justin's pov
Un torbellino de emociones me invade mientras observo a Claire, dar a luz a nuestro primer hijo en medio de la oscuridad del bosque. La maravilla y el asombro se entrelazan con el miedo y la incertidumbre en lo más profundo de mi ser.
Ver a nuestro hijo llegar al mundo es como presenciar un milagro, un momento de pura magia que me deja sin aliento. Cada grito de dolor de Claire, cada esfuerzo por traer a nuestro bebé a este mundo hace que mi corazón se hinche de orgullo y amor por ella.
Pero incluso en medio de esta alegría desbordante, la preocupación se filtra en mi corazón. Ver a Claire mostrar signos de debilidad después del parto es desgarrador, y el miedo se apodera de mí mientras me enfrento a la posibilidad de perderla.
Aun escuchamos disparos a la distancia, no es seguro movernos con ambos así. El tiempo parece estirarse hasta el infinito mientras esperamos desesperadamente la ayuda que necesitamos. Cada segundo que pasa es una agonía, y me encuentro luchando contra la ansiedad y el miedo mientras me aferro a la esperanza de que la ayuda llegue a tiempo para salvar a mi familia.
—Justin, tenemos que sacarlos de aquí. —Murmura Christian. Rodeando con sus brazos los brazos de Claire, quien sostienen al bebé en su pecho.
—Estoy de maravilla. —Acaricie su mejilla y ella se acurruco en mi mano.
—Le enviaré un mensaje a Luca. Debería encontrarnos en poco —anuncio, sacando mi teléfono y comenzando a redactar el mensaje.
Al levantar la mirada hacia Claire, noto algo diferente en sus ojos. Se ven cansados, pero hay algo más, una lucha interna que refleja la lucha por mantenerse despierta.
—Vienen en camino, amor —digo, frotando sus brazos para tratar de reconfortarla. Su cuerpo está cada vez más frío y tiembla con fuerza, indicando el agotamiento y el frío que la están afectando. —Mantenla despierta.
—Está bien. —El susurró. —Cariño, tienes que mantenerte despierta.
—Lo sé.
—Pensé que me habías extrañado. —Ella cerró sus ojos sonriendo. —¿Te estuve buscando por ocho meses y cuando te encuentro te duermes en mis brazos?. —Su labio comenzó a temblar.
—¿En dónde están Justin?. —Dijo Luca al teléfono.
—Luca, la tenemos. Estamos a unos kilómetros del auto, pero no puedo moverla. Acaba de tener al bebé, está sangrando, no sé cuándo pueda moverla.
—Está bien, no te muevas, intentare acercar los autos. Vamos a rastrearte.
—Aquí estaremos.
—Lo sé. Hace frio. —dice Christian, frotando los brazos de Claire con preocupación. —No te duermas Claire. —le ruega, colocando su mano en su frente. —Justin.
—Claire, dormiremos pronto. —añado, tratando de calmarla. Asiente con un gesto débil. Cuando uno de sus brazos comienza a caer, el temor me invade.
El bosque se sumerge en un silencio denso mientras nos preparamos para el siguiente paso. Con Claire y el bebé, nos enfrentamos a la realidad de la situación: no podemos quedarnos aquí esperando indefinidamente. Necesitamos actuar, y rápido.
—¿Tienes un cuchillo para cortar el cordón?. —Christian saca uno de su chaqueta y me lo entrega con determinación. —Llévate al bebé.
—¿Qué?.
—Llévatelo, confió en ti. —Sin más dudas, corto el cordón umbilical con el cuchillo que me ha dado. —Súbete al primer auto que veas y llévatelo a un hospital. No te alejes de él, no lo sueltes.
Christian y yo compartimos un momento de conexión profunda, tome su nuca, juntando nuestras frentes como un gesto de apoyo entre hermanos. Luego, él da palmaditas en mi nuca, transmitiendo su confianza y apoyo.
—Los tenemos —dice con convicción.
—Corre, voy detrás de ti.
Con Claire en mis brazos, emprendo una carrera desesperada tras mi hermano. Cada paso se convierte en un esfuerzo sobrehumano, mis pulmones arden con cada bocanada de aire frío que inhala, pero no puedo detenerme. La vida de Claire está en juego, y no puedo permitirme perderla después de todo lo que hemos pasado juntos.
El bosque parece un laberinto oscuro y sin fin, pero me niego a rendirme. Las ramas rasgan mi piel, las raíces retuercen mis tobillos, pero avanzo con determinación, impulsado por el amor y el miedo a perder lo más preciado en mi vida, puedo sentir como por mis brazos se desliza algo tibio, sé que es su sangre.
Las luces de los autos parpadean en la distancia, una luz de esperanza en medio de la oscuridad. Siento un nudo en la garganta mientras me acerco, la urgencia y el desespero bombean adrenalina por mis venas, impulsándome hacia adelante con una fuerza que desconocía poseer.
—¿Qué mierda paso?. —Escuche la voz de Luca. —¡Fuera!. —Cerró la puerta de uno de los autos, en el que logre ver a Christian. —¿Qué mierda paso?.
—Tuvo al bebé, esta inconsciente desde hace como dos minutos.
—¿Claire?. —Nero dio un paso.
—Llévenselo a casa. —Apunto a nuestros hombres. —Igual que al resto de cerdos. —Me subí a un auto. Luca se subió adelante y comenzó a conducir apenas cerré la puerta.
—No pude sacar la placenta, quizás deba sacarla. —Presione mis dedos en su cuello. Aún había latidos, aunque eran débiles. —¿Qué se supone que deba hacer?.
—Cálmate Justin, en menos de diez minutos estaremos ahí. —dice Christian con voz firme, tratando de transmitirme tranquilidad mientras seguimos adelante hacia el hospital.
—Esta deshidratada, hay muchas cosas que considerar. Acaba de tener un bebé en medio del puto bosque.
—Tenemos a Alex. —Apretó sus nudillos. —Hijo de puta, vivirá mucho tiempo antes de que pueda rendirse.
Pero esos minutos se convierten en los más horribles de mi vida. Cada segundo parece una eternidad, cada latido de mi corazón retumba en mis oídos con una urgencia desesperada. Mis manos tiemblan mientras acariciaba la mejilla de Claire, mis pensamientos son un torbellino de miedo y ansiedad.
Claire está en peligro, y no puedo hacer nada más que rezar para que lleguemos a tiempo.
Finalmente, llegamos al hospital, y el alivio se mezcla con el miedo cuando veo las luces parpadeantes de la sala de emergencias. Luca, con su voz potente y segura, habla en italiano mientras coordina con el personal médico. Las enfermeras traen una camilla y se llevan a Claire, pero no me permiten seguirla.
Es entonces cuando la realidad me golpea con fuerza. Tengo miedo, un miedo abrumador de perderla de nuevo. Todo lo que quiero es estar a su lado, sostener su mano y asegurarme de que esté bien. Pero estoy atrapado en el pasillo, impotente y lleno de temor, porque no puedo soportar la idea de perderla otra vez.