Saving Baby [+18] | JUSTIN BIEBER

t h i r t e e n

claire's pov

Tres meses después

Un profundo y estremecedor aliento me recorre el rostro. Un gemido se escapa de mis labios cuando siento que está dentro de mí, y mi reflejo nauseoso amenaza con que mi bilis caiga sobre él. Aunque no tengo nada en el estómago.

—Te gusta sentirme, ¿verdad, bebé?.

Cierro los ojos y asiento con la cabeza, aunque es lo más alejado de la realidad.

—Mierda, qué hermoso. —Gime sin aliento. Una lágrima se desliza por mi mejilla, y rezo para que esté demasiado distraído como para darse cuenta. —No estás disfrutando.

—Si lo hago. No te detengas.

—Estás llorando. —Gruñó. —No quieres estar conmigo ¿Verdad?. —Comenzó a reír. —No quieres estar conmigo. —Sus pupilas comenzaron a dilatarse y su respiración comenzó a acelerarse.

—Alex —susurré con desesperación.

Él se movió en un rápido movimiento, sacando un arma de la mesita de noche y pegándola a mi cabeza. Sentí el frío metal contra mi piel y un escalofrío recorrió mi cuerpo.

—Por favor, Alex.

Mi corazón latía con fuerza, cada segundo que pasaba sentía que podría ser el último. Cerré los ojos, esperando el inevitable sonido del disparo. Jaló del gatillo y sentí un clic vacío. Abrí los ojos, sorprendida.

—Alex, Alex, me quedare contigo, podemos ser felices juntos, puedo irme contigo. —Jalo de nuevo del gatillo y llore más fuerte. —Por favor, no lo hagas, por favor.

—¿Por qué no te fuiste conmigo antes? Yo te prometí que vivirías como una princesa, no soy como Justin, tengo más dinero, nunca dependí de Bob, ni de Bob, ni de Salvatore.

—Alex. —Jaló de nuevo del gatillo y otro clic vacío resonó en el cuarto. Mis sollozos se hicieron más fuertes. —Por favor, no lo hagas, por favor.

—Pero preferiste ir con él y no quieres estar conmigo, nunca querrás estar conmigo.

—No más por favor.

—Si me amaras no me dirías eso, boca abajo, ahora.

—Alex, por favor. —Me apunto y me gire boca abajo, puso su mano el arma en mi cabeza. Se deslizo dentro de mí y comenzó a moverse dando fuertes golpes.

—Dime que eres mía.

—No. —Empujo mi cabeza contra el colchón.

—Dime que eres mía. —Comencé a sentir dolor. No podía soportarlo más. Jalo el gatillo de nuevo y mi corazón se aceleró. —Te quedan dos intentos bebé. —Llore más fuerte y luego la puerta se abrió.

—Alex. —Nero entro al cuarto. —¿Qué mierda estás haciendo?.

—Lárgate de aquí si no quieres que mate a tu hermana.

—Déjala en paz.

—No tenía balas, idiota, solo estaba jugando. —El jalo del gatillo y disparo hacia una de las paredes, el disparo hizo un fuerte eco en la habitación. Alex abrió su boca y soltó una risita. —Oh mierda, si tenía una bala. —Carcajeo. —Lo siento Claire, no pretendía volarte los sesos.

—Alex.

—Tengo que ir con Bob. —Sacudió su cabeza. —Me está esperando, tengo que trabajar. —Dio un beso en mi mejilla. —Tengo trabajo que hacer, volveré en un par de horas. —Tomo las esposas de su mesita de noche, las ató a mis muñecas y luego me beso. —Te amo.

Nero comenzó a acercarse. Se sentó junto a mí en la cama mientras mi llanto era cada vez más fuerte, solté un grito ahogado cuando soltaba las esposas y me cubría con las mantas.

—Ya está Claire, ya paso. —Se deslizo junto a mí. —¿Puedo abrazarte?.

—No, él está mirando. Se enfadará.

—No está mirando, desconecte las cámaras.

—Está bien. —Me rodeó con sus brazos. Comencé a llorar más fuerte, mientras sentía como me deshacía en sus brazos.

—Shhh... —Susurró. —Estoy aquí. Estoy aquí. —Comenzó a mecerme suavemente en sus brazos, mientras acariciaba el dorso de mi brazo. —Lo siento.

Sus palabras fueron un consuelo inesperado, y poco a poco, mi llanto se transformó en suspiros entrecortados. Cerré los ojos, permitiéndome imaginar que estaba en los brazos de Justin. Pude casi sentir sus manos cálidas y sus caricias, imaginando que él estaba allí para protegerme y consolarme. Con esta fantasía reconfortante, me dejé llevar por el sueño, sintiéndome segura por primera vez en mucho tiempo.

Mis pensamientos volaron hacia los momentos felices con Justin, sus ojos brillantes, su risa contagiosa, y la forma en que siempre encontraba maneras de hacerme sentir especial. Ahora, esa vida parecía tan lejana, casi irreal. Pero el recuerdo de Justin me daba fuerza, me recordaba que había algo, alguien, por lo que luchar.

Desperté un par de horas después porque sentía como mi estomago se estaba revolviendo. Estaba recostada sobre el brazo de Nero, quien dormía profundamente. Noté algo frío y pesado en su otra mano: un arma.

—¿Nero?. —Susurré. Mi estómago se revolvió de nuevo y me senté en la cama de golpe, el miedo regresando con fuerza.

Me levanté lentamente, tratando de no hacer ruido. Observé a Nero mientras dormía, su rostro relajado era una extraña contradicción con el arma que sostenía. Me pregunté qué lo había llevado a este lugar, a esta vida. ¿Qué clase de pasado oscuro compartía con Alex para estar aquí, en medio de esta locura?

Caminé hasta la ventana y miré hacia afuera. La noche era oscura, con la luz de la luna apenas iluminando el paisaje. Todo parecía tranquilo, pero sabía que era una tranquilidad engañosa. Mi mente vagaba hacia Justin de nuevo.

De repente, sentí algo extraño en mi abdomen, una sensación familiar, casi olvidada. Eran mariposas, una sensación de aleteo. Mi mente tardó un momento en procesar lo que significaba. Mi corazón dio un vuelco al recordar que esos eran los primeros movimientos de un bebé.

Toqué mi vientre, con una mezcla de asombro y terror.

¿Podría ser posible?

Volví a la cama, mi cuerpo cansado y mi mente agotada. Me recosté junto a Nero una vez más, permitiéndome unos momentos de descanso en sus brazos. A pesar de todo, su presencia me daba una sensación de seguridad que no había sentido en mucho tiempo.

Mientras mis ojos se cerraban, una pequeña llama de esperanza ardía dentro de mí. Sabía que debía mantenerme fuerte, no solo por mí, sino también por Justin y por todos los momentos que aún quería vivir. En algún lugar, en algún momento, esta pesadilla terminaría. Hasta entonces, me aferraría a cualquier fragmento de esperanza que pudiera encontrar.