🖤ℂ𝔸ℙ𝕀𝕋𝕌𝕃𝕆 𝟟𝟚🖤

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Jade

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Jade

Lorenzo se levantó, su figura se alzaba confundida entre el caos silencioso de la habitación. La silla se arrastró tras él, chirriando contra el suelo como un grito ahogado. Los ojos de todos estaban fijos en la escena, amplios y llenos de un shock que parecía congelar el tiempo mismo.

- Jade, por favor, baja el arma - suplicó Lorenzo, su voz apenas un susurro entre la tensión que nos envolvía.

Pero yo solo podía reírme, una risa baja que brotaba desde algún lugar oscuro dentro de mí, negando con la cabeza mientras la certeza de mi próximo movimiento se afianzaba en mi mente.

Mis ojos se clavaron en mi presa, quien permanecía en silencio, devolviéndome la mirada con una confusión que casi podía palparse. Era el momento de la verdad, y las palabras brotaron de mí con la fuerza de la certeza.

- Eres demasiado inteligente - le dije, mi voz firme y clara - Nadie sospecharía de ti, pero para tu mala suerte, yo sí me fijo en los pequeños detalles.

No había terminado de hablar cuando Natallie, con su interrupción abrupta, me sacó de mi trance.

- ¿De qué estás hablando, Jade? - preguntó, y supe que el juego estaba a punto de cambiar.

- Deberías decirles la verdad, ¿no lo crees, Bianca? O, ¿debería llamarte Elena? - Las palabras salieron de mi boca con una mezcla de desdén y triunfo.

Observé cómo mi abuelo, sin mediar palabra alguna, esposaba una de las manos de Bianca a la silla, asegurándose de que no pudiera escapar. Un grito ahogado se escapó de los labios de todos los presentes, un sonido sofocado por la sorpresa y el miedo. Pero fue Lu quien quedó paralizado, su cuerpo rígido y su mirada perdida, incapaz de asimilar que su propia hermana fuera la artífice de tanto dolor.

Bianca intentó jugar la carta de la ignorancia, sus ojos parpadeando con una inocencia que no llegaba a sus labios.

- Realmente no sé de qué hablas, Jade - dijo, su voz temblando en el filo de la verdad y la mentira.

No pude evitarlo; una carcajada se escapó de mi garganta, resonando en la habitación tensa. Bajé el arma, mi mirada nunca apartándose de la suya.

- Por poco pasas desapercibida, Bianca - comencé, cada palabra impregnada de una certeza helada - Pero se te olvidó el pequeño detalle en las fotos que le enviaste a Emir. "Intimidad con Luigi", ¿eh? Nunca notaste tu reflejo en el espejo.

El aire se llenó con el sonido de un sollozo, la madre de Lu, desmoronándose ante la traición inimaginable.

- ¿Cómo pudiste, hija? - susurró entre lágrimas.

La pena por la familia de mi mejor amigo se apoderó de mí, un peso que amenazaba con aplastar mi resolución. Pero la justicia no podía esperar, ni siquiera por el dolor de un corazón materno.
Las lágrimas brotaban de los ojos de Lu mientras enfrentaba a Bianca.

La pesadilla (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora