¡¡¡Ahora empieza lo bueno!!! Lean y disfruten amigo
CHIARA
Me lleva a una casa pequeña en el lago. Creo que todo lo vivido ha sido una pesadilla y ya no sé en quién confiar. No sé qué es mi familia y no sé quién es Marco. Él trata de acercarse a mí pero me alejo. Sé que no es capaz de hacerme daño pero cuando me dice que ha torturado a muchas personas hace que recuerde lo que me ha hecho Lucca y me imagino siendo Marco quien me golpea.
Después, en el lago me habla de lo terrible que fue Filippo con él. Tuvo una infancia dura. Si es que se le puede llamar infancia. Le hicieron adulto a una edad muy temprana. Me partió el corazón al contarme el miedo que le tenía y como Alessia le había ayudado. No puedo evitar entenderle, pese a que es un asesino, no puedo echarle toda la culpa a él.
Me estremezco cuando le acaricio. Quiero a ese chico por encima de todo. Se que mataría por mí. Ha recorrido cielo y tierra para encontrarme y no por órdenes de Filippo sino porque sé que a su manera me quiere. Aunque nunca le han dejado expresar sus sentimientos y por tanto dudo que sepa amar. Pero sé que una parte de él me quiere.
Me lleva en brazos dentro de la cabaña después de haberle dicho que quiero que me haga el amor. Necesito hacerlo, quiero tenerle dentro. Sólo a él. Me deja al lado de la cama y me besa con cuidado. Toca mis labios con su dedo y frunce el ceño mirándome.
- Van a pagar por lo que te han hecho – Le acaricio la mejilla.
- Olvídate de eso – Le devuelvo el beso.
Toco su abdomen y puedo palpar sus músculos. Empiezo a encenderme. Le muerdo su labio y le quito la camiseta.
- Si quieres parar lo entenderé Chiara. – Le sonrío.
- No te vas a librar de ésto, Marco – suelta una carcajada.
- Llevo queriendo hacerlo desde que te vi en Seattle. No me voy a echar atrás.
Me desnuda lentamente dejando besos por todo mi cuerpo magullado. Cada vez que me da un beso me mira a los ojos, quiere confirmar que no me duele. Le sonrío para asegurarle que estoy bien, que no quiero parar. Me tumba en la cama con delicadeza. Comienza a besarme por las piernas, cuando llega al abdomen me da mordisquitos que me hacen jadear. Pone una mano en mi pecho y lo aprieta con cuidado. Suelto un gemido que le hace sonreír. Acaricio su pelo y tiro de él para acercarlo a mi boca. Le beso. Sube su mano por mi muslo lentamente provocándome un escalofrío. Llega hasta mi centro del placer y lo acaricia lentamente. No puedo contenerme y comienzo a jadear. Se pega a mi oreja y me susurra.
- Sabes que voy a tener que hacerte daño, ¿verdad? – Busco sus ojos y asiento mientras le sonrío.
- Confío en ti, Marco. – Termina de desvestirse y coge un preservativo del pantalón. Veo su gran erección. Se tumba sobre mí con la cabeza en mi entrepierna y deja millones de dulces besos por mis muslos. Me lame el clítoris y gimo.
Dean quiso masturbarme una vez pero no le dejé porque no sentía que estuviera preparada. Me agarro a las sábanas cuando noto que me voy a correr. Una ola de calor me invade y grito su nombre mientras me corro. No me da tiempo a respirar con normalidad cuando sube hacia donde estoy y me besa dejándome probar el sabor de mis fluidos. Muerde suavemente mi mandíbula y comienza a tocarme por todo el cuerpo. Coge mis manos y me las sube por encima de mi cabeza. Se coloca entre mis piernas haciendo que las abra más, se pone el preservativo mientras me mira. Se tumba de nuevo sobre mí. Me lame el cuello y noto que su pene está pegado a mi vagina. Me estremezco.
- Mírame Chiara, no dejes de hacerlo. – Le obedezco. No pienso apartarle la mirada. Noto como introduce su miembro dentro de mi haciéndome sentir dolor. Sujeta fuerte mis muñecas. Grito cuando una punzada me atraviesa. Sigue mirándome a los ojos y yo aunque quiero cerrarlos no lo hago. Se me saltan las lágrimas y el me las besa. Noto que no se mueve dentro de mí, está esperando a que me relaje cuando el dolor disminuya. No tiene prisa, se moverá cuando se lo haga saber. Cuando el dolor cesa le sonrío y me acerco a besarle. Eso le da pie a empezar a moverse lentamente. Introduce su miembro completamente dentro de mí y jadeo. Necesito volver a correrme así que empiezo a mover mis caderas para que vaya más rápido. Él me mira y sonríe y comienza a penetrarme sin descanso. Cada vez más fuerte. Cuando creo que ya no voy a aguantar más, me invade una ola de placer que me hace gritar. Me muerde el hombro y gime también. Para no aplastarme se pone a mi lado y saca su miembro. Volvería a repetirlo ya mismo. Me acurruco contra él, me abraza y no deja de acariciarme el pelo y darme tiernos besos en la cabeza.
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POR TODAS ESAS RAZONES
RomanceChiara acaba de perder a su madre y tiene que volver a Italia con un padre al que apenas conoce. Marco, es la mano derecha de éste. Frío, cruel y letal. Los problemas empiezan a surgir cuando Marco comienza a mirar a Chiara de una forma distinta a...