Jade Miller siempre había soñado con ser una bioquímica exitosa, capaz de descubrir curas para las enfermedades más mortales. Pero su sueño se convirtió en una pesadilla cuando fue secuestrada por Emir Bianchi, un poderoso y peligroso mafioso italia...
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Emir
Me encontraba de pie frente a la mansión de mis padres en Italia, el sol de la tarde bañaba todo con una luz dorada. Habíamos regresado de Brasil hace poco, y aunque el cansancio aún pesaba en mis hombros, la adrenalina del momento me mantenía alerta.
Mis ojos se posaron en Jade, a unos metros de distancia. Vestía un short café y un top blanco que resaltaban su figura atlética. Su cabello, recogido en dos trenzas, se movía ligeramente con la brisa. Luigi, con movimientos precisos, le colocaba un arma en el cinturón, seguido de un intercomunicador en el oído. Lorenzo, con la misma destreza, repetía el proceso conmigo.
Los helicópteros esperaban en formación detrás de nosotros, sus hélices girando lentamente, listos para despegar en cualquier momento. La competencia que se avecinaba no era cualquier desafío; era la prueba definitiva para determinar quién sería el nuevo líder mundial. Sentía el peso de la responsabilidad y la expectativa de mi familia, pero también una determinación férrea. Miré a Jade una vez más, encontrando en sus ojos la misma resolución que ardía en los míos.
El sonido de las hélices de los helicópteros se intensificaba, creando un zumbido constante que resonaba en el aire. Sentí una mezcla de nerviosismo y emoción mientras ajustaba el intercomunicador en mi oído. La competencia que estábamos a punto de enfrentar no solo pondría a prueba nuestras habilidades, sino también nuestra capacidad para liderar en los momentos más críticos. Jade se giró hacia mí, sus ojos brillando con determinación.
— ¿Listo para esto? — preguntó, su voz firme pero con un toque de calidez que siempre lograba calmarme.
— Más que listo — Asentí, devolviéndole una sonrisa — Vamos a demostrar de qué estamos hechos.
Luigi y Lorenzo terminaron de prepararnos, y con un último vistazo a nuestras familias, nos dirigimos hacia los helicópteros. El viento generado por las hélices nos golpeaba con fuerza, pero no nos detuvo. Subimos a bordo y nos acomodamos en los asientos, revisando una vez más nuestro equipo.
Desde mi asiento en el helicóptero, observé cómo Jade abordaba el otro helicóptero. Sabía que ambos seríamos dejados en diferentes partes del bosque, y la misión era clara: encontrar al otro, sobrevivir a los desafíos del bosque y sus criaturas, y ser el primero en disparar pintura al contrincante. La competencia no solo pondría a prueba nuestras habilidades físicas, sino también nuestra capacidad para pensar estratégicamente y adaptarnos a lo inesperado.
El helicóptero de Jade despegó primero, y la vi desaparecer en la distancia. Sentí una mezcla de preocupación y emoción. Sabía que ella era fuerte y capaz, pero el bosque era impredecible. Confiaba en que Luigi, su hombre de confianza, la ayudaría a encontrar pistas y maneras de localizarme. Mientras tanto, Lorenzo estaría a mi lado, ayudándome a hacer lo mismo.
Mientras el helicóptero despegaba, miré por la ventana, observando cómo la mansión se hacía cada vez más pequeña. Este era el comienzo de una nueva etapa, una en la que cada decisión contaría y cada movimiento sería crucial.
