🖤ℂ𝔸ℙ𝕀𝕋𝕌𝕃𝕆 𝟞𝟛🖤

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Jade

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Jade

El giro fue instintivo, una respuesta a la voz que me hablaba desde atrás. Al principio, solo vi los mechones negros que cubrían su frente pero cuando mis ojos se encontraron con los suyos, el azul profundo e inconfundible me detallaba, lo reconocí y la sorpresa me invadió.

- ¿Cómo sabías que era yo? - le pregunté, mi voz apenas un susurro.

- Conozco la forma de tu cuerpo, la manera en que caminas, conozco todo de ti - respondió Emir, su tono seguro y familiar.

Antes de que pudiera procesar sus palabras, me tomó del brazo y me guió hacia un rincón más apartado. Fue entonces cuando noté las miradas de algunos invitados, sus ojos llenos de sospecha.

Emir, percibiendo el peligro, sacó un cigarrillo y me lo ofreció, acepté el cigarrillo como un escudo, una cortina de humo entre nosotros y los ojos curiosos.

- ¿Qué haces aquí? Es demasiado peligroso - me reprendió Emir, su voz baja pero intensa.

- No tienes derecho a reclamarme - le dije, sintiendo cómo la ira se mezclaba con el miedo - ustedes querían robarme la oportunidad de vengarme de Hiro.

- No, Pulga - dijo Emir, su mirada seria y penetrante - Nosotros solo queríamos atraparlo para cuando tú estuvieras lista. No para robarte tu venganza, sino para asegurarnos de que pudieras tenerla en tus propios términos.

El cigarrillo se consumía entre mis dedos, y con cada bocanada, la realidad de la situación se hacía más clara. Emir estaba aquí por mí, para protegerme, incluso cuando yo estaba decidida a caminar sola por este peligroso juego de sombras.

Elena volvió a hablar por el parlante, llamando la atención de todos, pero en esta ocasión Hiro subió al escenario, recorriendo el lugar con la mirada.
Junto a Emir, observo cómo los sirvientes de Hiro se acercan a las dos figuras colgadas en la pared. Con movimientos bruscos, les retiraron los sacos que cubrían sus rostros, y el mundo se detuvo. Allí, ante mis ojos, estaban mi madre y mi padre, quienes debían estar muertos, quienes debían ser solo recuerdos.

- Hijos de puta - escuché a Emir maldecir por lo bajo, pero mi atención estaba en mis padres quienes yacían inconscientes.

Mi madre, cuya partida por cáncer marcó mi infancia cuando apenas tenía cinco años, y mi padre, cuya muerte en una persecución con los rusos había sido el dolor más reciente. Pero allí estaban, colgados como trofeos macabros, su presencia desafiando toda lógica y realidad.

- Es mi mamá - logré artícular haciendo que Emir me mirará confundido

Un colapso me invadió, un abismo de incredulidad y horror que me arrastraba hacia su oscuridad. Emir me sostuvo por la cintura para no flaquear, su presencia un ancla en la tormenta que se desataba dentro de mí.

- Jade, tienes que mantenerte fuerte - susurró, pero sus palabras se perdían en el caos de mi mente.

Fue entonces cuando la vi, a Elena, entrando al escenario montado en el patio trasero. Todo este tiempo su voz había sido una sombra a través del micrófono, pero ahora estaba allí, en carne y hueso, su máscara de gato ocultando su rostro pero no su aura de poder.

La pesadilla (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora