Parte 10

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CHIARA

Despierto sola en la habitación. Marco ha quitado el pestillo, lo ha escondido en el cajón de la cómoda. Me pongo roja solo de pensar como se metió en mi cama y me dio calor. Ese calor que me calmó. Quiero sentirlo a todas horas. Y quiero volver a ver a Marco sin camiseta. Ayer me fijé que tiene varios tatuajes. Cuando se tiró a la piscina como estaba tan cabreada no me di cuenta. Pero tiene un cuerpazo que solo con verlo me pongo a sudar. Bajo las escaleras sonriendo y me lo encuentro desayunando solo en el comedor.

- Buenos días – me guiña un ojo.

- ¿Dónde está Filippo?

- Se ha ido con tus tíos y primos.

- ¿Tú no vas?

- No, no es de trabajo. Van a pasar el día con la familia de Simone. Iban a llevarte pero les dije que después de lo de ayer era mejor que te quedaras aquí descansando.

- No sabes cómo te lo agradezco. ¿Tienes que irte a trabajar? – Le pregunto.

- Me he tomado el día libre. ¿Qué quieres que hagamos?

- No puedo salir de casa. Mi padre me ha castigado una semana

- ¿Sólo una semana? y ¿te parece un padre duro? Si yo fuera tu padre te castigaría un mes entero – Pongo los ojos en blanco, pero me río. La verdad, que sólo una semana me parece poco castigo para la que he liado.

-Supongo que has tenido algo que ver

- ¿Yo?, ¿meterme en temas personales de los Moretti? Que va Pequeña, sólo me meto en los temas de trabajo. ¿Te acuerdas? - Me guiña un ojo. Entra Alessia con mi desayuno y Marco se parte de risa al verme tomarme un cola cao.

- ¿Qué pasa? Me gusta – Me encojo de hombros mientras me doy cuenta que no deja de mirarme. Después de desayunar empiezo a hacer el idiota. No tenemos mucho que hacer en la Villa asique me pongo a saltar en los sofás dejando a Marco alucinado.

- ¡Venga, sube! Es como estar en una cama elástica. – Cada vez me río más y Marco trata de bajarme pero voy saltando de sofá en sofá para esquivarle.

- Te vas a abrir la cabeza. – No deja de mirarme divertido.

Cuando veo que se me acerca para bajarme me lanzo sobre él y rodeo mis piernas sobre su cintura. Pongo mis brazos en sus hombros y nos quedamos mirándonos. Noto la tensión que hay entre los dos. Por cómo me mira se que no me va a rechazar asique acerco mis labios a los suyos y le beso. Al principio no se mueve, solo me sostiene con sus manos por debajo de mis muslos. Pero luego las mueve hacia el culo y lo aprieta con fuerza. Nos quedamos mirándonos y es él el que vuelve a besarme. Meto mis manos entre su pelo y profundizo el beso. Mi vagina está deseando ser tocada. De pronto para y apoya su frente en la mía.

- No puedo Chiara, sabes que no puedo

- Sólo hoy por favor. Pasa el día conmigo. Déjame besarte. Solo hoy Marco. Mañana seremos amigos, nos odiaremos si quieres pero hoy bésame por favor.

Me mira durante unos segundos. Se que está luchando una batalla interna. Como no hace nada más que mirarme vuelvo a acercarme para besarle. Me corresponde. Estoy tan excitada que empiezo a morderle el labio. Me pega contra la pared y empieza a besarme el cuello, va bajando hacia los pechos y me lame el escote. Sube una mano y me aprieta uno de ellos, suelto un gemido. Estoy segura de que quiero sexo con él. No quiero esperar a nadie más. Justo cuando se lo voy a decir sube una mano por el muslo hasta mi entrepierna y comienza a tocarme el clítoris. Empiezo a jadear.

- Marco.... – Coge mi mano y la pone en su miembro. Está tan dura que me estremezco. Me mete de nuevo la lengua en la boca. – Marco, espera. Hay algo que tengo que decirte. – Se queda a dos centímetros de mí. Me mira con deseo. – Marco, yo... soy virgen.

POR TODAS ESAS RAZONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora