobre el paisaje, pintando el cielo de tonos dorados y naranjas. En medio de ese espectáculo de colores, me sentía atrapada, como si estuviera encerrada en una jaula invisible, incapaz de escapar de mi destino inevitable.
Sabía que el tiempo se agotaba, que pronto tendría que enfrentarme a la realidad de dar a luz en este lugar oscuro y peligroso. Entonces, lo vi. Alex entraba por la puerta principal, acompañado de una joven asustada. Un nudo se formó en mi garganta mientras observaba la escena, mi nuevo instinto maternal gritaba por ayudarla.
—¿Alex? ¿Qué pasa? ¿Por qué no estas en la cama?.
—¿Qué demonios haces despierta a estas horas? —rugió Alex, lanzándome una mirada furiosa.
—Solo vi que habías llegado. ¿Quién es ella? —mi voz apenas era un susurro, pero sabía que Alex me escucharía.
—Eso no te importa. Vete a dormir.
—Pero... ¿por qué está llorando? ¿Qué le pasa?. —Alex gruñó, con sus ojos fulminantes chispeando con furia contenida. —Me desperté asustada porque no estabas, te estaba esperando Alex. —Hice un puchero. —¿Recuerdas cuando quería comer pizza con chocolate? —Solté un gemido. —No sabes las ganas que tengo de follar contigo.
—¿Ah sí?. —Asentí sonriendo.
—Mhm...¿No quieres sentir al bebé?. —Soltó una risita. —Estoy caliente Alex.
—Ve a la cama cariño. Tócate un poco y espérame de rodillas. Quiero que estes lista para cuando llegué.
—Está bien. —Di un suave beso en la comisura de sus labios.
Mire a la chica con una mirada de compasión, mi corazón latía tan fuerte que me dolía. Cada latido era como un tambor. Por mucho que quisiera mantener la calma, nada funcionaba. Mi corazón sabía lo que venía, y la adrenalina se desbordó.
Sabía que estaba jugando con fuego, pero no podía permitir que esa chica pasara por el mismo infierno que yo había vivido. Follar una vez con Alex, no significaba nada para mí.
Sus instrucciones habían sido breves, pero asumí que me quería de rodillas al pie de la cama. Una parte de mí se incendió en el odio a mí misma. Pero debía proteger a la chica.
Así que obedecí
No podía encontrar una posición cómoda. Un dolor en la parte baja de mi espalda había comenzado mientras Alex estaba sobre mí. Definitivamente en había empeorado en la última hora. Coloqué una almohada debajo de mi vientre y luego cerré los ojos, intentando encontrar el sueño.
Debía haberme quedado dormida, cuando un dolor agudo en la parte baja de mi abdomen me despertó bruscamente. Mis ojos se abrieron de golpe, y jadeé. Apoyé mi brazo para empujarme en una posición sentada, pero con el dolor resultó dos veces más difícil. Cuando finalmente logré sentarme en el borde del colchón, tuve que recuperar el aliento. No estaba segura si esto era normal.
Por la fuerza del dolor, solo podía asumir que estaba teniendo contracciones.
Me acaricié el estómago, esperando que el dolor disminuyera. Pensé en despertar a Alex. Pero inmediatamente pensé en la niña que estaba atrapada, mi mente no dejaba de dar vueltas, imaginando los horrores que Alex podría infligir a la chica si la dejaba en sus manos.
Fue entonces cuando tomé la decisión. Con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho, decidí que ya no podía quedarme inmóvil, esperando el inevitable destino que nos aguardaba.