Dame refugio

Capítulo 27: Peor que la nicotina

A la mañana siguiente, Zero se despertó mucho antes de que amaneciera, permaneció inmóvil y en silencio durante varios minutos, contento de disfrutar de ese aire silencioso que caía sobre todo antes de que el día realmente comenzara. Gimió cuando la tentación del sueño lo atrajo y finalmente se dio la vuelta. Había dormido tanto tiempo, seguramente unos minutos más no harían daño, ¿verdad?

Casi media hora después, el cazador se dio cuenta de que ya no podía seguir teniendo que levantarse de la cama y enfrentarse al mundo, por mucho que lo deseara. Se incorporó, estiró los brazos por encima de la cabeza y chasqueó la espalda. El cazador se frotó los ojos para quitarse el sueño mientras observaba la cama vacía junto a la suya y se dio cuenta de que Taryn no estaba a la vista.

-Se fue hace una hora aproximadamente -murmuró una voz mientras Kaname salía de entre las sombras, sacudiéndose las gotas de agua del cabello y sin ninguna camisa, algo que era difícil de notar-. Creo que dijo algo sobre que Asami necesitaba su ayuda.

-Por supuesto que sí -murmuró Zero bostezando mientras seguía la gota de agua que le corría por el abdomen tenso, rozando una línea oscura de tejido cicatricial antes de desaparecer debajo de la cintura de un par de pantalones. Dadas sus habilidades curativas, ver a un sangre pura, o a cualquier vampiro, con una cicatriz, era algo realmente raro, y parte del cazador sentía curiosidad por la historia que se escondía detrás de ella. Una de las cejas oscuras del hombre se alzó y Zero negó con la cabeza, dándose cuenta tardíamente de que lo había estado mirando.

Fue difícil no hacerlo .

Kaname no era un hombre particularmente musculoso según la definición de la mayoría. Es decir, no se parecía en nada a los hombres y mujeres que prácticamente vivían en el gimnasio de la asociación, del tipo que eran todos bíceps abultados que parecían más rocas que músculos y sin una sola onza de grasa en ninguna parte de su cuerpo. Kaname era mucho más esbelto en comparación, casi de aspecto delicado, salvo por cómo cada vez que se movía, sus ágiles extremidades se flexionaban y tensaban, un indicio silencioso de la fuerza y ​​el poder ocultos que se escondían debajo de todo eso. Zero se estremeció involuntariamente, recordando la última vez que había visto esa fuerza en exhibición. Tragó saliva con fuerza y ​​finalmente reunió el esfuerzo para apartar la mirada del otro hombre.

-Debería comer algo antes de encontrarme con Kenta. ¿Tienes hambre? -Zero se puso de pie de repente, intentando sonar indiferente ante todo el asunto, a pesar de que su coño se ponía caliente y húmedo debajo de los endebles pantalones de dormir que llevaba. ¡Jesucristo, eres un hombre adulto, no un niño de catorce años, contrólate! Pero ninguna cantidad de reprimendas internas parecía hacer nada para hacer que su excitación en ciernes desapareciera. En todo caso, el calor que se enroscaba en sus entrañas solo parecía crecer, extendiéndose debajo de su piel como un infierno y amenazando con quemarlo de adentro hacia afuera.

Joder. Zero apretó los muslos con fuerza, como si eso pudiera hacer algo para ocultar el olor de su creciente excitación que contaminaba el aire. Un rubor le subió por el cuello, tiñendo sus mejillas y besando sus orejas. Joder sueños húmedos. Joder libido. Joder... ¡joder!

Su lengua se movió rápidamente para humedecerse los labios mientras Kaname se daba la vuelta por un momento, dándole al cazador una buena vista de su espalda tonificada y la forma en que sus pantalones se ceñían a su trasero. La boca de Zero se secó en un instante, su lengua era un peso pesado detrás de sus labios. Se puso rígido cuando Kaname se movió para mirarlo una vez más, su mirada granate clavándose en Zero como si pudiera ver a través del cazador. Diablos, probablemente pudiera.