DANGEROUS LOVE

Lo Que No Puedo Ignorar

POV Casey

Me despierto más temprano de lo usual, el eco de la noche anterior sigue presente en mi mente. El evento fue un torbellino de emociones, pero es el beso de Taylor lo que ocupa la mayor parte de mis pensamientos. Lo sentí incluso antes de que sucediera, la forma en que me miraba, la cercanía, el calor... Y lo peor, o quizás lo mejor, es que no me molestó tanto como pensé que lo haría.

Sacudo la cabeza, intentando despejarme, pero incluso ahora, puedo sentir el peso de sus labios sobre los míos, la manera en que todo a nuestro alrededor pareció desvanecerse por un momento. Intento convencerme de que fue solo una táctica, parte de la fachada que debemos mantener frente a los demás, pero sé que hay algo más detrás de lo que pasó anoche. Lo vi en sus ojos, lo sentí en mi propio cuerpo, pero aún no estoy lista para enfrentarlo.

Me siento en la cama y miro el reloj. Aún es temprano, pero sé que no podré volver a dormir. Así que decido bajar a la cocina en busca de café, esperando que la cafeína me ayude a organizar mis pensamientos. Camino por la mansión en silencio, sabiendo que probablemente Taylor aún esté dormida después de la larga noche. A medida que bajo las escaleras, recuerdo cómo su mano en mi espalda la noche anterior hizo que me sintiera... ¿protegida? ¿Reclamada? No puedo definirlo del todo, pero definitivamente provocó una reacción en mí.

Al llegar a la cocina, pongo la cafetera a funcionar y me sirvo una taza. El aroma fuerte del café inunda el espacio y respiro hondo, dejándome llevar por la sensación reconfortante que trae.

Mientras bebo el café, mi mente regresa inevitablemente al evento. No solo fue el beso lo que dejó una marca en mí, sino también la forma en que Taylor parecía celosa cuando otros se me acercaban. Podía sentir su mirada sobre mí cada vez que alguien se atrevía a cruzar esa línea invisible que, al parecer, ella había trazado a mi alrededor.

Y lo más curioso es que yo también sentí algo similar.

Cada vez que una mujer se acercaba demasiado a Taylor, o cada vez que alguien le sonreía de esa forma coqueta, una sensación incómoda se formaba en mi pecho. ¿Era celos lo que sentía? La sola idea me irrita, pero también me confunde. Se supone que todo esto es un arreglo, una actuación... Entonces, ¿por qué me siento tan involucrada emocionalmente?

El sonido de pasos suaves interrumpe mis pensamientos. Miro hacia la entrada de la cocina y veo a Taylor, vestida con ropa cómoda, su cabello desordenado pero aún hermosa. Por un momento, me siento nerviosa, recordando el beso de anoche y cómo las cosas quedaron entre nosotras.

—Buenos días —dice con voz ronca por el sueño, y no puedo evitar notar lo bien que suena.

—Buenos días —respondo, intentando sonar casual mientras me sirvo otra taza de café para tener algo que hacer con mis manos.

Ella se acerca, sirviéndose también una taza y se apoya en la isla de la cocina, su mirada fija en mí. El silencio entre nosotras es denso, pero no incómodo. Es como si ambas estuviéramos esperando a que la otra rompiera el hielo.

Finalmente, es ella quien habla.

—Anoche... —empieza, pero duda—. Siento si lo del beso fue demasiado.

Mi corazón da un pequeño salto al escuchar sus palabras. Parte de mí esperaba que no lo mencionara, pero otra parte, quizás una más honesta, sabía que teníamos que hablarlo en algún momento.

—No fue... No fue nada, Taylor —respondo, aunque incluso a mí me suena falso—. Era parte del show, ¿no?

Ella me mira por un largo segundo, evaluándome, como si tratara de leer más allá de mis palabras.

—No lo fue solo por el show —admite, su voz baja pero clara.

Mis dedos se aprietan alrededor de la taza mientras proceso lo que acaba de decir. Quiero mirarla a los ojos, pero no puedo. Sé que si lo hago, encontraré una verdad que no estoy lista para enfrentar. Así que opto por una risa nerviosa, intentando aligerar el momento.

—Taylor, no compliquemos las cosas... —digo, aunque incluso yo sé que ya están más que complicadas.

—No estoy tratando de complicarlas, Casey. Solo... —Hace una pausa y puedo notar la seriedad en su rostro—. Solo quiero ser honesta contigo.

La sinceridad en sus palabras me desarma por completo. No puedo evitar alzar la vista y encontrarme con sus ojos. Hay algo en la forma en que me mira, algo que me hace sentir vulnerable, como si pudiera ver más allá de la fachada que intento mantener.

—¿Honesta sobre qué? —pregunto, mi voz apenas un susurro.

Taylor respira hondo antes de responder, sus ojos fijos en los míos.

—Sobre lo que está pasando entre nosotras. Sé que todo esto comenzó como un acuerdo, como una actuación, pero... no puedo negar que siento algo más. Y creo que tú también lo sientes.

Mi corazón late con fuerza mientras sus palabras se hunden en mí. Quiero negarlo, quiero decirle que está equivocada, pero no puedo. Porque, en el fondo, sé que tiene razón. Algo ha cambiado entre nosotras, algo que no puedo ignorar.

El silencio se hace pesado de nuevo, y las palabras que quiero decir no parecen salir. Taylor sigue observándome, esperando una respuesta, pero no sé cómo dársela. Así que hago lo único que se me ocurre.

—Necesito un poco de aire —digo de repente, dejando mi taza de café sobre la encimera y saliendo de la cocina antes de que ella pueda detenerme.

Salgo al jardín, el aire fresco de la mañana golpeando mi rostro. Respiro hondo, tratando de calmar la tormenta de pensamientos y emociones que se arremolina en mi interior. Pero no es fácil. No cuando cada vez que cierro los ojos, recuerdo cómo me hizo sentir su cercanía, su beso, sus palabras.

Me apoyo contra una pared, tratando de organizar mis ideas. Esto no puede estar pasando. No puedo estar desarrollando sentimientos por Taylor, no cuando todo esto debería ser una simple transacción. Y sin embargo, aquí estoy, lidiando con emociones que no pedí, pero que claramente están ahí.

No sé cuánto tiempo paso afuera, pero cuando finalmente decido volver a entrar, sé que no puedo seguir evitándola. Taylor está en la sala, mirando hacia el ventanal, su postura relajada pero expectante.

—Casey... —empieza a decir cuando me ve entrar, pero la interrumpo antes de que pueda continuar.

—Esto no es lo que acordamos, Taylor —digo, mi tono más firme de lo que me siento por dentro—. Lo nuestro es solo un acuerdo. No podemos mezclar las cosas.

Taylor me mira, sus ojos llenos de algo que no puedo descifrar del todo. Pero no retrocede.

—Y si ya se mezclaron, ¿qué hacemos con eso? —me pregunta, su voz baja pero decidida.

Me quedo sin palabras por un momento, porque no sé la respuesta a esa pregunta. No sé qué hacer con lo que estoy empezando a sentir, y no sé si estoy lista para averiguarlo.

—No lo sé —respondo finalmente, siendo honesta por primera vez en mucho tiempo—. No lo sé, Taylor.

Nos quedamos en silencio, ambas lidiando con nuestras propias emociones. Pero aunque ninguna de las dos lo diga en voz alta, hay algo que ha cambiado, algo que no podemos ignorar.

Y por primera vez, me doy cuenta de que tal vez, solo tal vez, lo que está pasando entre nosotras no es algo que podamos controlar.