CAPITULO 32

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Evelyn Beaumont Rusia - Krasnoyarsk

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Evelyn Beaumont
Rusia - Krasnoyarsk

Ver como mi esposo gritaba que mantuviera mi ojos abiertos, pero fue imposible porque todo se volvió negro y ahora no podre disfrutar su rostro verlo sonreír, hablarme de muchas cosas de tema de trabajo o como también retándome.

Todo mi cuerpo me dolía apenas podía moverme, pero un sol de mis ojos me estaba molestando, al abrir mis ojos empiezo adaptarme a la luz, cuando abro mis ojos bien veo a mi alrededor era una habitación las paredes eran color café y había una televisión en la planta de mis pies.

Estaba por mover mi mano derecha cuando siento que alguien sujetaba mi mano al darme cuenta era mi esposo quién estaba durmiendo con tranquilidad su cabeza estaba apoyada en la camilla donde me encuentro.

Verlo así tan preocupado y estar vigilando por si me llegará a pasar algo era algo tierno y hermoso al verlo así, intento sacar mi mano cuando siento que despierta rápido y al abrir sus ojos adaptándose por la luz veo que me miraba con sus ojos sorprendido.

—Evelyn por fin despiertas —comenta alegré.

—¿Cuántos días llevo aquí? —pregunto mirándolo, podía ver la bolsa marcadas debajo de sus ojos no había dormido lo suficientemente.

—Llevas aquí durmiendo como 5 días Evelyn —dice mientras llama a su guardaespaldas.

—Son demasiado días amor —hablo sorprendida.

—la bala que te perforó en tu lado de la costilla e hizo que perdieras demasiada sangre que estuviste durmiendo por muchos días para que pudieras recuperar te —dice con tranquilidad.

—¿Mi Señor Beaumont me llamo? —habla su guardaespaldas.

—Llama al doctor avísale que mi esposa acaba de despertar.

—Si señor con su permiso —hace una reverencia y se retira.

—Por cierto, ¿mi bebé lo perdí verdad? —empiezo a soltar lágrimas.

—Sobre eso nuestro bebé está sano no llego a que te diera un aborto, es fuerte así que está salvo —toma mi mano para entrelazar.

—Gracias a Dios que mi bebé está conmigo en mi vientre —lloró al escuchar aquella respuesta que tanto esperaba.

—Amor tienes que estar tranquila, no quiero que corras el riesgo que pueda que abortes por las emociones —comenta.

Empiezo a limpiar las lágrimas que tenía en mi mejillas con mis dos manos, tras tranquilizarme escucho la puerta abrirse al levantar la mirada veo al doctor ingresar con su bata blanca mirándome mientras tenía unos papeles en su mano derecha.

—Buenos días señorita Beaumont me presento soy el doctor Max, puedo hablar perfectamente inglés para que pueda entenderme —comenta mirándome.

—Buenos días doctor.

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