e i g h t e e n

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Estaba empezando a sospechar que se acercaba la fecha de parto. Me sentía como un rinoceronte, y encontrar una posición cómoda en la noche era casi imposible.

—Tienes que dejar de patear. —Susurré. —Le estás haciendo daño a mamá. —Acaricie mi vientre. —No puedo esperar para conocerte, te amo.

—Eres como la dulce madre que siempre imagine tener. —La voz de Nero me hizo dar un salto. Estaba apoyado en el marco de la puerta con sus manos en sus bolsillos.

—Dios. —Susurré. —Casi me orino encima.

—¿De nuevo?. —Él sonrió y levanté mi dedo de en medio.

—¿Quieres que se me salga de un susto?. —Negó divertido.

—Tu camiseta te queda un poco pequeña.

—Esto es lo único que me queda. — Acepté con una risa suave. —Alex no quiere traer más ropa y me niego a usar la de él. —Se quitó la camiseta y me la entregó, revelando unos abdominales bien definidos que destacaban entre los tatuajes que adornaban su torso. —¿Estás coqueteando conmigo Nero Barsetti?. —Me miro divertido. —Justin tiene más músculos que tú.

—No lo creo.

La risa fluyó entre nosotros, un breve destello de ligereza en medio de la oscuridad que nos rodeaba. Su comentario sobre mi camiseta ajustada me sacó una sonrisa, aunque era un recordatorio constante de cómo mi cuerpo estaba cambiando debido al embarazo.

Me cubrí con la camiseta, sintiendo cómo el suave algodón se estiraba sobre mi vientre hinchado. Era un ajuste incómodo, pero prefería eso a usar la ropa de Alex, que me recordaba constantemente mi situación de prisionera.

—Coqueteando. —Nero bromeó, con una sonrisa juguetona iluminando su rostro. —Por supuesto que no. Solo trato de ser amable con una dama en apuros.

Nero acaricio mi vientre, mientras sonreía.

—¿Cómo está él?.

—Se mueve demasiado. No puedo dormir mucho en la noche. —Acaricio mi vientre con su pulgar.

Un gesto que debería haber sido reconfortante, pero no lo era. Me quedé callada por un par de segundos, sintiendo una creciente presión en mi pecho. Mis ojos comenzaron a arder y, sin poder contenerlo más, solté el llanto.

Las lágrimas caían incontrolablemente mientras mis pensamientos se dirigían a Justin, el hombre que debería estar aquí conmigo en este momento crucial. Extrañaba su presencia, su voz, su manera única de hacerme sentir segura. Este no era el toque que necesitaba; era el de él.

—Claire.

Deseaba con todo mi ser que fuera él quien estuviera acariciando mi vientre, sintiendo las pataditas del bebé, compartiendo este momento tan especial. En lugar de un extraño, quería a la persona que había soñado estar a mi lado durante cada paso de este viaje. Su ausencia se sentía como un vacío imposible de llenar.

—No puedo soportarlo más. —Se acerco a mí y me abrazo. —Lo extraño tanto.

Lloré, dejando salir toda la tristeza y el anhelo acumulados, esperando que, de alguna manera en algún lugar, él pudiera sentir mi necesidad de que estuviera aquí, conmigo, en este momento tan importante.

—Creo que ese bebé tendrá que dejar de crecer, ya casi no puedo abrazarte. —Nero sonrió. —Estás gigante.

—Nero, no le dices eso a una mujer embarazada. —Seco mis lágrimas y me miro. —Si crees que ahora me veo gigante imagíname en unas semanas más.

—Entonces supongo que te pondrás más sexy.

—Basta.

—Alex volverá mañana, tiene reuniones con su gente todos los martes y viernes. —Acaricio mi mejilla. —Traje mucha comida y pienso mimarte a ti y a ese bebé, todo el día. Quizás no me llame Justin, pero tendrás que conformarte con ello. —Solté un pequeño quejido. —¿Qué pasa?

—Me está pateando en las costillas.

—¿Enserio?.

—¿Quieres sentirlo?. —El asintió. Me recosté sobre la cama, tomé su mano y la puse sobre mi vientre, presioné sus dedos en donde sentía las patadas.

—No siento nada.

—Sentirás su pie. —Dio una patada y el me miro sonriendo. —¿Lo sentiste? Está pateando cada vez más fuerte.

—Tienes a un chico aquí dentro, estoy seguro de ello. Nadie más patearía así. —Su rostro se endureció, bajo suavemente el pantalón. —Nero.

—No es tu primer bebé. —Sus palabras salieron más como una afirmación, en vez de una pregunta. Me mantuve en silencio por un par de segundos y luego negué. —¿Por qué te lo sacaron?.

—Alex... —El comenzó a acariciar mi vientre. —Intento violarme, había escondido el embarazo de él, cuando se dio cuenta me golpeó tan fuerte que lo perdí. —Aprete mis labios. —Es por eso por lo que temía contárselo, cuando eso paso no podían llevarme a un hospital, me lo sacaron en la mesa de la casa de un amigo.

—¿No sobrevivió?.

—No, no esperaba a que lo hiciera. —Me miró. —Desde que nos enteramos de que estaba embarazada, sabía que nunca seria mi bebé. Estuve dormida mientras paso, cuando desperté no había nada. No hubo tiempo para que me durmieran, me desmaye por el dolor y la hemorragia.

—Lo siento mucho.

—Eres al primero que se lo cuento, nadie lo sabe además de Justin y Christian. No pude contárselo a mi madre.

—No pasara lo mismo con este bebé. —Susurró. —Te lo prometo Claire, tu bebé va a vivir y será muy feliz.

—¿Por qué trabajas para Alex?. —Levantó sus hombros. —Tú no eres como él, además no te agrada. No entiendo por qué lo ayudas, porque estas de su lado.

—No estoy de su lado, vengo aquí porque no tengo opción.

—¿Por qué?.

—Él tiene a mi hermana escondida y no quiere decirme en donde esta. No somos de una buena familia, trabajamos para personas como Salvatore o Vittorio. No pude proteger a mi hermana, se la llevaron a la noche de los hilos.

—¿Cuántos años tiene?.

—Catorce. —Miro hacia abajo. —Alex la compró, tenía algunos contactos y me dijeron su nombre. Cuando lo encontré le dije que trabajaría para el sí dejaba ir a mi hermana.

—Él no lo ha hecho.

—No, pero está en un lugar seguro. Se que está en un lugar seguro, pero él no quiere decirme en donde esta, no la he visto en meses.

—Tienes que buscar a Justin. —Susurré. —Créeme. Él nunca le ha hecho daño ni a mujeres, ni a niños.

—Pero me hará mucho daño a mi cuando sepa que te he estado cuidando todo este tiempo.

—¿Me mantuviste viva no es así?. —Asintió. —No cuidaste solo de mí, estas cuidando de nosotros dos, te debe muchísimo.

—No puedo.

—¿Puedes llevarle al bebé?. —El me miró. —Puedo soportar a Alex, puedo hacerlo hasta que me mate.

—No te va a matar.

—No si cree que el bebé es de él. Cuando nazca, comenzara a golpearme de nuevo. No creo que pueda soportar más golpes, el me matara y no puedo permitir que mi hijo crezca con un hombre como él. No quiero que conozca lo malo que puedes ser con alguien.

—Lo prometo.

—Cuando llegue el día. Tienes que buscar a Christian, el entenderá primero que Justin. 

Saving Baby [+18] | JUSTIN BIEBERWhere stories live. Discover now