El Amanecer de Un Nuevo Comienzo

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POV Taylor

El primer rayo de sol entraba tímidamente por la ventana de la cabaña cuando abrí los ojos. Lo primero que sentí fue el calor del cuerpo de Casey a mi lado, su respiración suave y tranquila. El silencio de la habitación estaba lleno de una paz que no recordaba haber sentido en mucho tiempo.

La luz acariciaba su piel desnuda, resaltando cada curva de su cuerpo, y no pude evitar sonreír al recordar la noche anterior. Había sido perfecta, más de lo que había imaginado. Por primera vez, no sentía ninguna barrera entre nosotras. Todo lo que había sido una lucha interna entre lo que sentíamos y lo que estábamos dispuestas a admitir, se había desvanecido en el aire, dejándonos con la verdad que ambas sabíamos: esto era real.

Casey se movió ligeramente a mi lado, sus pestañas temblando mientras comenzaba a despertarse. Me quedé quieta, observándola en silencio, admirando la forma en que lentamente volvía al mundo de los despiertos. Cuando abrió los ojos, lo primero que hizo fue mirarme. Su rostro, aún suave por el sueño, se iluminó con una pequeña sonrisa.

—Buenos días —dije suavemente, mientras le acariciaba el rostro con el dorso de mis dedos.

Ella sonrió, y se estiró ligeramente antes de acercarse más a mí. Sus labios buscaron los míos en un beso suave, uno que no necesitaba ser apresurado.

—Buenos días —respondió con voz ronca y somnolienta—. Qué agradable forma de despertar.

Nos quedamos un momento en silencio, solo mirándonos, disfrutando de la quietud del amanecer juntas. Sabía que este momento era especial, uno de esos que se quedaban grabados en la memoria. Casey estaba a mi lado, completamente, y todo lo que había pasado entre nosotras anoche se sentía tan natural como respirar.

—Deberíamos volver a la mansión —murmuró Casey, aunque no parecía tener demasiada prisa.

—Sí... pero no quiero moverme todavía —le respondí con una sonrisa juguetona, mientras la abrazaba un poco más fuerte.

Nos reímos juntas antes de finalmente decidir levantarnos. El día apenas comenzaba, y aunque había una rutina que retomar, algo había cambiado entre nosotras. Sabía que esta mañana sería el inicio de una nueva etapa.

POV Casey

Después de lo que me pareció una eternidad en esa cama con Taylor, ambas finalmente nos levantamos. Nos vestimos en silencio, compartiendo miradas y sonrisas, mientras los recuerdos de la noche anterior seguían frescos en mi mente. Todo lo que había sucedido se sentía increíblemente correcto.

Al llegar a la mansión, me di cuenta de que aún estaba temprano y teníamos tiempo antes de que Alex se despertara. Me dirigí al baño para darme una ducha rápida y sacudir la ligera somnolencia que aún quedaba en mí. Mientras el agua corría por mi piel, no pude evitar sonreír recordando cómo había cambiado todo entre nosotras. Sabía que algo importante había ocurrido, y lo sentía en lo profundo de mi ser.

Después de vestirme con ropa cómoda, me dirigí a la cocina para preparar el desayuno. Sabía que era algo sencillo, pero me gustaba hacer esas pequeñas cosas, especialmente ahora. El aroma del café comenzaba a llenar la habitación cuando escuché pasos suaves acercándose.

No necesité girarme para saber que era Taylor.

Antes de que pudiera decir algo, sentí sus brazos rodeando mi cintura desde atrás, su cuerpo cálido presionándose suavemente contra el mío. Su respiración era suave, casi como un susurro en mi oído.

—¿Ya te estás acostumbrando a ser tan cariñosa? —pregunté con una sonrisa traviesa, disfrutando de cómo Taylor me abrazaba.

—Solo contigo —respondió, su voz baja, pero divertida.

—Vaya, vaya... la fría y reservada Taylor Morgan anda de cariñosa. ¿Quién lo diría? —bromeé, inclinando la cabeza para mirarla de reojo—. Esto debería salir en los periódicos.

Taylor soltó una pequeña risa y besó mi cuello, justo en el lugar que sabía que me erizaba la piel.

—No te acostumbres demasiado —respondió en un tono juguetón—, aunque quizás sí... —añadió, apretándome un poco más.

Nos quedamos así, en silencio, disfrutando de esa simple cercanía, algo que se sentía tan diferente de la imagen que el mundo tenía de nosotras. Taylor y yo éramos dos personas completamente distintas, pero en momentos como este, todo parecía encajar perfectamente.

De repente, escuchamos pequeños pasos acercándose rápidamente, y antes de que pudiera apartarme, **Alex** apareció en la cocina, con su pijama arrugado y el cabello despeinado.

—¡Mami! —gritó, corriendo hacia nosotras y abrazando mis piernas—. ¿Qué están haciendo? ¿Puedo unirme al abrazo?

Me reí mientras me agachaba para levantarlo y colocarlo en mi cadera.

—Por supuesto, mi amor. Ven aquí —dije, dándole un beso en la frente.

Taylor también sonrió, acercándose más para unirse al abrazo. Alex parecía encantado de estar entre las dos, y por un momento, la cocina se llenó de risas y calidez.

—¡Es un abrazo gigante! —exclamó Alex, riendo y envolviendo sus brazos alrededor de nuestros cuellos.

—Eso es porque ahora somos una familia gigante —le respondió Taylor, mirándolo con esa mezcla de amor y ternura que me hacía admirarla aún más.

Nos quedamos así por un rato, simplemente disfrutando de ese pequeño momento familiar, con Alex entre nosotras. Era tan sencillo, pero a la vez, era lo que siempre había soñado: tener a mi hijo feliz, rodeado de amor, y compartir estos momentos con alguien que realmente significara algo para mí.

POV Taylor

Miré a Alex y a Casey, y sentí una calidez en el pecho que no había experimentado en mucho tiempo. Este era el futuro que quería, el que había imaginado en secreto durante tanto tiempo, pero que nunca pensé que sería posible.

—Bueno, campeón —dije a Alex, que aún seguía abrazándonos—, ¿qué te gustaría desayunar hoy?

Alex miró hacia la mesa, donde ya comenzaba a oler el café y los primeros ingredientes que había preparado Casey.

—¡Panqueques con muchas frutas! —exclamó, saltando emocionado.

—Parece que tenemos trabajo que hacer —dijo Casey, sonriéndome mientras comenzaba a preparar los ingredientes.

Yo me quedé junto a ellos, observando cómo la mañana se desarrollaba de manera tan natural, tan perfecta. Sabía que la vida podía volverse complicada, pero en momentos como este, sentía que todo lo que habíamos pasado valía la pena.

Mientras Casey cocinaba, y yo la ayudaba con pequeños detalles, no pude evitar pensar en lo afortunada que era de tener esto, de tenerlas a ellas. Y aunque el día apenas comenzaba, sabía que sería otro paso hacia lo que realmente quería: una vida con Casey y Alex, una familia.

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