MARCO
Hemos quedado esta tarde con Antonio y Dania. Aprovechando que Giulia ha quedado con sus amigas, Chiara se ha inventado un horrible dolor de cabeza. Hemos pasado por una tienda de juguetes porque se ha empeñado en comprarle otro regalo. En los dos años que tiene la verdad que solo le había comprado un regalo cuando nació. No sabía que había que regalarle algo cada vez que nos viéramos.
- No es un obligación. Es porque te apetece verle ilusionado cuando se lo das, cuando juega con él. – Me dice Chiara poniendo los ojos en blanco. Está claro que aún tengo que aprender algunas habilidades sociales.
- ¿Crees que un tren le gustará? – le digo mientras miro el que ha cogido – creo que una pistola le iba a encantar. – Suspira y ni siquiera me mira. Después de envolverlo vamos al restaurante que ha elegido ella porque tiene un parque infantil donde puede jugar después de comer. Está claro, que a pesar de ser mucho más mayor que ella organiza mejor las cosas que yo. Ángelo, al vernos, se lanza corriendo a sus brazos y no puedo dejar de sorprenderme porque a mí me ignora por completo. Saludo a sus padres.
- Te hemos traído un regalo, ¿quieres abrirlo? – él asiente mirándola con una gran sonrisa.- Vale, pero no podremos sacarlo todo ahora ¿de acuerdo?. Papá y mamá te lo montarán en casa.
Nos sentamos a comer. Disfruto mucho de ellos y de mi chica. Se la ve muy a gusto con ellos y me encanta verla reír. En verdad, Antonio y ella se ríen constantemente de mí. Antonio le cuenta un montón de anécdotas de cuando éramos pequeños. De vez en cuando me lanza mirandas para ver si estoy bien, por si me siento incómodo. Pero la guiño un ojo. No hay nada que me pueda molestar de ella ni de mi mejor amigo.
- Te recuerdo que yo también tengo mucho que contar. Así que si no te callas le contaré a Dania lo que hiciste un día en el despacho del director – Los dos nos empezamos reír a carcajadas dejando a las chicas con ganas de saberlo. No le traicionaré a no ser que él lo haga.
- Está bien, no puedo contar más – Pone las manos en alto en señal de rendición.
- Ángelo ¿quieres que vayamos al parque de bolas que tienen?. Así dejamos hablar a los mayores que son un rollo – dice divertida. Se lo lleva y observo como juega con él.
- Se te cae la baba – me dice Antonio tomándome el pelo.
- No me extraña, es un amor de niña. Es tan dulce - Dania mira hacia ellos mientras que su hijo le tira bolas a la cara haciendo que Chiara se tire hacia atrás provocando la risa de todos. Les cuento todos los problemas que tenemos. Lo de Filippo, lo de Vittoria, la llamada de Alessandro Vaniccelli, lo de Lucca y Leandro, lo de Isabella,....
- Pobre niña, no me puedo creer lo que la hicieron. Estoy de acuerdo con ella, yo también llamaría a la policía – Dice Dania
- Estaría muerta, ya lo sabes.
- Cuídala Marco, esa niña ha sufrido tanto.
- Eso intento, pero estoy en un punto muerto. No puedo hacer nada, es menor de edad. Está condenada a estar con su padre.
- Y a pesar de todo no deja de sonreír – Dice Antonio pensando en alto. Todos miramos hacia ella que se está tirando del tobogán con el pequeño en brazos mientras los dos gritan divertidos.
- Y ¿qué harás cuando cumpla los dieciocho?
- Pues he pensado que va siendo hora de irnos de Italia. Tengo dinero suficiente para vivir el resto de nuestra vida. Ella quiere ir a la universidad y yo podría trabajar de cualquier cosa mientras tanto y así me mantendría ocupado. No lo he hablado con ella pero se que no quiere seguir aquí.
No dejo de mirarla, esta niña ha cambiado tanto mi vida en tan poco tiempo que me da vértigo que todo se pueda acabar, que se canse de mí, que no sea lo suficiente para ella. Está claro que podría estar con algún chaval de su edad que no fuera un asesino, un chico normal. La diferencia de edad, para mí no es un problema porque es más adulta de lo que aparenta, pero me da miedo que la gente piense que soy un puto pervertido. Sobre todo su familia y que no nos dejen estar juntos. Conozco a su padre y podría alejarla de mí. De hecho no se lo pensaría a la hora de pegarme un tiro por traidor. Pero la quiero, no puedo evitar quererla más que a nada y a nadie. Pese a nuestra diferencia de edad es la que consigue que tenga un poco de cordura, un poco de paz en mi vida tan siniestra. Hace que quiera ser bueno en vez de un asesino sanguinario y despiadado. Ella me está cambiando.
Me preocupa mucho la fiesta en casa de los Barbieri. Creo que Chiara no debería ir, estoy seguro que ha sido Vittoria la que la ha organizado. Trama algo y tengo que saber el qué. Pero me da miedo que en medio de la fiesta, con los Moretti delante, nos descubra. No quiero que vaya porque no le tiene que demostrar nada. Estoy convencido de que si va es porque no quiere que me vea con ella. No es celosa, pero si que le he dado motivos para desconfiar. Sea por lo que sea ella va a ir y yo estaré a su lado por lo que pueda pasar, no la dejaré sola.
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POR TODAS ESAS RAZONES
RomanceChiara acaba de perder a su madre y tiene que volver a Italia con un padre al que apenas conoce. Marco, es la mano derecha de éste. Frío, cruel y letal. Los problemas empiezan a surgir cuando Marco comienza a mirar a Chiara de una forma distinta a...