POR TODAS ESAS RAZONES

Parte 26

CHIARA

Pasa la semana. Es difícil dedicarle tiempo a Marco con la de deberes y trabajos que tengo que hacer. Este colegio es muy exigente y no me quiero quedar atrás. Paso las tardes estudiando con Giulia y Marco pasa el día entero en la oficina con mi padre y mi tío. Sólo vuelven para cenar. Agradezco que Marco cene con nosotros todas las noches porque no quiero estar a solas con mi padre.

Giulia se ha echado un medio novio de la clase de al lado. Dice que no es nada serio pero se pasan el día hablando por teléfono y besándose en el recreo. Lo bueno es que sus amigas me acompañan así que no estoy sola en el colegio. Por la noche, Marco duerme conmigo y no hay mayor placer que despertar abrazada a él.

- Esta tarde te llevaré a comprar un vestido para la fiesta de mañana – Se me había olvidado por completo. Me pongo nerviosa al instante. No quiero ir a la fiesta porque no quiero ver a Vittoria pero ya le he dicho a mi padre que iría. Además Marco tiene que asistir y no quiero que esa mujer se le acerque. En la tienda busco un vestido de fiesta, quiero que sea espectacular. Que sea sexy, elegante,... vamos que quiero que Vittoria se vuelva loca de envidia al verme. La dependienta me presenta varios. Escojo un verde botella bastante atrevido. Con encaje y transparencias que deja ver varias partes de mi cuerpo. Marco se queda sin habla cuando me ve. Me mira de arriba abajo. Traga saliva pero no dice nada, está totalmente bloqueado. Es la reacción que buscaba.

-Me lo llevo – digo orgullosa de lo que he provocado en él. 

El viernes estoy muy nerviosa. Espero que Vittoria no diga nada y nos deje tranquilos. Me da miedo que nos descubra delante de mi padre, nos puede chantajear. No tiene escrúpulos y es capaz de cualquier cosa. Me maquillo de manera suave y me peino con un recogido ladeado dejando ondas que caen hasta el hombro. Me pongo el collar de Marco que va a juego con el vestido. Los tacones me van a matar, pero quiero estar perfecta. Cuando bajo, todos esperan en el salón. Se quedan impresionados al verme. Giulia aplaude y Salvatore me silva. 

- Eres toda una mujer – me dice Alessia tremendamente emocionada. 

Mis ojos se cruzan con los de mi padre, veo cierto orgullo en ellos. Fiorella tiene cara de estreñida, como siempre. Y al mirar a Marco no puedo evitar sonrojarme. Sus ojos delatan amor, orgullo y sobre todo excitación. Se las ganas que tiene de volver a casa y arrancarme el vestido y yo por supuesto no me opondré. La casa de los Barbieri es muy grande. Hay mucha gente, Marco me explica que varias familias han sido invitadas.

- ¿Estarán los Vaniccelli? – le digo preocupada.

- No, aunque tienen alguna relación comercial respetan más a los Moretti y no los invitarían nunca – Suspiro aliviada. Bastantes problemas tenemos ya como para que tengamos una disputa de familias. 

Veo a Vittoria que está hablando con un chico muy atractivo. Espero que sea su nueva conquista y así nos deja en paz. Cuando se da cuenta de mi presencia cambia su cara. El chico que está a su lado también me mira y le dice algo al oído. Ella sonríe maliciosamente y se acerca hacia nosotros. Quiero agarrarme a Marco pero no puedo. 

- Que alegría teneros en nuestro hogar. Bienvenidos familia Moretti - nos dice dándonos dos besos. Al llegar a mí, me los da pero a distancia. La miro desafiante – La bella Chiara. Que alegría tenerte por fin en Italia. Te presento a mi hermano Andrea Barbieri. – Le doy dos besos. Noto que Marco se tensa. Mierda, no es su novio.

- Es un placer señor Barbieri, su casa es impresionante. Gracias por la invitación. – Miro a Marco que sonríe con orgullo. He hecho lo que me pidió que hiciera con el tal Alfonso en Milán. Ser fría y distante.

- Llámame Andrea, si no me harás parecer mayor. Había oído hablar de tu belleza pero todos los rumores se quedan cortos – Asiento y me acerco a Marco. Andrea es muy atractivo. Es tan moreno como su hermana y comparten esos ojos verdes tan espectaculares. Además, es igual de fuerte que Marco y puedo ver que le asoma un tatuaje por la parte lateral del cuello. – Por favor pasad, estáis en vuestra casa.