Despertar en Confusión

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POV Taylor

El amanecer comenzó a filtrarse por las cortinas, y lo primero que sentí fue el dolor de cabeza pulsando en mis sienes. Había bebido más de lo que debería, pero no era solo el alcohol lo que pesaba en mí, era la sensación vaga de algo que había sucedido la noche anterior. Algo que no podía recordar del todo.

Me giré en la cama, notando que mi cuerpo estaba pesado, mi respiración lenta. La cama estaba vacía, pero el leve aroma a perfume, inconfundible, seguía en el aire. Casey. De repente, las imágenes de la noche anterior comenzaron a volver en oleadas fragmentadas.

Besos acalorados en el pasillo, nuestros cuerpos presionados el uno contra el otro, la sensación de su piel bajo mis manos.

El recuerdo me golpeó con fuerza, haciéndome sentar de golpe en la cama. El mareo se mezclaba con la confusión y la sorpresa. ¿Realmente había pasado eso? Mi mente corría, intentando llenar los vacíos, pero lo único que recordaba con certeza era que, en algún momento, me había quedado dormida.

¿Qué demonios hice?

Miré alrededor de la habitación, mi corazón acelerado por la mezcla de emociones que luchaban por salir a la superficie. Por un lado, el deseo latente que había sentido por Casey durante semanas había explotado la noche anterior. Y por otro lado, la vergüenza de haber dejado que el alcohol me condujera a un momento tan vulnerable.

Sabía que tenía que hablar con ella, pero ¿cómo abordar algo tan delicado?

Lentamente, me levanté de la cama, sintiendo cada latido de mi cabeza por el exceso de alcohol. No podía evitar pensar en cómo se sentía Casey ahora. Seguramente estaba confundida, y quizás incluso arrepentida. Después de todo, no habíamos planeado que las cosas fueran así.

Me vestí con calma, intentando ordenar mis pensamientos. No podía dejar que esto rompiera lo que habíamos estado construyendo, pero sabía que esta noche había cambiado algo, aunque ninguna de las dos lo quisiera admitir.

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POV Casey

Me desperté temprano esa mañana, el eco de lo que había sucedido la noche anterior todavía resonaba en mi mente. Había pasado horas intentando dormir, pero la sensación de los labios de Taylor sobre los míos, la calidez de su cuerpo tan cerca del mío, me había mantenido alerta, incluso después de haber salido de su habitación.

¿Cómo había permitido que las cosas llegaran tan lejos?

El recuerdo me provocaba un calor en el pecho, una mezcla de deseo y sorpresa. Sabía que había algo entre nosotras, algo que había estado creciendo con el tiempo, pero la noche anterior lo había traído a la superficie de una manera que no había esperado.

Nos habíamos besado. Habíamos estado a punto de cruzar una línea. Y aunque parte de mí se sentía avergonzada, otra parte no podía evitar sentirse atraída por lo que había sentido. Pero, ¿qué significaba eso para nosotras ahora?

Alex estaba jugando en el jardín, ajeno a todo lo que había sucedido, lo que me daba un respiro para pensar. Mientras lo observaba, me sumí en mis pensamientos, reviviendo cada momento en el que Taylor y yo nos habíamos acercado tanto. Había sentido algo real anoche, algo más profundo que la simple atracción física. Pero también estaba claro que había sido un impulso, uno alimentado por el alcohol y el estrés.

Sabía que debía hablar con Taylor. No podíamos simplemente pretender que nada había pasado. Pero también temía lo que esa conversación podría desencadenar. ¿Y si ella no lo tomaba de la misma manera que yo?

El sonido de pasos me sacó de mis pensamientos, y cuando levanté la vista, allí estaba ella, de pie al borde del jardín, con una expresión que no podía leer del todo. Taylor parecía nerviosa, una vulnerabilidad que no mostraba a menudo.

—¿Podemos hablar? —me preguntó en voz baja, y su tono no dejaba espacio para negarme.

Asentí, mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho. Sabía que este momento llegaría, pero no estaba preparada para lo que sentía ahora que ella estaba frente a mí.

Nos sentamos en una de las bancas del jardín, ambas en silencio por un momento. La tensión entre nosotras era palpable, pero ninguna sabía cómo empezar.

Finalmente, fue Taylor quien rompió el hielo.

—Casey... —empezó, su voz más suave de lo habitual—. Lo de anoche... no sé qué decir.

Sentí que mi cuerpo se tensaba, pero traté de mantener la calma.

—No tienes que decir nada —respondí rápidamente, aunque en el fondo sabía que sí quería escuchar lo que tenía que decir—. Las cosas se salieron de control. Estabas... borracha, y ambos estábamos... bajo presión.

Ella me miró, sus ojos brillando con algo que no podía identificar del todo. No era solo culpa, era algo más profundo.

—Eso es lo que me preocupa —dijo lentamente—. No fue solo el alcohol, Casey. Yo... me dejé llevar, pero no fue solo por estar borracha.

Su confesión me dejó sin aliento. Sabía que había algo más en juego, algo que ambas habíamos estado evitando reconocer durante mucho tiempo. Pero escucharlo en su voz, con esa sinceridad, me hizo sentir vulnerable.

—Taylor, yo... —comencé a decir, pero no sabía cómo continuar. Mis pensamientos estaban desordenados, y no estaba segura de cómo expresar lo que sentía.

Taylor se acercó más a mí, su mirada fija en la mía, y su proximidad hizo que mi corazón latiera aún más rápido.

—No quiero que esto arruine lo que tenemos —dijo, su tono serio—. Pero no puedo fingir que no pasó. No puedo ignorar lo que siento cuando estoy cerca de ti.

Mis labios se entreabrieron. Esa última frase resonó en mi mente, una confirmación de lo que había estado sintiendo, pero que no había querido enfrentar del todo.

—Yo tampoco puedo ignorarlo —dije finalmente, sintiendo que la verdad salía de mis labios antes de que pudiera detenerla—. Pero no sé cómo manejarlo, Taylor. Esto... no fue lo que esperábamos.

Ambas nos quedamos en silencio por un momento, dejándonos llevar por el peso de nuestras palabras. Sabíamos que algo estaba cambiando entre nosotras, pero tampoco sabíamos cómo enfrentar lo que venía a continuación.

—Lo único que sé es que... —Taylor se detuvo, bajando la mirada brevemente antes de volver a mirarme—, no quiero perderte, Casey. Ni a ti, ni a Alex. Y lo que siento, lo que sucedió anoche... no fue un error para mí.

Mis manos temblaron ligeramente, y supe que lo que estaba a punto de decir cambiaría todo entre nosotras.

—No fue un error para mí tampoco —admití en voz baja.

Nos quedamos mirándonos, la tensión palpable en el aire, pero esta vez no era solo incómoda. Era la tensión de algo que estaba naciendo, algo que ambas habíamos intentado evitar, pero que ahora no podíamos ignorar.

Taylor se acercó un poco más, su mano rozando la mía. Ese simple toque fue suficiente para hacerme sentir que todo era real, que lo que habíamos sentido la noche anterior no era solo producto del alcohol o el estrés, sino algo más profundo.

—Vamos a tomarnos las cosas con calma —dijo ella, su voz baja pero decidida—. No tenemos que apresurarnos. Pero quiero que sepas que no me arrepiento de lo que pasó.

Asentí lentamente, sintiendo cómo una pequeña sonrisa se formaba en mis labios.

—De acuerdo —respondí—. Pero... vayamos paso a paso.

Nos quedamos sentadas en silencio, pero esta vez, el silencio no era incómodo. Era un silencio lleno de promesas no dichas, de posibilidades que apenas estábamos comenzando a explorar.

Taylor no dijo nada más, pero la forma en que me miraba me decía todo lo que necesitaba saber. Algo entre nosotras había cambiado, y aunque aún no sabíamos cómo manejarlo, estábamos dispuestas a descubrirlo.

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