Sigues siendo mi crush

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Chaeyoung y Mina llevaban un par de meses saliendo. Todo había empezado casi por accidente, aunque para Chaeyoung no había nada de casualidad. Desde aquella vez que la vio en el escenario, danzando con la gracia de una bailarina clásica, su corazón se había quedado cautivo. Mina, con cada movimiento, parecía flotar en el aire, etérea y llena de una belleza que Chaeyoung solo podía describir como perfecta. Ese instante en el auditorio se quedó grabado en su mente; de alguna forma, ese fue el comienzo de todo.

Desde entonces, Chaeyoung se esforzaba en ser valiente, en acercarse a ella aunque fuera un poco. La primera vez que se atrevió a hablarle, el corazón le latía tan fuerte que estaba segura de que Mina lo notaría. Pero Mina, distraída como siempre, apenas le dirigió una mirada. Para ella, su mundo giraba en torno a sus dos amigas, Sana y Momo, quienes siempre estaban a su lado, llenándola de risas y pequeñas aventuras.

Sin embargo, con el tiempo, Mina comenzó a notar algo. Esa chica pequeña que siempre la observaba desde lejos se volvió una presencia constante, y, por más que intentaba ignorarlo, no podía evitar sentir una extraña curiosidad. Hubo días en los que miraba en su dirección sin saber por qué. Tal vez era esa mirada tan intensa y a la vez tan dulce la que le despertaba esa sensación. Había algo en los ojos de Chaeyoung, una especie de devoción que le resultaba nueva.

Mina, confundida, empezó a buscar excusas para cruzarse con Chaeyoung. Al principio fue disimulado: dejar que Sana y Momo fueran a la cafetería antes que ella, tomar una ruta diferente en los pasillos o incluso quedarse unos minutos más en el salón después de clase. Hasta que, un día, cuando las miradas se cruzaron, Mina se dio cuenta de algo. Esa chica pequeña, nerviosa y con sonrisa tímida, hacía que su corazón latiera de una manera extraña, como si ella también sintiera algo especial.

Finalmente, cuando empezaron a salir, Mina seguía sin entender del todo lo que la había llevado a aceptar. Chaeyoung era todo lo contrario a ella: pequeña y alegre, con un entusiasmo que contrastaba con la tranquilidad de Mina. Pero eso le encantaba, y sin darse cuenta, comenzó a buscar su compañía cada vez más. Chaeyoung aún se ponía nerviosa a su lado, pero Mina la miraba con dulzura, disfrutando de esos gestos pequeños que la hacían única.

Mientras caminaban juntas una tarde, Mina, sin planearlo, entrelazó su mano con la de Chaeyoung. La miró con una pequeña sonrisa y, aunque no lo dijo en voz alta, Chaeyoung pudo ver el mensaje claro en sus ojos: "Me gustas, más de lo que puedo admitir".

Aquella vez en el auditorio, cuando Chaeyoung había sentido que todo su mundo giraba en torno a Mina, jamás imaginó que un día tendría la suerte de que esa misma chica la mirara a ella con el mismo brillo en los ojos.

Era una mañana cálida en el aula, pero para Chaeyoung, la clase se sentía interminable. Había pasado gran parte de la noche jugando videojuegos, tan inmersa que perdió la noción del tiempo. Ahora, entre el cansancio y la voz monótona del profesor, sentía que los párpados le pesaban cada vez más. Hacía todo lo posible para no quedarse dormida, pero apenas podía concentrarse.

Intentando mantenerse despierta, buscó algo en qué distraerse. Sin pensar demasiado, levantó la vista... y lo primero que encontró fue a Mina, que la miraba. Al principio, Chaeyoung se congeló, sorprendida por la intensidad de esa mirada. Mina no era de observar a alguien tan fijamente, pero ahí estaba, con sus ojos oscuros clavados en ella, con una expresión tranquila pero profundamente concentrada. Era el tipo de mirada que atravesaba a Chaeyoung, haciéndola sentir como si fuera la única persona en el salón.

Chaeyoung sintió cómo un ligero rubor le subía a las mejillas. No importaba cuántas veces estuviera cerca de Mina, siempre se ponía nerviosa con ella, y más con una mirada tan fija como aquella. Incapaz de soportar el contacto visual, desvió la mirada rápidamente, enfocándose en cualquier otra cosa: el pizarrón, la ventana, incluso el reloj de la pared, esperando que el tiempo pasara más rápido. Pero podía sentir, casi físicamente, los ojos de Mina sobre ella.

One Shots | Michaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora