36. ARREPENTIMIENTO

160 12 0
                                    

Heidi

El camino al hospital es demasiado incómodo. Todavía mi sexo palpita y estoy enfurecida con Ilán por haberme dejado con las ganas, pero decido ser madura y no hacer reclamos. Después de todo, lo más importante es ir a ver a mi amiga, no perder el tiempo teniendo sexo.

Ilán está sonriente, como si nada hubiera pasado. Varias veces pienso en decir algo que le borre esa hermosa y estúpida sonrisa de la cara, pero no se me viene nada a la cabeza.

He de admitir que esta vez  él ganó.

—¿Cuándo crees que den de alta a mi amiga? —le pregunto a Ilán cuando estamos entrando al hospital.

—No he hablado de eso con Connor, pero si todo va bien no debería quedarse más de tres días.

—Quiero quedarme en el departamento a cuidarla —le digo, pero él niega con la cabeza.

—No, Heidi. No te vas a...

—¿Y entonces quién diablos la cuidará? Raven no tiene a nadie, y sé que no es una niña, pero se quiso suicidar.

Mi esposo detiene el paso y suelta un gruñido. Por unos segundos se encarga de pensarlo y al final deja escapar un suspiro.

—El departamento está hecho un desastre por todo el agua que dejó correr. La llevaremos a mi casa en lo que se repone, ¿contenta?

—¡¿En serio?! —exclamo contenta y a él le brillan los ojos.

—Sí, Heidi. Pero no vas a irte de nuestra casa.

—No, no lo haré. Gracias, Chucky.

—No es nada —murmura con tono frío antes de tomarme de nuevo de la mano y seguir avanzando.

Al llegar a la habitación, el doctor Connor está saliendo de ella. Al vernos nos sonríe de manera encantadora. No soy demasiado experta en personas enamoradas, pero a ese tipo se le nota que tiene espacial interés en mi amiga.

—Raven los está esperando —nos dice.

—¿Cómo está, doctor? — le pregunto.

—Muy bien, Hei...

—Señora Kingston—masculla Ilán.

—No, no, Heidi —corrijo.— Creo que es lo justo, dado que tiene usted un interés en mi amiga. Y no me lo niegue.

—No, realmente no lo voy a negar —Sonríe el doctor.

—Tenemos que hablar de eso —le dice Ilán.

—Entraré a ver a mi amiga —les digo a ambos.

Intento avanzar, pero Ilán me detiene un poco.

—Ella vendrá a nuestra casa, no al departamento —me advierte.

—De acuerdo.

Me apresuro a entrar en la habitación y, para mi alivio, me encuentro con la hermosa sonrisa de mi amiga, hacia quien me dirijo rápidamente.

—¿Cómo dormiste, cielo?— le pregunto con tono cariñoso y notando que su cabello luce bonito. Alguien se lo peinó.

—Creo que no pude dormir —responde sonrojada. — Pero no por lo que crees, es que el doctor...

—Algo te pasa con ese tipo, ¿verdad? —la miro con burla. — Ay, Dios mío ¿lo ves? Eres tan valiosa y bonita.

—No me quiero ilusionar — dice con amargura.— No creo que él de verdad quiera algo serio conmigo, tan solo que quiere animarme.

Obsesión Legal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora