Parte 50

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CHIARA

Quedan pocos días para la boda así que Andrea me ha pedido que vaya con su madre a elegir un vestido de novia. Se supone que ir a elegirlo debería ser un momento especial, emocionante. Si tuviera ganas de casarme con Andrea echaría de menos a mi madre en un momento así. Pero no tengo ninguna emoción positiva. Le he pedido a Giulia y a Alessia que vengan conmigo. Mi prima está loca de contenta pero yo sólo quiero ir a la tienda, comprar el primero que sea e irme.

La dependienta me hace preguntas sobre cómo quiero que sea. Nunca me he planteado casarme, al menos todavía así que no sé cómo lo quiero. Me enseña varios modelos y la verdad que todos son bonitos. Me encantaría decirle que no me importa pero su madre está a mi lado.

- Bien, te llevaremos a los probadores. Tu familia esperará en este sofá y cuando hayas terminado de ponértelo se lo enseñarás.- Asiento mientras me dirijo al pasillo que me indica. Me dirige a una sala que está al fondo a la derecha. Deja varios vestidos en un perchero y se marcha diciéndome que la avise cuando me ponga el primero para ajustármelo.

Una vez puesto me miro al espejo. Las lágrimas ruedan sin control por las mejillas. El pecho me duele de pensar en todo esto. No quiero seguir con Andrea, quiero irme de allí pero no puedo dejar que le pase nada a Marco.

- Te pongas lo que te pongas estás preciosa- me giro y veo a mi amor. Mi respiración se corta por completo. Tardo en reaccionar.

- Marco... está la madre de Andrea... Giulia. - Apenas puedo hablar. Él me ignora y se acerca.

- Tranquila Pequeña, nadie me verá. Alessia me dijo que ibas a venir. ¿Cómo estás? - Es cuando me rompo del todo y comienzo a llorar desconsoladamente. Solamente me abraza. - Pronto acabará, aguanta unos días y saldremos de aquí. - Besa con todo el amor del mundo mi cabeza.

- No quiero casarme.

- No lo harás, te lo prometo. 

- No quiero que te pase nada, Marco. Eres todo para mí. - Me coge las mejillas con sus manos y ya sólo con eso me calmo.

- No va a pasarme nada. Confía en mí mi vida. Todo está planeado. Nada va a salirnos mal ¿de acuerdo? - Asiento y besa mis labios. - Te quiero - Dice mientras limpia mis mejillas.

Unos minutos más tarde se va y entra la dependienta. No se sorprende de verle así que imagino que la ha convencido para que le deje entrar a escondidas. Sólo con que haya venido a verme me tranquiliza. Está claro que tiene un plan. Recuerdo las palabras que me dijo: Haga lo que haga es sólo para sacarte de ahí. Confía en mí. Lo haré, lo hago. Confío en él con los ojos cerrados. Me ha costado, por mis inseguridades, por todas las mentiras a nuestro alrededor. Pero ya no, ya no van a poder con nosotros. Me da igual ser menor de edad, me da igual lo que tengamos que hacer para estar juntos y quien tenga que caer. Lo quiero y lo necesito y voy a luchar por él. 

Al día siguiente mi prima me organiza una despedida de soltera con las amigas. No quiero celebrar que me voy a casar pero le hace mucha ilusión organizarla. Pasamos el día en un salón de belleza. Nos arreglan las manos, los pies, nos ponen muchas cremas en la cara y nos hacen un masaje en la espalda. Me viene bien liberar un poco de tensión. Cuatro guardaespaldas están pendientes de mí. Según Andrea no quiere que los Vaniccelli vuelvan a secuestrarme pero estoy segura que no se fía de que Marco me saque de este infierno.

Por la noche cenamos en un restaurante, que casualmente es propiedad de Andrea. Seguro que le ha propuesto a Giulia cenar ahí. Por lo menos respeta nuestra despedida y no aparece por ahí, algo que agradezco. Después salimos a una discoteca que casualmente es también propiedad de Andrea. Aunque esto nos sirve para que no nos pidan en el carnet al entrar. Los cuatro guardaespaldas se quedan en la barra mientras que nosotras bailamos y bebemos.  

POR TODAS ESAS RAZONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora