t e n

142 8 9
                                    

Alex se marchaba durante el día, o al menos se iba a un lugar al que yo no tenía acceso. Había guardias patrullando por el interior de la casa, vigilando todas las salidas y ventanas. No había relojes ni dispositivos electrónicos en la casa, aparte de un sistema de sonido integrado en las paredes. Yo no tenía ni idea de cuánto tiempo llevaba allí. Parecía una eternidad, pero es posible que sólo hubieran sido unas cuantas semanas. Quizá un mes.

Pero daba la sensación de ser toda una vida.

Como durante el día no había nada que hacer, yo me echaba muchas siestas. Pasaba mi tiempo libre recuperándome de las heridas que me infligía. Me dolían las costillas en todos los puntos en los que me había dado patadas, y tenía la espalda llena de verdugones. Se sacaba el cinturón y me azotaba con él, prestando especial atención a mi trasero.

—Se que estás despierta Claire. —Se acercó a la cama y me agarró por el tobillo, arrastrándome a la fuerza hacia el borde, hasta que estuve debajo de él. —¿Me extrañaste?.

—Aunque estuvieras muerto. No te echaría de menos. —Le di una patada en la mano y retrocedí.

—No lo hiciste cuando pensabas que me habías matado ¿Verdad?.

—Nunca había estado tan feliz.

Cada vez que lo desafiaba, a él parecía gustarle.

—Eres una zorra. Una zorra traidora. —Sus manos rodean mi cuello y golpean bruscamente mi cabeza contra la cama. Las estrellas brillan en mis ojos, impidiéndome ver nada durante varios segundos. Siento como si me abrieran la nuca, pero las manos que me constriñen la tráquea me sacan del pozo de la agonía.

El pánico se apodera de mí, tan intenso que parece un veneno en mis venas. Le araño las manos, dejando arañazos sangrientos a su paso, pero no lo disuaden. Su rostro se contorsiona hasta convertirse en pura rabia, sus pupilas se dilatan hasta volverse casi negras.

Me va a matar. Por fin lo hará.

—Alex. —Nero se aparece en la puerta. Él parece sacarlo de su trance, haciendo que libere ligeramente mi cuello, comencé a toser intentando recuperar el aire.

—¿Qué?.

—Alguien te está buscando.

—Estoy un poco ocupado ahora, Nero.

—Es ella. —El soltó un gruñido. —Le dije que estabas ocupado, pero está esperando en la sala. Dice que si sigues tardando subirá ella misma hasta aquí.

—Es tu día de suerte. —Se acercó a mí y beso suavemente mi mejilla. —Pronto volveré por ti. —Se levantó.

Dio un par de pasos fuera del cuarto, dejando la puerta entreabierta. Permanecí inmóvil en la cama, mi respiración contenida. De repente, escuché una voz chillona y el sonido inconfundible de unos tacones resonando en el pasillo. Mi corazón se aceleró al reconocer la voz. No podía ser... ¿Fiorella?

—¿Qué haces aquí, Fio? —respondió Alex, su voz cargada de molestia.

—Alex, tenemos que hablar —dijo la voz, con un tono de urgencia y desdén.

Esa traidora. Intenté calmar mi respiración mientras mi mente procesaba lo que estaba escuchando. Fiorella, la prima de Alessa. Cuando la vi en la boda, inmediatamente sentí algo extraño en ella, estaba fingiendo ser amable, pero en el fondo sabía que solo quería intentar tener algo con Justin. Ahora ella estaba aquí, en esta casa, y por su tono de voz, parecía conocer bien a Alex.

—Dijiste que te desharías de ella, dijiste que iban a dejar de buscarla.

—No te dije que dejarían de buscarla. —Responde Alex, con una frialdad que me hiela la sangre. —Solo te dije que la traería de regreso a mí.

Saving Baby [+18] | JUSTIN BIEBERWhere stories live. Discover now