🖤ℂ𝔸ℙÍ𝕋𝕌𝕃𝕆 𝟟𝟞🖤

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Jade

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Jade

Desde la ventana del edificio, observo el vibrante paisaje de Brasil. Las luces de la ciudad se reflejan en el río, creando un espectáculo de colores que danzan sobre el agua. Las favelas se extienden como un mosaico caótico, mientras que los rascacielos del centro brillan con una elegancia fría y distante. El bullicio de la vida nocturna se mezcla con el susurro del viento, creando una sinfonía urbana que resuena en mi alma.

Me permití un momento de tranquilidad, observando cómo la luna llena ascendía lentamente en el cielo, bañando todo con su luz plateada. Era un contraste hermoso y cruel, la belleza de la naturaleza enfrentada a la brutalidad de la ciudad.

De repente, el sonido de motores potentes y puertas cerrándose con fuerza rompió mi ensueño. Giré la cabeza y vi cómo llegaban los líderes de las mafias mundiales. Sus figuras imponentes y sus rostros marcados por la vida dura se destacaban bajo las luces de los faros. Cada uno de ellos traía consigo un aura de peligro y poder, una presencia que hacía que el aire se volviera más denso y cargado de tensión.

Sabía que esta reunión cambiaría el curso de muchas vidas, incluida la mía. Respiré hondo, preparándome para lo que estaba por venir. Mientras los líderes se reunían en el gran salón, me mantuve en la sombra, observando cada movimiento. La tensión en el aire era palpable, como una cuerda a punto de romperse. Cada uno de ellos tenía su propia agenda, sus propios intereses, y por eso debía estar preparada para cualquier cosa.

De repente, sentí una mano en mi hombro. Me giré rápidamente, lista para defenderme, pero me encontré con los ojos de Niko, su mirada era intensa, pero había una chispa de complicidad en sus ojos.

—Tranquila, Jade —dijo en un susurro— Solo quería asegurarme de que estás bien.

Asentí, tratando de mostrar una calma que no sentía. La tensión en la sala aumentó cuando los líderes comenzaron a discutir. No les gustaba la idea de tener a una mujer entre ellos, y yo era la única en la reunión. Sus murmullos y miradas despectivas no pasaron desapercibidos. Podía sentir el peso de sus prejuicios, pero no me inmuté. Alejandro el narcotraficante más temido de México fue el primero en alzar la voz, su tono cargado de desdén.

—¿Qué hace una mujer aquí? —dijo, dirigiéndose a los demás— Esto es un asunto de hombres.

Me mantuve calmada, sin dejar que su comentario me afectara. Me acerqué a él con paso firme y lo miré directamente a los ojos.

—Alejandro —dije con voz serena pero firme — tomé el lugar de líder de la Yakuza por mis propios méritos, si tienes algún problema con eso, podemos arreglarlo como ustedes los "hombres" lo hacen.

Mientras hablaba, saqué mi pistola y le apunté a la cabeza. La sala quedó en silencio absoluto. Nadie hizo ningún gesto, todos sabían lo que había hecho con cada miembro de la mafia brasileña y mi ex esposo. Mi reputación me precedía, y no necesitaba más palabras para demostrar mi punto.
Alejandro tragó saliva, su mirada se suavizó ligeramente, pero no apartó los ojos de los míos.

La pesadilla (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora