claire's pov
Unos minutos después me encuentro mirando a mi pequeño bebé mientras duerme en su cuna. Justin estaba a mi lado, observándonos con una mirada llena de amor y ternura. A pesar de toda la felicidad que sentía, no podía evitar sentirme incómoda en mi propia piel.
—Justin —susurré, con mi voz apenas un suspiro.
—¿Qué pasa, amor? —respondió, acercándose más a mí.
—Necesito ducharme. Me siento sucia —admití, sintiendo las lágrimas arder en mis ojos.
—¿Quieres que te ayude?. —dijo, acariciando suavemente mi mejilla.
Negué con la cabeza, mi mente invadida por la imagen de mi cuerpo lleno de cicatrices. Me había pasado meses en esa pesadilla, sufriendo, y ahora esas marcas eran recordatorios constantes.
—No quiero que me veas así —murmuré, bajando la mirada.
Justin tomó mi mano con firmeza y suavidad a la vez, obligándome a mirarlo.
—Claire, no me importa cómo luzcas. Te amo, con cada cicatriz y cada marca. Has pasado por tanto y sigues aquí. Eres increíble, y estoy aquí para ti, sin importar qué.
Sus palabras me llenaron de una calidez reconfortante. Sentí una lágrima rodar por mi mejilla y él la limpió con ternura. Asentí lentamente, aceptando su ayuda.
—Está bien. Pero prométeme que... que no te asustaras, que no dirás nada, que no...Que no sentirás asco. —pedí, mi voz temblando ligeramente.
—Te lo prometo —dijo, mirándome con una intensidad que me hizo sentir segura.
Con su ayuda, me levanté de la cama y nos dirigimos al pequeño baño de la habitación. Él me apoyó en cada paso, asegurándose de que no me tambaleara. Cuando llegamos al baño, abrió el agua de la ducha, ajustando la temperatura hasta que estuvo perfecta.
—Vamos, te ayudaré a entrar —dijo, manteniendo su promesa de estar allí para mí.
Me quité la bata del hospital, sintiendo el peso de sus ojos sobre mí, pero en lugar de la repulsión que temía, solo vi amor y comprensión en su mirada. Justin me ayudó a entrar en la ducha y el agua caliente comenzó a correr sobre mi piel, llevándose consigo una parte del dolor y la angustia que había acumulado.
Mientras él me lavaba con cuidado, sus manos suaves y llenas de amor, no pude contener las lágrimas. Comencé a llorar, al principio en silencio, pero luego mis sollozos se hicieron más fuertes. Sentí que todo el peso de los últimos meses se derrumbaba sobre mí.
—Claire... —Justin me miró preocupado, sin dudarlo un segundo, se metió en la ducha conmigo, sin importar que su ropa se empapara.
Me sostuvo con fuerza, dejándome derrumbarme en sus brazos. Nos sentamos juntos en el suelo de la ducha, con el agua caliente cayendo sobre nosotros. Me acurruqué entre sus piernas, sintiendo su presencia reconfortante, y lloré hasta que no me quedaron más lágrimas.
—Todo estará bien, Claire. Las cosas mejorarán, te lo prometo —susurró, su voz llena de amor y determinación. Me acarició el cabello y me sostuvo con firmeza, dándome la fuerza que necesitaba.
Nos quedamos así durante varios minutos, el sonido del agua cayendo, acompañando mis sollozos. Poco a poco, me sentí más ligera, más capaz de enfrentar lo que viniera.
Finalmente, Justin apagó la ducha y me envolvió en una toalla con cuidado. Me llevó de vuelta al cuarto, donde nuestro bebé seguía durmiendo plácidamente.
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