1. TRAUMA

281 21 0
                                    

Heidi

Nunca me imaginé qué fuese a ser tan doloroso despedirme de mi familia. Pensé que solo tendría una leve melancolía, pero los días sin robar queso en la cocina o peleando con Scar, mi sobrina o mi cuñada me están deprimiendo. No me hace falta compañía, por el contrario, Raven es una muy buena compañera de piso y nos la pasamos increíble, pero me falta el calor de mi familia.

Restando eso, estoy feliz. Siempre quise ser periodista y me esforcé demasiado en ello. Ahora voy a trabajar para el blog de Recreación, la revista de la farándula que está en los primeros puestos de popularidad en el país sin siquiera llevar muchos años en el mercado. Ellos se caracterizan por conseguir la información más escandalosa, y a la mayoría de la gente le parece que no tiene escrúpulos. Y tienen razón, no la tienen. Yo tampoco la tengo cuando de indagar en la vida privada de los famosos se trata.

Mamá me suele decir que yo no averiguo chismes para vivir, yo vivo para averiguar chismes. Es verdad, es mi pasión desde que soy una niña, al igual que lo es el queso. Algunas personas malintencionadas han llegado a decir que tengo problemas psicológicos o que no me prestaron atención en la infancia, pero nada más lejos de la realidad. Mis padres me aman y creo que mi propia vida es hermosa e interesante. Digo, no me ha pasado nada escandaloso como a mi hermana, pero estoy bien con ello. Yo disfruto siendo espectadora y no protagonista. Menudo trauma tienen las personas que quieren que el foco de atención mediático llegue a ellos.

Yo nací con la cámara lista para fotografiar a los demás, no para que lo hagan conmigo. La única atención que sí exijo es la de mis padres, hermanos y sobrina, nada más.

—Oye, ¿no te has arreglado? —se queja Raven, quien se está poniendo mis pendientes.

—Oye, esos son míos, loca —me quejo.

—¿Y? Tú tomaste mi suéter la semana pasada.

—Y tú tomaste mi cámara para tomarte una foto muy cerda. Ahora te conozco el cuelo, qué lindo es.

— ¡¿Qué?! — grita asustada. — ¿No la borré?

—No, mi cielo —me burlo. — Te lo vi todo. ¿Para quién era?

—Para ti, para conquistarte —resopla.— Para nadie, solo quería explorar mi sensualidad.

—La foto del lugar por donde te sale la mierda no es explorar la sensualidad —digo con tono serio y ella se sonroja.— Volviste con el tipo que tiene fetiches raros, ¿verdad?

—Solo es sexo y fotos.

—Mmm...

—En serio.

Tengo muchos argumentos para demostrar que sí volvieron y otros tantos para recordarle por qué no debe hacerlo, no obstante, me los guardo. Raven no va a entender hasta que le rompan el corazón o hasta que le causen una fisura anal de la que ya no pueda recuperarse.

—Heidi, no es fácil. Nadie quiere salir conmigo cuando se enteran de que no nací como mujer —dice acercándose.

—Pues no habrás nacido como mujer, pero eres muy mujer —respondo con una sonrisa.— Nena, no tienes por qué revolcarte con basura para no estar sola, ya llegará el indicado.

—¿Cuándo? ¿Cuándo sea una anciana?

—Cuándo dejes de ser tan dramática, maldita sea. — Pongo los ojos en blanco.— Eres hermosa, inteligente, tienes un trabajo envidiable, pero te sientes tan poca cosa que lo proyectas a los demás y por eso terminas volviendo donde ese coge culos asqueroso.

Mi amiga me mira como una pequeña regañada, lo cual me da ternura.

—Me voy a ir a arreglar —le digo.— Y más vale que no me tomes tan en serio. Sabes que voy a estar aquí por siempre, aunque te equivoques un montón de veces.

Obsesión Legal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora