Parte 25

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MARCO

Llega el viernes y después de recogerla del colegio nos vamos al aeropuerto. Está tan entusiasmada que no para de moverse en el avión. Me besa y me abraza constantemente y su sonrisa no desaparece en ningún momento de su cara. Viendo lo que está disfrutando empiezo a hacer mil planes en mi cabeza para llevarla a un montón de sitios cuando por fin podamos ser libres. He reservado una suite en el mejor hotel de Milán. Está al lado de la Catedral así que no alquilaremos coche porque lo tenemos todo cerca. He programado la reunión a última hora de la tarde de hoy para después tener todo el tiempo con Chiara. Quiero enseñarle la ciudad. 

En el avión voy repasando los datos. Tengo muy claro que opciones darles y podemos ayudarnos mutuamente. Chiara nota que la reunión es importante así que se pone los cascos y se apoya en la ventanilla dejándome trabajar. Un hora y media más tarde aterrizamos, vamos corriendo a coger un taxi con dirección al hotel. La reunión empieza a las siete y media y ya voy muy justo. Llegamos al hotel y Chiara no deja de mirar alucinada hacia todos lados.

- Estaré abajo, cualquier cosa llámame. Después te llevaré a cenar a un sitio increíble.

- Con estar aquí contigo, ya es increíble.

- No salgas hasta que vuelva ¿vale? – le digo mientras que se asoma a la terraza de la habitación desde donde se ve la catedral.

- Pensaba dame un baño de espuma en esa bañera tan grande. Desnuda,... con una copa de champán... - se acerca provocativamente.

- Dios, espérame en ella. No tardaré – le doy un beso rápido en los labios y salgo de ahí echando leches. Necesito que se me baje el calentón o la reunión será un fracaso. 

La reunión ha sido todo un éxito, en vez de absorberla hemos acordado asociarnos. Les inyectaremos liquidez y pondremos un asesor para que les ayude a gestionarlo mejor. Esto podrá traernos mayores beneficios que si nos la quedamos y tenemos que ocuparnos de todo el coste del personal, local... así por un pequeña aportación conseguiríamos dinero limpio de por vida. Firmamos el contrato. Me despido y subo corriendo a la habitación. 

Entro en el baño y me la encuentro tal y como me la imaginé. Ha puesto velas que supongo que las trajo en la maleta. Me quedo contemplándola como si viera a una jodida diosa. Sólo me falta arrodillarme ante ella. Me doy cuenta en este momento que estoy totalmente a su merced, a sus putos pies y que ya no hay vuelta atrás. No es mi alma gemela, es mi alma entera. Sé que no soy bueno para ella, que tengo el corazón negro, lleno de muertes a mis espaldas. Que no la merezco. Pero no tengo los cojones de dejarla marchar, que haré todo lo posible para que sea mía para siempre. Me da igual lo que tenga que hacer, a quien tenga que matar para dormir con ella cada noche y despertar con ella cada mañana todos los jodidos días de mi existencia. Se que tengo que cambiar, que tengo que dejar de ser lo que soy, me costará mucho no resolverlo siempre de la misma manera pero por ella lo haré. Lo haría todo por ella, como si tengo que caminar de rodillas por toda Italia para llegar a su lado. Porque ella me hace sonreír, me hace creer que tengo algo bueno dentro de mí, me hace soñar que puedo conseguir lo que me proponga, me hace ver la luz al final del túnel. Porque ella me mira como si no hubiera nadie más en el mundo, porque su sonrisa se me clava en el corazón, porque se que nunca habrá nadie mas que ella. Por todas esas razones la quiero, la amo y la necesito. 

Me desvisto sin dejar de observarla, cierra los ojos y apoya la cabeza en el borde de la bañera. Comienza a acariciarse el cuerpo. Es la imagen más bonita que he visto en mi vida. Todo en ella es sensual. La incorporo un poco y me coloco detrás. Estoy tan excitado que me correría ahí mismo. Despacio, deja caer su cuerpo sobre el mío y se recuesta contra mí. Subo mis manos por su vientre hasta llegar a sus pechos. Disfruto con ellos. Levanta los brazos despacio y me rodea el cuello poniéndome la cabeza en su hombro. Le doy un mordisco en el cuello. Pellizco sus pezones haciendo que emita un pequeño gemido y eche su cabeza hacía atrás. Beso su cabeza, la gira y me besa en los labios. Dejo sus pechos y recorro su vientre despacio hasta bajar a su clítoris. Se lo empiezo a acariciar lentamente, disfrutando de sus jadeos, de cómo se contrae en cada caricia. Muerdo su cuello. Su gemido cuando se corre me hace perder la razón. La aprieto contra mi sujetándola con mi brazo libre y dejo que lo disfrute. Cuando consigue relajarse la giro y la subo a horcajadas introduciéndosela en su vagina. No quiero correrme pronto, quiero disfrutarla, lento, suave, lamiendo sus labios, sus pechos. Quiero quedarme así para siempre.

POR TODAS ESAS RAZONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora