t w e n t y - e i g h t

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claire's pov

—Claire. —Justin entró al cuarto. —¿Estás lista? Porque hay alguien que quiere conocerte. —Se acercó con un pequeño bultito en sus brazos. Lo dejo en los míos y sonreí.

Mi niño. Tengo un niño.

Un hijo.

Miro fijamente la cabeza diminuta cubierta de una pelusa de cabello rubio pálido, y una ola de amor como nada que haya sentido antes me llena. Levanto su cuerpo diminuto, para poder ver su cara por primera vez. Lo miró fijamente.

Dios, es hermoso. Perfecto. Sus curiosos ojos unos ojos grises verdosos me miran fijamente. Presiono un beso suave en su mejilla.

—Soy tu mamá —le susurro. —Es hermoso, Justin.

—Lo es. —Acaricie su mejilla. Me mantuve en silencio por unos segundos. No me atreví a decirlo, a admitir que este podría no ser un momento feliz después de mucho tiempo.

—Justin. —Humedecí mis labios. —No estoy segura de que...

—Es mío. —Me miro fijamente. Quería que eso fuera cierto más que cualquier otra cosa.

—Pero... Siempre podríamos comprobarlo. —Agitó su cabeza.

—Es mío. No necesito una prueba. No importa lo que eso diga. Amaré a este bebé de la misma forma. —No podía quitarme la sorpresa de la cara.

—¿Por qué?.

—Por que la mitad de él eres tú.

Mi corazón comenzó a disminuir una vez más, y todo mi cuerpo se relajó. Fue la primera vez que encontré la paz en meses, finalmente dejé que el estrés se fuera de mis hombros.

—Podemos hacer la prueba, y si dice lo que no queremos oír, me mantendré firme en mi palabra. —Deslizó su mano por mi pelo y nos unió las caras. —Pero sé que es mío. Sé que es mi hijo. Y sé que lo voy a amar tanto que me mata.

Sentí una pequeña explosión dentro de mi pecho, adorando a este hombre. Nunca esperé que reaccionara de esta manera, que me apoyara y fuera tan leal. La mayoría de los hombres no se sentirían así, ser mi roca a través de todo este dolor. Mi corazón palpitaba de una forma totalmente nueva, y de repente me sentí más ligera que el aire.

Era la mujer más afortunada del mundo por tenerlo.

—Se parece mucho a ti. —El murmuró acariciando la mejilla del bebé.

—¿Tú crees?

—Definitivamente. —Presiono un beso dulce en mi frente. —Estuviste maravillosa, Claire.

Tal vez sea la emoción abrumadora del momento o tal vez solo una necesidad simple, pero levanto la boca hacia él, y le doy un beso suave en los labios. Empiezo a alejarme, pero su mano acaricia mi mejilla, trayéndome de vuelta a su boca.

Me besa suavemente, tiernamente. Chupando suavemente mi labio inferior. Me retiro del beso y lo miro a los ojos. Me coloca el cabello detrás de la oreja. Sus ojos no dejan los míos.

—Te amo. —Justin acaricio su mejilla.

—Te amo más.

Un suave quejido del bebé y una pequeña arruga en su frente son señales claras de que tiene hambre. Sus labios se curvan en una mueca, como si estuviera buscando instintivamente algo que alivie su necesidad.

—Creo que tiene hambre —murmuro con ternura, dirigiendo una mirada cómplice a Justin.

Con delicadeza, me inclino hacia el bebé, sintiendo el latido acelerado de mi corazón mientras me preparo para este momento especial. Mi mano tiembla ligeramente mientras acaricio su cabecita, sintiendo la suavidad de su piel contra la yema de mis dedos.

Con manos temblorosas pero determinadas, lo acerco a mi pecho, sintiendo cómo su pequeña boquita busca instintivamente el pecho materno. Un escalofrío recorre mi cuerpo cuando siento su succión suave pero firme, succionando con ansias el alimento que le ofrezco.

Una oleada de amor y gratitud me inunda mientras lo miro, maravillada por el milagro de la vida que tengo en mis brazos. Mis ojos se llenan de lágrimas de emoción y alegría mientras me sumerjo en este momento de conexión profunda con mi hijo.

—¿Mi madre sabe todo lo que paso?.

—Ni tu madre, ni la mía. —Acaricio mi mejilla. —Es mejor que no se enteren, desde lejos solo las asustaría.

—¿Alessa?.

—Aún no sabe que te recuperamos. Ella está embarazada. —Abrí mi boca sorprendida. —Es por eso por lo que supe que era prematuro, aún le quedan semanas.

—Que loca luna de miel. —Él sonrió.

—¿Tú estás bien?. —Asentí. —¿Estás segura? Puedes decirme lo que quieras. —Tomo mi mano. —Estamos juntos en esto, sea lo que sea, estoy aquí para ti.

—Ya paso lo peor. —Ella acaricio su mejilla. —No puedo llorar ahora. Estamos los dos a salvo y estamos contigo, es lo que me importa. —Dio un beso en mi sien. Me acurruqué en sus brazos y suspiro. —¿Como supiste que hacer? —Se quedó callado y acaricio la mejilla del bebé. —¿Justin?.

—¿Recuerdas el lugar al que te dije que llevaban a las chicas embarazadas? —Asintió. —Trabaje ahí antes de que Bob me enseñara a conducir.

—¿Con las chicas?.

—Debía proteger a Christian, él tenía cuatro años, era mi responsabilidad, si no hacia lo que ellos decían lo encerraban y lo golpeaban.

Di un beso en su mejilla y entrelacé nuestras manos.

—Tenía que darles comida, las dejaban encerradas hasta que tenían contracciones, se pasaban horas gritando y pidiendo ayuda, ellos me enseñaron que hacer, luego reconocíamos cuando estaban pujando, tenía que estar ahí cuando salían los bebés, la primera vez vomite, luego se repetía una y otra vez, me entregaban a los bebés y yo cortaba el cordón, los limpiaba, luego pañal, ropa, comida, los cuidaba por un par de horas y se los llevaban, creo que más de alguna vez saque a un bebé solo.

—¿Que hacían con ellos?

—Los vendían, luego esas chicas lloraban y no dejaban de llorar, esa mierda. —Dio golpecitos en su sien. —Eso se queda aquí, no...no...Es por eso por lo que no me gusta escucharte llorar. —Me miro. —No sé cómo pude aguantar mientras te veía así.

—Te amo.

—Te amo más. —Nos besamos suavemente y el bebé comenzó a quejarse suavemente. —Si claro, así será el resto de nuestra vida, tú serás el centro de atención ahora.

Metiendo la mano debajo de las sábanas, Justin acaricia mi pierna arriba y abajo, con sus ojos en él bebé, quien comienza a hacer ruidos molestos e instantáneamente los labios de Justin se curvan hacia arriba, y sus ojos se llenan de adoración.

Cuando se libera mi pezón, Justin lo toma de mí y, poniéndose de pie, toma una toalla y la coloca contra su hombro antes de hacer eructar suavemente a nuestro hijo.

—Estoy celosa —murmuro mientras me cubro. —No sé cómo lo haces eructar.

—Frotar. Palmadita. Frotar. Palmadita —se burla de mí. Él bebé deja escapar uno fuerte, y luego hace un sonido de gorgoteo que derrite mi corazón.

Justin lo acurruca, meciéndolo lentamente. Al ver a mi Justin y mi hijo, quienes están completamente enamorados el uno del otro, mi corazón se siente lleno. Cuando él bebé se queda dormido, con sus pequeñas manos y sus labios entreabiertos, Justin le da un beso en la frente.

—Dulces sueños, mi niño.

—¿Cuándo podemos irnos a casa?.

—¿Quieres irte a casa?. —Asentí. —¿Estás segura?.

—La doctora dijo que la hemorragia fue por el shock, la adrenalina. Todo fue una locura, pero estaré bien. —El hizo una mueca. —No creo que nada malo pueda pasarme.

—Amor.

—Solo quiero volver a casa Justin, por favor.

—Está bien. —Miro al bebé y acaricio su mejilla. —Esta noche volveremos a casa.

Saving Baby [+18] | JUSTIN BIEBERWhere stories live. Discover now