En la Boca del Lobo

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Pov: Casey

La ira era una corriente imparable, arrasando con cualquier rastro de duda que pudiera haber tenido. Las imágenes de Michael, su traición descarada, seguían clavadas en mi mente como espinas. Había amado a ese hombre, confiado en él, y ahora todo lo que sentía era una rabia visceral que me pedía a gritos venganza.

Me levanté de la cama, con las fotos aún esparcidas por el suelo, y caminé hacia el enorme espejo en la pared. Mi reflejo mostraba a una mujer con el rostro endurecido, los ojos llenos de determinación. La Casey de antes se habría derrumbado, habría llorado hasta quedarse sin lágrimas, pero esa Casey ya no existía. No después de lo que había vivido en las últimas horas.

—¿Así que quieres jugar, Taylor? —murmuré en voz baja, mirando mi reflejo. Era como si me hablara a mí misma, confirmando lo que ya sabía—. Está bien. Juguemos.

Tomé una respiración profunda, ordenando mis pensamientos. Sabía que Taylor Morgan era peligrosa, pero también sabía que ella no había llegado hasta aquí por ser descuidada. Había una razón por la que me había mostrado esas fotos, y no era solo para herirme. Ella quería algo de mí. Tal vez pensaba que podría doblegarme, hacerme vulnerable. Pero lo que había conseguido era encender una chispa en mí, una que no se apagaría fácilmente.

Había investigado a Taylor Morgan cuando era una novata en el cuerpo de policía. Su nombre había aparecido en algunos informes cuando comencé a trabajar en NeoCity, y mi curiosidad me había llevado a aprender todo lo que podía sobre ella. Pero las apariencias engañan, y ahora lo sabía mejor que nadie. Taylor no era solo una empresaria exitosa; era una estratega, una manipuladora de alto nivel. Y si ella creía que podía controlarme, estaba a punto de darse cuenta de su error.

Decidí que iba a jugar su juego, pero con mis propias reglas. La idea de enamorarme de ella era absurda porque si, escuche a gato hablar de ello, y aunque me había sentido desconcertada por su torpe intento de coqueteo, no iba a caer en su trampa. No, en lugar de eso, iba a usar su interés en mí como una ventaja. Entraría en su mundo, me ganaría su confianza, y cuando menos lo esperara, la haría caer en su propia red.

Mi plan comenzaba a tomar forma. Taylor estaba acostumbrada a tener el control, pero ¿qué pasaría si se encontrara con alguien que no se dejara manipular? Alguien que jugara el mismo juego, pero con una motivación diferente.

Miré las fotos en el suelo y sentí que la rabia se transformaba en una fría determinación. Sabía que estaba jugando con fuego, pero no me importaba. Si ella quería un desafío, yo estaba más que dispuesta a dárselo.

En ese momento, escuché un golpe suave en la puerta. Era Gato, quien me había traído hasta aquí y quien, evidentemente, tenía la tarea de vigilarme.

—Señorita Casey —dijo desde el otro lado—, la cena está lista. La señora Morgan la está esperando.

Me obligué a suavizar mi expresión antes de abrir la puerta. No iba a mostrarle a Gato, ni a Taylor, que algo había cambiado. Por ahora, tenía que jugar el papel que Taylor quería que jugara.

—Estoy lista —respondí, con una calma que ni yo misma sabía de dónde salía.

Gato me condujo nuevamente por los pasillos de la mansión, hasta llegar al comedor donde Taylor ya me esperaba. Esta vez, sin embargo, no vi a una fría secuestradora ni a una torpe seductora. Vi a una oponente, una con la que estaba decidida a jugar hasta las últimas consecuencias.

Cuando llegamos al comedor, Taylor me recibió con una sonrisa tranquila, como si lo que había sucedido antes no hubiera tenido importancia. Pero yo ya había tomado mi decisión. No le daría más motivos para dudar de mí. Iba a ser la compañera perfecta, la mujer que ella creía que podía moldear, hasta que fuera demasiado tarde.

Me senté frente a ella, sintiendo la tensión en el aire. Esta vez, no la dejaría ver ni una pizca de vulnerabilidad.

—Espero que el descanso te haya servido, Casey —dijo Taylor, su voz suave pero con ese filo característico.

Le devolví la mirada, sin dejar que mis verdaderos pensamientos se filtraran en mis palabras.

—Sí, lo hizo —respondí, tan serenamente como pude—. ¿De qué quieres hablar esta vez?

Taylor sonrió, y aunque esa sonrisa tenía la intención de ser tranquilizadora, no me hacía bajar la guardia.

—De muchas cosas, Casey. Tenemos todo el tiempo del mundo.

A partir de ahora, sabía que cada palabra que intercambiáramos sería una jugada en nuestro juego personal. Solo que, esta vez, no iba a ser la única que pensara en la estrategia.

Mientras ella comenzaba a hablar sobre trivialidades, yo asentí y respondí en los momentos adecuados, pero por dentro, mi mente ya estaba trabajando en el siguiente movimiento. Si Taylor pensaba que podía manipularme, estaba a punto de descubrir que su nuevo "juego" tenía dos jugadoras, y solo una podía ganar.

AUTORA: 

cada vez más interesante

TAYLOR: ya me tienes harta con tu interesante, pareces retrasada

AUTORA: :( *se pone triste*

CASEY: taylor morgan tienes 3 segundos para disculparte 1, 2....

TAYLOR: YAYAYA perdón :(

AUTORA: uhhhh gobernada.

Y HASTA AQUI EL CAP ESPERO QUE LES GUSTE Y ME VOY ANTES DE QUE ME DESVIVAN

MUAKKK BESITOSS

DANGEROUS LOVE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora