El estómago de Érebos rugía con furia mientras la música y el alcohol inundaban su ser. Con otro rostro, otra identidad. La de su última víctima. Agrandó la sonrisa cuando entre baile y baile varias mujeres se le acercaron. Cogió la mano de ambas y les dio la vuelta sobre su propio eje. Les dio un tirón y las acercó a su cuerpo con fuerza. Iba disfrutando como solía hacerlo. Con el bullicio de la gente, se inclinó sobre el cuello de una y, como un beso de la muerte se tratara, dejó marcados sus caninos. Tragó de su sangre y pasó la lengua para probar hasta la última gota. Con los labios manchados por aquel licor rojizo que alimentaba su oscuridad, cambió de víctima e hizo lo mismo con la otra mujer. Ésta quiso quejarse, pero no tuvo tiempo antes de que su alma fuera del Dios que, además, como Gula, la había consumido.
Los pocos humanos que frecuentaban el único bar de Dolwill de noche, eran carnaza. Todos lo sabían, así que cuando los cuerpos cayeron al suelo, como hienas otros aprovecharon para seguir con la carnicería.
—¡Estáis invitados a este banquete! —anunció Érebos. Levantó una copa de sangre y todos alabaron su invitación. Levantaron las copas vacías y con un movimiento de cabeza de Érebos, cortaron la yugular de los humanos que tenían cerca. 'La sangre llenó las copas. Con ella se emborracharon y con ella se bañaron en un festín que tiñó las baldosas blancas del suelo.
Una mujer, cuyo rojo carmín era por lo que había bebido y no por el color de su pintalabios, se acercó a Érebos y lo retó con la mirada hasta devorarle la boca. Érebos la empujó contra una pared y se abalanzó, hundió la lengua en su boca y le apretó la parte baja de la espalda. Parecía que podría olvidar el dolor que le arrancaba la existencia, pero cuando su aroma perforó sus sentidos, se nubló y se separó. La recordó de repente, como si de un fantasma del pasado se tratara. La orgía en el bar estaba en su máximo apogeo y todos rogaban que se uniera, pero Érebos tenía la mente en un lugar lejano. Tanto como su propia existencia, donde solo la oscuridad reinaba en el cosmos.
Esquivó los cuerpos desnudos. Unos sin vida y otros con tanta ansia como locura. Consiguió salir del bar y cuando el agua mojó su rostro, las manos le temblaron y un grito desgarrador llenó de sombras la noche. La luna se cubrió y la oscuridad de Érebos hizo suyo el pueblo.
Érebos corrió por la oscuridad, él podía ver el paraíso donde cualquiera vería el negro más oscuro que existiera. Aquel que podría separar planetas y universos para perderse por milenios.
Llegó hasta el cementerio, sorteó lápidas, inhaló fuerte y como un animal la encontró. El cuerpo humano quedó atrás, cayó como un cadáver más aquella noche. El aspecto de Wendigo de Érebos se alzó imponente como los árboles que arañaban con sus ramas el cielo oscurecido. Las gotas de lluvia se escurrieron por sus cuerpos y cayeron intrépidas por el cráneo de ciervo que le servía como rostro. Sus ojos se iluminaron de un rojo oscuro y luminoso. Las piernas de Gula fallaron al llegar a la tumba de Juliet. Como si fuera un soldado derrotado arañó la piedra con sus zarpas y gruñó para sus adentros como lo que era, un animal herido.
—¿Por qué no volviste? —le reclamó al retrato—. ¡Yo te llamé a ti! —Sus ojos rojos, empezaron a llenarse de lágrimas que le emborronaron la visión. Inhaló hondo y apretó los labios entre sí—. Haré que vuelvas, aunque no hayas podido hacerlo ahora. Regresarás. Tengo todo lo necesario, pero volverás conmigo y nunca más nos van a separar. Ni la maldita muerte.
Hundió sus garras en el barro, como una súplica, como si así pudiera estar más cerca de ella de lo que estaba. La respiración de Érebos fue en aumento y cuando su llanto se tornó incontrolable, se inclinó y se dejó caer del todo sobre el montículo de tierra que formaban la tumba de quien había sido el amor de toda su existencia.
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Dolwill: El peón.
FantasyDolwill es un pueblo maldito, concebido para esconder seres sobrenaturales. Entre la realidad y un mundo medieval, la vida y la muerte luchan como si se tratara de una partida de ajedrez. Dos hermanos, herederos al trono, enfrentados por los asesina...