Reflexiones y Confusiones

137 6 0
                                    


POV Casey

Tan pronto como salgo del despacho de Taylor, la furia burbujea en mi interior. Mis pasos son rápidos, casi frenéticos, mientras me dirijo a mi habitación. Cuando llego, cierro la puerta de un portazo que resuena en la mansión. ¿Cómo se atreve? ¿Cómo osa besarme así, sin advertencia, sin permiso? No soy una de sus conquistas fáciles. No soy un juguete con el que puede jugar a su antojo.

—¿Quién se cree que soy esa imbécil? ¿Una de sus juguetes de una noche o qué? —digo en voz alta, comenzando a caminar de un lado a otro de la habitación, tratando de calmarme.

Pero en el fondo, una pequeña voz en mi cabeza responde: "Pero te gustó". Me detengo en seco, sintiendo una oleada de confusión y rabia interna.

—No, no me gustó —me digo a mí misma, sacudiendo la cabeza—. Solo me dejé llevar por el momento.

La voz interna, sin embargo, no se calla: "Sí, claro, como digas". Me llevo las manos a la cabeza, frustrada por la conversación que estoy teniendo conmigo misma.

—Ay, cállate —murmuro, dejándome caer sobre la cama—. Genial, ahora parece que estoy loca.

Me tumbo un rato, tratando de calmar mi respiración y mi mente. Todo lo que quiero es encontrar algo de paz en medio de este caos. Sin embargo, mis pensamientos vuelven a Alex. Está afuera, jugando en el lago con el bote a control remoto que Taylor le compró. Es el único rayo de luz en este desbarajuste. Pero necesita regresar a la escuela. No podemos quedarnos aquí para siempre.

Mis ojos comienzan a sentirse pesados, y antes de darme cuenta, me deslizo en un sueño inquieto. No sé cuánto tiempo pasa, pero de repente siento una mano cálida acariciando mi rostro y mi cabello. Frunzo el ceño, sintiendo una mezcla de confusión y algo más, un sentimiento que no quiero nombrar.

Abro los ojos lentamente, encontrándome con la imagen de Taylor inclinada sobre mí. Mi corazón se acelera, no solo por la sorpresa, sino por la intimidad de la situación.

—¿Cómo entraste aquí? —le pregunto, mi voz es baja, cargada de incredulidad.

Taylor se incorpora un poco, como si mi pregunta la sacara de sus pensamientos.

—Estuve tocando y como nadie respondía, intenté abrir la puerta. No tenía seguro, así que entré —dice, con una voz sorprendentemente suave—. No fue mi intención despertarte, pero necesitaba decirte que el evento será en tres días, es decir, el viernes. Y también quería disculparme por lo del beso. No fue mi intención incomodarte.

Parpadeo varias veces, atónita. ¿Se está disculpando? No es lo que esperaba de alguien como ella. La Taylor Morgan que conozco es todo menos humilde o considerada.

—Oh... está bien —respondo, tratando de ocultar mi sorpresa y la ligera emoción que siento al escuchar sus disculpas. Le ofrezco una pequeña sonrisa amistosa, casi involuntaria.

Taylor se inclina hacia mí y, para mi asombro, me da un pequeño beso en la frente. Es un gesto tan inesperado y suave que me deja aún más confundida. Se despide con un simple "hasta luego" y se marcha, dejándome en mi cama, paralizada por la sorpresa.

Me quedo allí, tratando de procesar lo que acaba de suceder. Mi corazón late con fuerza, y mi mente no deja de darle vueltas al hecho de que Taylor se disculpó y fue... ¿amable? No es la Taylor que estoy acostumbrada a ver. Me paso la mano por la frente, donde sus labios me tocaron, todavía sintiendo el calor de su contacto.

¿Qué demonios está pasando aquí?

DANGEROUS LOVE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora