-Yo... uh... -Zero se esforzó por encontrar qué decir, buscando palabras que no le venían a la mente. ¿Y no era así como siempre sucedía? Podía contarle todo a un completo desconocido sin siquiera pestañear, pero ¿en el momento en que realmente necesitaba decir algo? Su cerebro simplemente se negaba a funcionar. -Oye -finalmente se decidió, ofreciéndole a Kaname una sonrisa nerviosa que no llegó a sus ojos hinchados y enrojecidos.No hacía falta ser un genio para saber que su actuación casual no engañaba a nadie, y menos al purasangre que tenía delante. Pero le consolaba un poco saber que lo desconocido de todo aquello no se limitaba solo a él.
Kaname también parecía estar fuera de su elemento, era la primera vez. Zero no estaba seguro de haber visto antes al purasangre incómodo por algo. Su cabello estaba de punta en todas direcciones, los botones de su camisa estaban mal alineados, lo que dejaba los dos agujeros inferiores sin combinar, y sus pies estaban completamente descalzos. Parecía agotado, y aunque Zero había visto muchas cosas en su vida, no podía decir honestamente que ver a Kaname Kuran agotado fuera una de ellas antes de este momento.
El sangre pura se acercó a él y extendió una mano hacia el rostro de Zero. Zero se estremeció hacia atrás ante el movimiento repentino, el instinto activándose antes de que la razón tuviera una oportunidad.
El brazo de Kaname cayó hacia un costado y sus ojos color granate se quedaron clavados en el suelo.
-Lo siento -dijo la morena, con su voz apenas más que un murmullo.
Zero no dijo nada a sus palabras mientras se cruzaba de brazos. ¿Por dónde empezaría si lo hiciera? Dios, todo estaba tan jodido. Entre él y Kaname, sobre esta situación, sobre él. Todo era un gran, maldito y enredado lío. ¿Cómo pudo llegar a ser tan malo? ¿Cómo lo permitió?
-No lo hagas -dijo finalmente Zero-. No es tu culpa.
"Te lastimé."
El cazador frunció los labios y apartó la mirada del sangre pura, sintiendo un sabor amargo y agrio en la lengua mientras se apoyaba contra la barandilla de madera.
-No lo hiciste. Creo que fui yo quien te lastimó, en realidad, así que, en todo caso, debería ser yo quien te pidiera perdón.
La morena frunció el ceño en una expresión que podría haber sido tanto de diversión como de enojo. Zero no estaba seguro de poder notar la diferencia entre ambos en ese momento.
"¿Hacerme daño? ¿Qué te hace pensar eso?"
-¿En serio? -Zero resopló, mirando la mancha roja en el abdomen de Kaname que apestaba a hierro.
"Esto es tanto mi culpa como la tuya, Zero. Yo fui quien estuvo de acuerdo..."
-Y yo debería haberlo pensado mejor antes de decir que sí -espetó el cazador, pasándose una mano por el pelo con exasperación-. Estás jodidamente herido, Kuran. Debería haberlo pensado mejor antes de intentar algo contigo en este estado. Es mi culpa.
El purasangre hizo una mueca apenas perceptible ante eso.
-¿Kuran? ¿Entonces volvemos a los nombres de pila?
Zero apretó la mandíbula obstinadamente.
"No deberíamos haber ido más allá de eso en primer lugar".
La mano de Kaname se disparó para agarrar el brazo de Zero cuando intentó pasar junto al vampiro, encontrando la mirada del cazador con su propia mirada esta vez.
-No, no es suficiente. Esta vez no puedes dejarme sin respuestas.
El cazador soltó un bufido burlón y trató de liberar su brazo de un tirón, pero sin éxito.
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Dame refugio
VampirosZero no tiene sentimientos. En absoluto. Ser cazador es un trabajo peligroso y en esa línea de trabajo los sentimientos hacen que la gente muera. Aprendió esa lección a las malas. No, es mejor no encariñarse con la gente. Pero una noche, Kaname Kura...