Heidi
El camino al hospital es demasiado incómodo. Todavía mi sexo palpita y estoy enfurecida con Ilán por haberme dejado con las ganas, pero decido ser madura y no hacer reclamos. Después de todo, lo más importante es ir a ver a mi amiga, no perder el tiempo teniendo sexo.
Ilán está sonriente, como si nada hubiera pasado. Varias veces pienso en decir algo que le borre esa hermosa y estúpida sonrisa de la cara, pero no se me viene nada a la cabeza.
He de admitir que esta vez él ganó.
—¿Cuándo crees que den de alta a mi amiga? —le pregunto a Ilán cuando estamos entrando al hospital.
—No he hablado de eso con Connor, pero si todo va bien no debería quedarse más de tres días.
—Quiero quedarme en el departamento a cuidarla —le digo, pero él niega con la cabeza.
—No, Heidi. No te vas a...
—¿Y entonces quién diablos la cuidará? Raven no tiene a nadie, y sé que no es una niña, pero se quiso suicidar.
Mi esposo detiene el paso y suelta un gruñido. Por unos segundos se encarga de pensarlo y al final deja escapar un suspiro.
—El departamento está hecho un desastre por todo el agua que dejó correr. La llevaremos a mi casa en lo que se repone, ¿contenta?
—¡¿En serio?! —exclamo contenta y a él le brillan los ojos.
—Sí, Heidi. Pero no vas a irte de nuestra casa.
—No, no lo haré. Gracias, Chucky.
—No es nada —murmura con tono frío antes de tomarme de nuevo de la mano y seguir avanzando.
Al llegar a la habitación, el doctor Connor está saliendo de ella. Al vernos nos sonríe de manera encantadora. No soy demasiado experta en personas enamoradas, pero a ese tipo se le nota que tiene espacial interés en mi amiga.
—Raven los está esperando —nos dice.
—¿Cómo está, doctor? — le pregunto.
—Muy bien, Hei...
—Señora Kingston—masculla Ilán.
—No, no, Heidi —corrijo.— Creo que es lo justo, dado que tiene usted un interés en mi amiga. Y no me lo niegue.
—No, realmente no lo voy a negar —Sonríe el doctor.
—Tenemos que hablar de eso —le dice Ilán.
—Entraré a ver a mi amiga —les digo a ambos.
Intento avanzar, pero Ilán me detiene un poco.
—Ella vendrá a nuestra casa, no al departamento —me advierte.
—De acuerdo.
Me apresuro a entrar en la habitación y, para mi alivio, me encuentro con la hermosa sonrisa de mi amiga, hacia quien me dirijo rápidamente.
—¿Cómo dormiste, cielo?— le pregunto con tono cariñoso y notando que su cabello luce bonito. Alguien se lo peinó.
—Creo que no pude dormir —responde sonrojada. — Pero no por lo que crees, es que el doctor...
—Algo te pasa con ese tipo, ¿verdad? —la miro con burla. — Ay, Dios mío ¿lo ves? Eres tan valiosa y bonita.
—No me quiero ilusionar — dice con amargura.— No creo que él de verdad quiera algo serio conmigo, tan solo que quiere animarme.
ESTÁS LEYENDO
Obsesión Legal
Любовные романыSiempre he soñado con ser una reportera de renombre, aunque eso implique correr riesgos y ganarme la antipatía de todo el mundo. Lo que nunca me imaginé fue acabar en los tribunales, acusada de allanamiento de morada, mucho menos acabar siendo la ob...