Parte 31

3 1 0
                                    

ANDREA

Estoy tan cabreado que no dejo de estampar mis puños contra el saco de boxeo. Necesito desahogarme. Desde que la vi en la fiesta no he dejado de mirarla. La quiero para mí. Es perfecta, su cuerpo parece moldeado por la propia Diosa Venus. Su carácter me enloquece, aunque parece una niña dulce y cariñosa cuando quiere frenarme lo hace desafiante. No me tiene miedo y eso es difícil de encontrar. Tiene cara angelical, una muñeca morena de ojos oscuros y grandes. Su piel blanca contrasta con sus labios carnosos rojizos que me muero por besar. Tiene una sonrisa que ilumina la noche entera. Pero no sonríe para mí. No lo soporto, ninguna mujer se me ha resistido nunca. Me he follado a mujeres increíbles y ahora una niña me dice que no. Podría dárselo todo, pero no lo quiere. Joder, pondría todas mis propiedades a su nombre sólo por estar una noche con ella. Vaciaría mis abultadas cuentas por casarme con ella. Tiene que ser mía. Necesito sentir el tacto de su piel suave y tersa, quiero tocar esos duros pechos y quiero morder su prieto culo. Quiero acariciar con mi polla sus jugosos labios y metérsela hasta el fondo. Que de sus ojos salgan lágrimas porque no le cabe todo en la boca. Quiero agarrarla de eso pelo sedoso al follarla por detrás. Su olor me descompone. Verla mover su cuerpo al caminar hace que quiera arrodillarme ante ella. 

Filippo está de acuerdo en que tengo que llevármela conmigo. Me advirtió sobre ella y su carácter. No puedo hacer las cosas como acostumbro sino ya la tendría atada a la cama y me la follaría durante horas hasta preñarla. Pero su padre me dice que ella no es como las demás. No se la puede comprar, no tiene precio. Así que por eso he tenido que dejar las citas, no quiero obligarla. Viéndola con la yegua sé que por mucho que la fuerce, la torture,... no va a ser mía. Y eso me está crispando. Nunca nadie me ha dicho que no. En las citas me ha vuelto loco. Me encanta su carácter y se me pone dura con sólo una mirada suya. Tengo que contenerme mucho cuando estoy con ella porque creo que voy a estallar y la voy a acabar forzando. Con ella tiene que ser todo dulce, lento y aún así no me quiere cerca. ¡Joder! Sé que aunque haya roto con ese don nadie ella sigue sintiendo algo por él. Lo noté cuando me habló de su ruptura. Le he pedido a Vittoria que insista con Marco, tiene que casarse con él y dejarme vía libre. No quiero que por culpa de un huérfano me quede sin heredero. Podría escoger a cualquier otra mujer de buena familia pero ninguna es como ella, la quiero a ella. 

- Llegas tarde – Le digo a Diletta cuando entra en el gimnasio. Me quito los guantes y los tiro al suelo. Cojo la botella de agua y doy un trago largo. El resto me lo echo por encima. La miro y con un movimiento de cabeza la ordeno que se desnude. 

- Te lo compensaré – Solo viene con una gabardina. Cuando se la quita lleva un conjunto muy sexy morado de encaje y tacones de aguja. Se lo he mandado a su casa porque es como quiero que venga. Es como me imagino a Chiara en mi cama. La he escogido porque es morena y delgada como ella. Aunque no tiene sus curvas ni sus hermosos pechos

- ¡Normas! A partir de ahora te llamarás Chiara. Tienes prohibido cortarte el pelo ni hacer ningún cambio sin mi autorización. Vendrás siempre vestida con lo que yo te compre. Tienes prohibido hablarme a menos que yo te pregunte. Nunca te quedarás a dormir. Solo follaremos y te largarás. No puedes decirme que no a nada que te pida. ¿Lo has entendido?

- Sí

- ¿Fuiste al ginecólogo que te dije?

- Si, te he traído el certificado de que estoy limpia y donde pone que me ha pinchado el anticonceptivo. Tendré que volver cada mes.

- Tienes prohibido mantener relaciones fuera de aquí. Te voy a poner una persona de seguridad para que vigile que no follas con nadie.

- No lo haré, sólo lo haré contigo. Sabes que siempre me has gustado. - Se acerca y me toca mis pectorales. 

- No te he pedido que hables. Y cuando te pregunte algo, acaba la frase llamándome cariño. - Me acerco más a ella que mantiene una mirada cargada de lascivia. La agarro del pelo y echo su cabeza para atrás. La beso desesperadamente. Cierro los ojos y me imagino que es ella. Se me pone tan dura solo con creer que la tengo que creo que me voy a correr como un adolescente cuando le hacen su primera paja.

- Chúpamela, Chiara.

- Sí, cariño – Se agacha y baja mis pantalones deportivos llevándose consigo mis bóxer. Hace buenas mamadas. Me mantengo de pie mientras ella no deja de meterse y sacarse mi enorme polla de su boca. La cojo la cabeza con las manos y me la meto mas provocándole una arcada. Sigo haciéndolo ignorándola por completo. Sólo quiero mi satisfacción, quiero que se trague mi corrida. Descargo dentro de su boca mientras lanzo un gemido.

- Trágatelo – lo hace sin dudar. La pongo a cuatro patas y le follo el culo duro. Cojo sus caderas y la meto hasta el fondo. Palmeo su culo varias veces hasta que se pone rojo. Tiro de su pelo hacia atrás arrancándole un gemido

- ¿Te gusta, preciosa?

- Me encanta cariño, quiero más

-¿Te gusta que te folle duro verdad?

-Mucho, tanto que me voy a correr ya. – Acelero los movimientos. Grito su nombre cuando me corro. Esto es lo que necesitaba. Me la quería follar. Pero cuando se da la vuelta vuelvo a la realidad, no es ella joder.

- Vístete y vete. Te avisaré cuando quiera que vuelvas. Tendrás un taxi en la puerta en cinco minutos. – Salgo por la puerta y me voy a duchar. 

No tendría que haberla dejado tan fácilmente, miro el móvil constantemente para ver si me llama pero nunca lo hace. Quiero tener una excusa para ir a ver a Filippo porque necesito verla. Quiero que se acuerde de mi cara, quiero que me necesite.

POR TODAS ESAS RAZONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora